O C H O - Nombre.

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( T / N ).

Entre mis brazos apreté con fuerza la gran almohada la cual recorría desde mi cabeza hasta mi barriga. La voz grave y continua de Hajime sonaba tan lejana y tranquila que apenas llegaba hasta mis oídos, aunque claro, gracias a mi despertar la voz se hacía cada vez más notoria.

Deje soltar un leve quejido al notar que estaba más despierta que dormida.

– Oh, lo siento – Murmuro Iwaizumi por lo bajo mientras cerraba el libro marcando con su dedo la página guardada. Estaba sentado a la orilla de la cama con una camisa suelta y un pantalón deportivo – ¿Te desperté?

– No – Susurré bajando levemente la mirada.

El libro reposó con cuidado sobre sus piernas mientras veía mi patético intento por volver a dormir.

– ¿Qué haces? – Pronuncié luego de unos segundos.

– Le estoy leyendo – Musitó con cierto tono de vergüenza en su voz.

E inevitablemente sentí demasiada ternura recoger mi cuerpo. Últimamente el bebé ha pasado de dar pequeñas pataditas a revolcarse con gran esmero dentro de mi vientre. Para sorpresa mía y de Hajime, descubrimos que el pequeño reaccionaba a la voz de Iwaizumi, quedándose completamente quieto al escucharlo leer hablar.

– Gracias – Musite – ¿Mm? ¿Qué lees?

– Romeo y Julieta – Respondió al instante volviendo su mirada a la vieja y casi amarillas páginas del pequeño libro – ¿Qué?

Reí con algo de extrañes – ¿Romeo y julieta? ¿No es un amor algo dramático?

– No le voy a leer el típico cuento de la princesa y el príncipe.

– ¿Qué tal caperucita?

– ¿Un lobo que seguía a una menor de edad por el bosque? – Su expresión se frunció al imaginar la escena.

– Bien le lees un amor que dura tan solo horas y termina demasiado trágico ¿No? Si el bebé sale dramático será tu culpa.

– Eso estará en sus genes, créeme – Regaño para el – Pero, tengo otro libro – murmuró levantándose con cuidado de la cama – Quédate aquí.

– No me puedo mover Hajime... Soy una tortuga que se dio vuelta – Regañe apoyando con cuidado mi mejilla en el cálido y suave cojín – ¡Más te vale que no sea Cumbres borrascosas!

Desde su habitación escuche una suave pero tierna voz riéndose.

– Oh diablos – Murmuré con frustración al sentir al pequeño diablo retorciéndose – Solo se fue unos segundos... Vamos pequeño.

Mi barriga era lo suficientemente grande como para no dejarme dormir de noche, o al menos eso era antes de comprar una increíble almohada de cuerpo completo la cual sostenía el peso extra. Sentí un fuerte golpe haciendo que cerrara los ojos de dolor.

– ¿Qué pasa?

Abrí los ojos al escuchar esa increíble voz, si, bueno, últimamente me gustaba escuchar hablar a Hajime y al parecer no solo a mí.

– No se deja de mover.

– ¿De verdad? – Sonriendo Iwaizumi se volvió a sentar en la orilla de la cama – ¿Y ahora?

– Sigue moviéndose.... Mm ¿Qué traes?

Hajime miró el libro en sus manos, por su torso y cuerpo no podía ver la portada por lo cual espere unos momentos. Me extrañó verlo tan tranquilo mirando la portada.

𝘗𝘦𝘲𝘶𝘦ñ𝘰 𝘋𝘪𝘷𝘢𝘬𝘢𝘸𝘢 - 𝘏𝘢𝘫𝘪𝘮𝘦 𝘐𝘸𝘢𝘪𝘻𝘶𝘮𝘪 | corrigiendoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora