C I N C O - Compras.

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H A J I M E.

La conversación con Oikawa había quedado rondando mi cabeza unos días, era y es mi mejor amigo, lo conocía demasiado bien como para saber cómo se sentía. Y la respuesta no me dejaba tranquilo.

Por eso, entre tantos pensamientos había llegado al correcto, tarde o temprano las mentiras salen a la luz, podía jurar que en algún futuro Oikawa se enteré del bebe y si eso pasa, nada lo detendría de volver con (T/N), ni yo.

No era la primera vez que guardaba mis sentimientos ¿Qué tan difícil puede ser?

Si, eso había pensado, pero con la imagen frente a mi todo lo anterior dicho me resultaba imposible ¿Cómo dejar de quererla?

(T/N) estaba en medio de la sala, junto a un espejo de cuerpo completo, había puesto una canción lo suficiente fuerte para no escuchar mi llegada, aunque realmente no importaba.

Llevaba puesto un pantalón holgado y delgado, junto a mi camiseta de entrenamiento en el Seijō, los nervios invadieron mi cuerpo al verla como ese singular número cuatro en la espalda, claro, le quedaba grande o unos centímetros al menos.

Aun mirándose levantó levemente la prenda, dejando al descubierto su notorio embarazo de casi cinco meses, pero mi imagen no terminaba de cambiar, juraba que se veía incluso más linda, su piel se veía ya algo estirada y débil.

Pasé algo de saliva por mi garganta tratando de mantener la calma, (T/N) parecía muy concentrada en observar su estómago ¿Cómo llamaría su atención? Al parecer no fue necesario pues el espejo me reflejó al instante en que Ushijima se movió del lugar.

– ¡Hajime! – llamó asustada mientras rápidamente soltaba el borde de la camisa – Lo siento... No quería... Vi tu camiseta y me resultó más cómoda.

– Esta bien – Musité sonriendo levemente al instante que dejaba la mochila en la mesa – ¿Cómo te sientes? ¿Has tenido nauseas matutinas?

Sonriendo (T/N) negó con la cabeza, últimamente se le notaba más feliz y alegre, claro la matrona nos explicó, que después de un tiempo los síntomas de mareo y vomito irían disminuyendo. Dejando en claro que no por eso iban a desaparecer.

– Me alegró – Murmuré viendo su sonrisa – ¿Cómo ésta la pequeña?

– ¿Sigues pensando que será mujer? – Protestó mientras entraba a la cocina.

– Tú tienes el instinto materno... Yo solo estoy apostando... ¿Qué es eso? – Murmuré viendo algo viscoso y negro en un plato, el cual traía (T/N).

Con un bufido Ushijima se llevó ambas manos a su barriga – Como qué ¿Qué es eso? Obvio te preparé la cena Hajime.

– Ya – Respondí viendo el raro liquido sobre mi plato ¿Eso siquiera era comestible? – No debías... De verdad, no debías.

– Tonterías Hajime, haces mucho por mi... Por nosotros. – Se corrigió algo avergonzada – Lo menos que puedo hacer es la comida.

Asentí viendo su hermosa sonrisa, sonrisa que me dio la fuerza suficiente para sentarme frente al plato. – Bueno, entonces lo probaré.

– Adelante.

El liquido entre verde y negro se mantuvo quieto -para mi suerte- más nervioso que antes tomé el tenedor a mi lado.

– ¿Por qué un tenedor? – Pregunte volviendo mi mirada a (T/N), la cual esperaba ansiosa mi degustación.

– ¿Con qué se comen los fideos Hajime? – Ushijima respondió como si fuese la cosa más obvia del mundo.

𝘗𝘦𝘲𝘶𝘦ñ𝘰 𝘋𝘪𝘷𝘢𝘬𝘢𝘸𝘢 - 𝘏𝘢𝘫𝘪𝘮𝘦 𝘐𝘸𝘢𝘪𝘻𝘶𝘮𝘪 | corrigiendoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora