📖⚡El Quirk Mamodo⚡📖

L- Un despertar horroroso.

Podía sentir el olor de unas azucenas, mezcladas con el aroma de unos girasoles y unos jazmines... ¿quién las trajo?.
Se quiso sentar pero su cuerpo apenas dio un movimiento de espasmo, sintiendo como todo su ser se encontraba endurecido por el tiempo en que se había quedado "fuera" de su cuerpo, flotando en esa oscuridad.
Sus brazos aprecian apresados por infinidades de víboras que se encargan de administrarle suero y su monitoreo, sus piernas no están de esa manera pero de igual forma, las siente como si despertara después de ser sumergida en cera de vela, sintiendo cada parte suya crujir, rompiendo esa "capa" de inmovilidad.

Sus ojos lentamente se abrieron y apenas pudo acostumbrarse a la luz del foco que está encima suyo, escuchando de golpe el sonido de la lluvia y ademas pequeñas gotas se adentran en la habitación, creando un ambiente un tanto frío, ¿quién no cerró la ventana anoche?.

Observó como pudo a su lado y allí estaban las flores coloridas que adornan la mesita a un lado de su camilla, ¿quién las trajo?. Y lo mejor de todo es que parecían nuevas... ¿cuánto tiempo ha pasado dormida? Lo más probable es que los de la academia ya le dieron de baja por su ausencia.
Con un poco de dolor, trató de sentarse en la camilla pero simplemente no podía, sentía su cuerpo realmente pesado, no se sentía del todo en sí.

Suspirando un poco, mantuvo su mirada en el techo por unos cuantos segundos antes de escuchar la puerta abrirse con lentitud como si el viento fuera el intruso que quiere abrir todas las puertas y ventanas del lugar.
Kiyo, con una mirada de tristeza, posa sus ojos sobre su hermana, pero ¡oh sorpresa!.
Sus lágrimas se hicieron presentes y una sonrisa torcida apareció en su rostro, haciéndole la tarea imposible a Evangeline de saber si es una sonrisa de felicidad o tristeza o de que se pego el dedo chiquito del pie y quiere disimular.

-D-Despertaste. -se le caen las lágrimas al joven mientras se acerca a ella-

-Kiyo... -extiende como puede los brazos-

Por unos instantes, la imagen de Evangeline de 5 años extendiendo sus brazos hacia él se hizo presente, dándole ese sentimiento de felicidad de poder refugiarse en los brazos de su hermano. Sus pasos se apresuraron y ambos se dieron un abrazo suave, demostrándose de esa manera que las preocupaciones se fueron como cenizas al aire.
El joven cerró con fuerza sus ojos, soltando más lágrimas mientras se aferra a su hermana, había tenido el enorme miedo de que ella ya no despertara, de que estaría en esas condiciones de por vida, pero Kami-sama lo escuchó y cumplió su deseo de que ella volviera a abrir los ojos.

Evangeline por su parte, se mantiene observando a su hermano, se le notaba muy tenso, estresado y sobre todo triste, aunque esto último parecía irse con el abrazo.
Su ceño se entristeció y sus ojos se llenaron de lágrimas, aferrándose mucho más al mayor, durante esa oscuridad no había pensado en su hermano... le hizo pasar por una preocupación enorme.

-Lo siento... Kiyo... -se aferra a su hermano-

El joven no dijo nada, no entendía el porqué de la disculpa pero eso ahora no le importa, lo que si lo hace es que ahora ha vuelto su hermana, estaba despierta y eso es bueno.

Y daría un alivio enorme a su familia, amigos y compañeros.

Mejor debió quedarse en esa oscuridad.

Su despertar fue anunciado por su madre y rápidamente habían venido a la habitación para examinarla, separandola de su hermano un tanto brusco.
Se quiso quejar pero rápidamente la recostaron y se la llevaron a otra habitación donde una extraña máquina la esperaba desde hace días.

Con cuidado la bajaron de la camilla y la acomodaron sobre una plataforma en forma de mesa rectangular; su cabeza fue puesta por una especie de cornona o casco, no estaba muy segura, según escuchó se trata de un sensor para monitorear las funciones cerebrales.

Estos tipos están locos...

El sonido de algo activarse le llamó la atención, así que llevó su vista hacia arriba, viendo dos anillos prenderse con una luz interna color blanca. Dichos anillos comenzaron a girar al mismo tiempo pero en diferentes direcciones, pasando lentamente sobre ella, ¿qué es lo que que hacen? ¿Que es esto? ¿El exorcista o un video clip?

Como pudo observó hacia la ventana donde sus padres y hermano la miran preocupados, ¿por qué la miran de esa forma?...
Su mente hizo "Click" y como fotografías tomadas con un flash aturdidor en su cabeza, se hicieron presentes los recuerdos de todo lo sucedido, desde que fue secuestrada hasta ver por ella misma como inconscientemente, su sistema digestivo hizo el movimiento de tragar la sangre..., eso comenzó a darle un fuerte dolor de cabeza, uno insoportable que la hizo gritar y encurva el cuerpo hacia arriba, viendo constantemente la imagen de All for One acercar su mano hacia ella, repitiendo una y otra vez una sola cosa.

Me servirás, Evangeline, me servirás a mí. Te di una parte esencial de mi que aunque intenten quitártelo estará en tus venas... y un poder nuevo~ uno que de verdad servirá.

Los gritos de Evangeline aumentaron mientras se agarra con fuerza de la cabeza repitiendo una y otra vez que se calle. Dicho problema también afectó a Kiyo, haciéndolo caer al suelo soltando gritos de terror, al ver a All for One en su mente. El horror estaba en los rostros de los padres que intentaban tranquilizar a su hijo que tiene la mirada fija a la nada al igual que Evangeline que es tratada por los paramédicos.

Otro grito más desgarrador se escuchó por parte de la peliblanca y los anillos que habían girado a su alrededor se doblaron bruscamente y las luces comenzaron a parpadear hasta el punto de hacer reventar foco por foco las luces de la sala.

En el pasillo, paramédicos que atendieron a Kiyo se hicieron presentes para tratar de ayudarlo pero este parecía envuelto en una burbuja de locura infernal creada por ese villano.
Al final del pasillo, un hombre de baja estatura, escaso de cabello y poseedor de unos lentes extraños, mantiene su mirada sobre Kiyo mientras guarda en su bolsillo una cajita la cual mantiene a salvo una jeringa vacía pero utilizada.

Tanto el grito de la peliblanca y del pelicastaño hizo reventar los ventanales del piso en el que se encontraban hasta que sus fuerzas abandonaron a los dos, dejándolos en la inconsciencia.

Kiyo no hizo casi nada, pero la peliblanca, destruyó el aparato que servía para unos análisis especiales y para estudiar el kosei, así saber si todo está en orden...

Pero eso demuestra lo contrario.