C A T O R C E - Visita.

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James - 4 meses.

( H A J I M E ).

¡Centro!

– ¡Centro!

– ¡El equipo de Rusia bloquea a Brasil en su última jugada! ¡30 - 31... Brasil va a la cabeza.

– Pfff – escuché a mi lado, giré la vista viendo a Hajime, mantenía un libro en alto concentrado en su lectura, aunque eso no podía evitar que levantara la mirada hasta el televisor frente a mi – Rusia va a ganar.

– No, no creo – agregue volviendo la mirada al frente – ¿Ves las posiciones? Brasil tiene al mejor bloqueador en la línea delantera, además de un buen ataque del opuesto.

– Estamos hablando de Rusia, su armador es temible junto a la punta, además en la siguiente rotación viene el armador al saque, de ahí no se recuperan.

– Ajá, pero los bloqueos de Brasil no se quedan atrás.

– ¡Ah! – Gritó alegre James desde mi otro lado.

– ¿Ves? Él está de mi parte.

El pequeño estaba en la cuna, sus pies y manos se alzaban en el aire tratando de atrapar los pajaritos que se encontraban en lo alto de esta.

Los tres estábamos sentados en el living del departamento, Hajime como de costumbre se mantenía concentrado en el libro, por mi parte empecé a buscar alguna cosa que ver, cuando milagrosamente había encontrado con partido de Brasil contra Rusia.

¡El jugador número 10 logró sobrepasar el bloqueo de Brasil!

Rápidamente me gire viendo la notoria sonrisa en el rostro de Hajime, aunque sus ojos seguían en aquellas páginas.

– ¿Qué? – Preguntó divertido.

– Aunque hayas ganado, nuestro hijo esta de mi parte – Hablé volviendo rápidamente la mirada al frente, pude escuchar su grave risa desde mi espalda.

James ya con cuatro meses de nacido podía mover libremente su cabeza, aunque aún era diminuto, su cabello ya estaba dando señales de un bonito y sedoso color café oscuro... Claramente no parecido al mío.

Su rostro aún no estaba del todo definido, sus mejillas eran regordetas, al igual que su pequeña nariz.

– ¿Cuándo vas a salir con Haysey?

Levanté la mirada de un risueño James, hasta el reloj de la pared, la hora marcaba las cuatro cuarenta.

– Ahora – Respondí maldiciendo por lo bajo mientras me levantaba del sillón en camino a mi pieza.

Hoy debía ir a la universidad, mi tiempo de estudio en casa había terminado, por lo que la facultad me pidió dar unos papeles, para seguir mis estudios de forma presencial.

– Volveré temprano – Informe saliendo de mi habitación y tomando el primer suéter cercano.

– Llevas llaves.

– Si.

– Billetera.

– También.

– ¿Teléfono? – palpé con cuidado mis bolsillos y mochila, sintiendo solamente los peleles y los anteriores objetos – Ya vuelvo – Murmuré.

Salí del baño con teléfono en mano, desde esa postura pude ver el cabello de Iwaizumi, sus hombros y parte de su cuello descubierto. Su piel era algo acaramelada, producto de las playas y el sol en California, sus hombros estaban tensados ante el peso del libro y la postura.

𝘗𝘦𝘲𝘶𝘦ñ𝘰 𝘋𝘪𝘷𝘢𝘬𝘢𝘸𝘢 - 𝘏𝘢𝘫𝘪𝘮𝘦 𝘐𝘸𝘢𝘪𝘻𝘶𝘮𝘪 | corrigiendoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora