📖⚡El Quirk Mamodo⚡📖

LXIV- Senpai.

Esa noche en que habían llegado, Aizawa volvió para decir el castigo que tendrían los hermanos. Eva quería escapar pero su hermano la apresó con una llave corporal, haciendo que escuchara la parte del castigo que le pertenece.
Con una tétrica sonrisa, Aizawa anunció que Kiyo sería el conej-digo, secretario de Nezu por una semana, mientras que la mamodo será la mula de cargar de los maestros en cuestión de llevar documentos y ser ayuda extra en el departamento de apoyo, siendo además sujeto de prueba -petición de cierta pelirosada de dicha sección-. Eva maldecía una y otra y otra vez su fuerza y resistencia mamodica.

Lloriqueando, la mamodo patalea mientras es llevada por su hermano a descansar, diciendo que es injusto que haga el trabajo pesado, aunque pronto quedó callada cuando su maestro amenazó con aumentar la dificultad del castigo.

No quería pero si debía aceptar su cruel destino, lo hará.

Y así comenzó la semana de castigo de los 4, y digo 4 puesto que a Katsuki e Izuku se les ocurrió pelearse apenas el segundo mencionado logró obtener su licencia provisional. Desayunando con rapidez, observaron la hora, notando enseguida que ya faltaban pocos minutos para que inicie el horario en que Aizawa les estableció.

Disculpándose con quienes estaban desayunando en la mesa, tomaron sus cosas y salieron afuera donde Kiyo activó el conjuro de Eva de aumento. Ella extrañada se observó y luego observó de mala manera a su hermano.

-Hey! El libro no se usa para estas cosas?! -lo regaña-

-¿Quieres llegar a tiempo o tener otro regaño por parte de Aizawa?.

-Buen punto. -se agacha y su hermano sube a su espalda- Demonios Kiyo, cada día más pesado.

-Me alimento bien, Eva, me alimento muy bien~. -dice burlón mirando a su hermana-

Rodando los ojos, la mamodo comenzó a correr lo más rápido que sus piernas y conjuro le permitían, debían llegar a tiempo así que el reloj ahora mismo es su peor enemigo. Con cada paso que da, deja una pequeña grieta, su fuerza estaba en las piernas y por ende sucedía aquello, kami-sama quiera que no lo descubran o la van a castigar el doble.
El dúo de hermanos llegó hasta la entrada del edificio, ella quiso frenar pero no sucedió del todo bien; Aizawa los estaba esperando allí, con los brazos cruzados mientras les muestra un reloj donde señala un minuto tarde.

Una grosería salió de los labios de la mamodo antes de desconcentrarse, tropezar y rodar contra el suelo mientras que Kiyo se suelta de ella, también cayendo hasta rebotar en el suelo y detener su desgracia con la cara contra el piso.
Y ella? Pues al tener activado su poder, detenerse con delicadeza fue muy difícil para nuestra protagonista; rodando como un neumático, impactó su cabeza contra la pared, incrustandolo dentro mientras que su cuerpo restante queda como parte de una muñeca de trapo con un aura multicolor.

-Llegan un minuto con treinta segundos tarde. Serán los últimos en salir de la academia. Al término de las clases, limpiarán los salones y no quiero escuchar ninguna queja. -Escucha los pasos de tacón de una persona-

-No seas tan duros con ellos~ además hoy estabas de muy buen humor, Sho-kun~.

Aizawa quedó levemente embobado mirando a quien acaba de ingresar; sacudió la cabeza y volvió a recalcar su castigo al dúo Raiki.
Un "Si..." desanimado se escuchó por parte de ambos para luego dejarlos allí, pues tenia asuntos importantes con la maestra que recién había ingresado al edificio.

-Eva... ¿necesitas ayuda? -su hermano se pone de pie y la mira-

-No, no hace falta. Tu vete en lo que yo saco mi cabeza de aquí.

-¿Segura?.

-Estoy muy segura, Kiyo. Ve a iniciar tu parte, si? Yo empiezo enseguida también.