Capítulo 7

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Desde el primer momento en el que William supo que Sara se encontraba esperando un hijo de él, su mundo cambió por completo.

Al día siguiente de haber llegado al hogar de Sara, William tuvo que marcharse para dar su reporte a Lord Edgard.

—Bien hecho, muchacho —Dijo el Lord —Gracias a esta victoria las guerrillas con Salamina se detendrán por un tiempo.

—Se lo agradezco, señor —El Lord se puso de pie.

—Y tú ¿qué planeas hacer en todo este tiempo? —Le entregó un vaso con whisky —Debo suponer que un chico de tu edad ya tiene a alguien en mente.

— ¿Señor?

—Me han dicho que no eres muy agradable con tus compañeros ni con las mujeres que se te cruzan. —William sabía de ante mano que a Lord Edgard no se le escapaba nada, y que era capaz de descubrir todo acerca de alguien sin la necesidad de salir de su despacho. Así que habló, no sin antes pedirle que todo quedara confidencial.

—Ella... Está esperando un hijo mío.

—Un hijo del Lobo. Será un honor tener a un hijo de mis mejores hombres en el ejército. Si es hombre, claro.

—Sí... Claro.

— ¿Sabes? Eres uno de los pocos que conozco que se dejó amar por una sola mujer. Solo espero que no acabes como ellos.

— ¿Señor?

—Desertores, William. Y espero que tú no seas parte de ellos, porque quiero que entrenes a los que se nos unirán este verano.

—Sí, señor...

—Y también quiero que dirijas los grupos de exploración para que no tengamos ataques sorpresas —Lo miró un momento —dejaré que estés junto a tu mujer durante el embarazo antes de llamarte nuevamente.

—Se lo agradezco mucho, Lord Edgard —Hizo una pequeña reverencia con la mano derecha en su pecho.

—Y enviaré a tu padre a comandar en el sur.

A William no le importó la información sobre su padre. Y en cuanto acabó su conversación, Lord Edgard le dio la orden para retirarse.

Caminó hasta llegar al centro de la ciudad, en donde había una fuente en la que solía sentarse para pensar a solas. La mayoría de las veces.

— ¡Hola Will!

—Robbie, hola.

— ¿Ya hablaste con Lord Edgard?

—Sí.

— ¿Y?

—Quiere que dirija los grupos de exploración en los campos del oeste. Y que entrene a los nuevos reclutas en el verano.

—Wow... Eso es una gran responsabilidad... —Se sentó junto a William —Y qué pasó con el otro tema...

—Ella... está esperando un hijo mío.

— ¿Y cómo te sientes con eso?

—Fue extraño... Pero me sentí feliz. Me sentía capaz de hacer cualquier cosa para mantener a ese niño alejado de lo que yo hago, y los protegería de todo lo malo de este mundo.

—Ella te saca eso bueno que no dejas que nadie más vea... —Lo miró con ternura — ¿Y qué harás con tu padre?

—Es el que menos me importa en este momento.

William y Robbie charlaron un largo rato hasta que el sol les comenzó a molestar.

Al final, William retomó su camino hacia el oeste para volver con Sara y ayudarla con los trabajos pesados.

El colmillo del loboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora