LIII- Diálogo.

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Al día siguiente, después de que llegaron a la Height Alliance, las cosas parecían normales, convivir entre ellos parecía una tarea difícil pero al final no resultó de esa manera.
Las chicas ayudaron a Eva a desempacar sus cosas mientras que a Kiyo lo ayudaron los chicos, jodiendo en el proceso con bromas pesadas y entre otras cosas, menos ordenar.

Aunque las chicas tardaron menos, extrañamente la habitación de Kiyo ya se encontraba ordenada, los hombres son extraños a decir verdad.
Bajaron a cenar, cuando Satou les avisó, estaban felices de estar completos nuevamente, esperaban poder estar así por bastante tiempo.
Comieron un curry exquisito preparado por el cocinero de la clase, recibiendo este muchas felicitaciones por el buen platillo servido. Eva se ofreció para lavar los platos  así que comenzó a juntarlos con ayuda de cierto bicolor que ha deseado poder entablar una conversación con la peliblanca desde que llegó.

En silencio llevaron los platos a la cocina y ella comenzó que fregarlos mientras siente la mirada penetrante del bicolor sobre su nuca.

-¿Quieres decirme algo?. -le pasa un plato limpio para que lo secase-

-¿Por qué no dejaste que te rescataramos?. Pudiste aferrarte a Bakugou y hubieses salido ilesa. -le mira mientras seca el plato- Nos aterró el hecho de haberte visto ser casi estrangulada por AFO. Pudiste haber muerto por tu estupidez.

-Pero ¿lo estoy?. No, no lo estoy. -le pasa otro plato- El hecho de haberme quedado fue simple, solo iba a ser un estorbo. Servía más ser una loca salvaje que me tiraba y mordía a cada villano que me atacaba, además de darle tiempo a Bakugou de escapar. Algo debía hacer y esa fue mi misión. Sí, fue una estupidez pero mi hermano llegó, podemos ser diferentes, podemos ser Lector y Mamodo nada más, pero él me salvó nuevamente, le debo la vida, sabes?. Iba a morir de no ser por él que se arriesgó a ir y enfrentar a AFO al lado de All Might y a mi lado.

-Pero eso no cambia el hecho de que algo te hizo ese tipo. -deja el plato y el trapo en la mesa y la mira- Evangeline, no vuelvas a hacer una estupidez como esa por favor.

-No me subestimes. Puedo parecer boba pero no idiota. Y el que yo tenga los ovarios suficiente como para enfrentarme a una mierda estúpida como AFO no significa que soy una damisela en apuros, soy mucho más y eso me hace entender que puedo hacer muchas cosas más para ser una buena heroína. -le mira fijamente-Y no vuelvas a mencionar que me hizo algo, aún no lo sé en exactitud y lo que menos quiero en estos momentos es atormentarme con porquerías como esas.

Mirándolo fijamente, le hizo la señal de que se vaya, ella lo continuaría sola, su humor había cambiado y se sentía levemente enojada. Ya tenia muchas preocupaciones y el que se lo recuerden otra vez la hace perder los estribos.
Shoto la observó a los ojos, hizo las manos en puño y se retiró en silencio, eso no era de lo que quería hablar con ella... y su boca  junto a su mente dijeron otra cosa.

Cuando la preocupación y los nervios te juegan en contra, es lo peor del mundo.

Luego de haber lavado los platos y secado todo sola, salió al patio a dar un buen respiro, lo necesitaba en esos momentos

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Luego de haber lavado los platos y secado todo sola, salió al patio a dar un buen respiro, lo necesitaba en esos momentos. Se sentó en el borde del pórtico y se dedicó a observar el cielo nocturno, viendo algunas estrellas brillar más que otras, es un ambiente muy tranquilo.

Aunque aquello poco le duró, pues alguien se sentó a su lado en silencio. Lo reconoce bien, su aura de enojo y rabia siempre se hace presente cuando pasa o está en un lugar fijo.
Lo miró de reojo y notó la mirada rojiza sobre ella, vaya que él no perdía el tiempo de mirarla a los ojos; suspirando un poco, esta vez giró el rostro hacia él, viéndolo fijamente también, en silencio.

Ahora que empezaba a recordar, había besado al cenizo en medio de una pelea de vida o muerte, ¿¡En qué demonios estaba pensando en ese momento?!.
Sus mejillas se tornaron rojas hasta por las orejas y de la vergüenza tuvo que desviar la mirada para no seguir lastimando su orgullo.

-Evangeline. -el llamado del cenizo le hace erizar la piel- Mírame a los ojos si tienes ovarios.

Suspirando un poco, cerró los ojos por breves segundos para después observarlo a los ojos con el ceño fruncido, sentía su cuerpo estar alterado, su corazón late con fuerza y el aura del explosivo en esos momentos la hace sentir extrañamente "sumisa", eso no le gusta, no puede, ¡No él!.

-¿Podemos hablar?. -le mira fijamente el cenizo mientras se acerca un poco más- ¿Por qué lo hiciste?.

-¿Que cosa? Aclarate porfavor. -le mira a pesar de estar sonrojada-

-¿Por qué no te fuiste conmigo? Pudimos habernos ido sin problema alguno. Soy lo suficientemente fuerte como para habernos sacado a los dos de ese peligro, pero decidiste no hacerlo. Quiero saber el porqué.

-Porque era lo más conveniente. Hubiera provocado que cayeras por mi culpa, además de que si no lo hacía, te hubieran atrapado otra vez. Debía hacer algo, tu lo hiciste por mí, me protegiste de Shigaraki, debía devolverte el favor. -mira el cielo y suspira un poco- aunque ...también tuve miedo de lo que pudiese pasar, estaba preparada para todo, esperando a que mi destino decida si moría o no.

-Por eso me besaste.

-Me lleva, ¡no digas eso tan de repente! -se cubre el rostro- No sé porqué hice eso, mi cuerpo se movió solo, estaba enojada porque no querías irte y... ¡paso eso! Solo olvídalo, ¿¡quieres?!

-No lo voy a olvidar. Lo voy a repetir.

Una mueca de duda apareció en el rostro de la joven al escuchar aquello, ¿cómo que lo iba a repetir?. Giró su rostro hacia el cenizo y allí lo comprendió todo; los labios de Katsuki estaban sobre los suyos en menos de un parpadeo, dándole un beso un tanto torpe y rudo. La sorpresa cambió cuando los ojos de la chica lagrimearon y los cerró, dejando que las dos pequeñas gotas se deslizaran por sus mejillas, correspondiendo el beso.

Podía confirmarlo en ese momento en silencio, había tenido miedo. No a morir, sino que tenia miedo a no volver a ver a su hermano, a su familia, a sus amigos, a sus maestros y... a Katsuki, por ello lo había besado, lo había hecho por si las cosas no salieran bien.

No entendía cuando ni como, pero él la había enamorado.

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