Capítulo 26

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Ha transcurrido un año desde que William mandó a encarcelar a Terry y a sus compañeros. La condena se acaba de cumplir.

En el despacho, Henry se encontraba sentado con los codos apoyados sobre la mesa; y junto a él, Katica estaba parada para escuchar lo que este tenía que decirles.

—En este día se cumple la condena de un año impuesta por Lord William Fenrirsson. —Todos guardaban silencio —Al cumplir dicha condena, se les obligará a servir en la milicia de este lugar, dado que todos poseen habilidades que nos serán de utilidad. Podrán caminar por nuestro territorio y llamarlo su hogar. Pero, de no cumplir con estas condiciones, serán ejecutados. — Los cuatro tragaron pesado, nerviosos, por la seriedad con la que lo decía el viejo. — ¿Algo que quieran decir?

—Con todo respeto, señor —Dijo Borack —Nosotros juramos por nuestra vida, que le seremos fieles a Lord William, y antes de su regreso, a usted.

—Agradecemos la misericordia de Lord William —Dijo Terry —La de usted, y la de su nieta —Miró a Katica. Ella solo lo miró con una ceja levantada —Juro por mi vida protegerla, a ella, y esta ciudad.

—Sin nada más que decir, largo de aquí. —Finalizó Henry.

Los hombres salieron del despacho. Katica y Henry se quedaron a solas.

—Eso también iba para ti. ¿Qué es lo que quieres?

—Ya pasó un año, y no sabemos nada de papá. No sabemos en dónde está, ni cómo está.

—Preocupándote no harás que de pronto vuelva.

—No puedo creer que estés tan tranquilo después de no saber nada de él por meses.

—Claro que me preocupa, después de todo él es mi hijo —Fue algo sorpresivo para los oídos de Katica —Pero no hay nada que podamos hacer por él ahora. Solo confiar en él. En que tarde o temprano regresará.

Fuera del cuartel, Tom esperaba a Katica como siempre; pero tomó distancia cuando Katica salió del lugar. Su expresión era sería. Era evidente que había tenido una discusión con su abuelo sobre su padre, otra vez.

— ¿Aún nada? —Se animó a preguntar.

— ¿Y si le pasó algo malo?

—Es tu padre —Dijo con una sonrisa —Es un hombre difícil de vencer.

—Aun así... Lo extraño. Sólo quiero saber que está bien...

— ¡Hola, Colmillo! —Apareció Terry.

—Hola —Contestó con seriedad — ¿Qué tal volver a ser libre?

—Una maravilla. Te ves más hermosa a la luz del sol —Sonrió pícaro.

—Sí, es muy bella —Dijo Tom. La abrazó por detrás —Lamento interrumpir, pero debemos ir a un lugar.

—Diviértanse. No la metas en problemas o yo tendré que salvarla.

—O ella tendrá que salvarte —Se burló de Terry —Ella no es una damisela en peligro. Por algo se hace llamar "Colmillo", amigo.

—Ya es suficiente —Dijo Katica —Anda, vámonos. —Lo tomó de la mano y se lo llevó. Cuando ya estuvieron lejos y solos, Katica comenzó a reír.

— ¿De qué te ríes? —Preguntó Tom confundido.

—Tom Yanik. ¿Estás celoso?

—Pues claro que lo estoy. Nadie le dice a mi Bello Colmillo que la va a proteger en frente de mí.

—Eres tan lindo.

—En un mes se cumplirá un año desde que me descubriste declarando mi amor por ti. Y desde que me salvaste de romperme la cabeza desde tu balcón. Y también desde nuestro primer beso... Sí que pasaron muchas cosas —Katica ríe.

El colmillo del loboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora