Capítulo 14

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Los días pasaban normales en el campo; pero Sara no dejaba de estar preocupada por William, de quién aun no sabía nada.

-Mamá... -Sara salió de sus pensamientos debido a la voz temblorosa de Katica -Alguien en un caballo se acerca...

Sara salió de inmediato al darse cuenta de que era Henry; y le ordenó a Katica que no saliera.

- ¿Qué hace aquí? - fue directa.

-Sé muy bien que no te agrado -Dijo Henry -. Pero necesito que vayas a la ciudad.

- ¿A la ciudad?

-Will es el nuevo Lord -Sara abrió los ojos hasta donde pudo. -Pero el antiguo Lord le hizo una herida profunda, y se niega en dejar que alguien lo ayude. Su herida se abre una y otra vez.

- ¿William herido? Acaso va a...

-Si no deja que alguien lo ayud, es muy posible que sí.

Sara no lo pensó dos veces, así que preparó un bolso con cosas de Katica, un poco de las suyas, y se montaron en Siry para seguir a Henry hasta la ciudad.

- ¿A dónde vamos?

-Papá está un poco enfermo. Así que iremos a hacer que se mejore. -Dijo cuidando sus palabras.

***

Al llegar a la ciudad, Henry la guió hasta el cuarto de William.

- ¿Por qué no está en la cruz roja?

-Se levantó y usó su nuevo título en contra de todo aquel que lo intentara frenar.

-Nunca había dejado que los demás se preocuparan por él.

-Al menos no después de la muerte de su madre. -Sara lo fulminó con la mirada -Bien, las dejaré a solas con el Lobo. Quién mejor para controlarlo que la dueña. -Se marchó riendo por lo bajo.

Katica golpeó la puerta, y al no recibir respuesta, Sara la abrió.

-Dije que no quería que nadie viniera a cuidarme -Dijo con la cara cubierta. La respuesta tardó en llegar.

-Me disculpo, mi Lord -Escuchó una voz familiar -Si así lo desea, nos vamos enseguida.

Rápidamente, William se quitó el brazo de su rostro y se quedó en silencio mirando la expresión de Sara. Una expresión que abarcaba muchas emociones a la vez. Enfado, preocupación, tristeza, alegría; era todo lo que Sara sentía. Sus ojos estaban llenos de lágrimas que no consiguieron salir hasta que William volvió a hablar.

-Lo siento.

-Ya eres lo suficientemente grande como para tener en cuenta tu situación. -Dijo Sara, intentando que la voz no se le quebrara hasta terminar.

- ¿Cómo supiste que estaba aquí, así?

-El abuelo estuvo en casa -Respondió Katica desde el otro lado de la cama mientras intentaba subir.

-Déjame ayudarte. -Dijo William mientras estiraba su brazo para ayudarla a subir.

-Para eso estamos aquí -Dijo Katica -Mamá dijo que estabas enfermo, y vinimos para que te sientas mejor -Dijo acostándose junto a él, acercándose a su oído -Está molesta como la vez que volví empapada a casa... -Murmuró.

-Me di cuenta.

-No puedes simplemente rechazar la ayuda de los demás ¿pensaste en lo que podría pasar si no descansas? -Su voz se tornaba más firme y quebradiza a la vez -Querías hacer esto para estar con nosotras ¿Qué pasará si algo te pasa? -William notó el brillo en sus ojos - ¡¿Cómo crees que me sentiría yo?! ¡¿O nuestra hija?!

El colmillo del loboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora