𝘗𝘦𝘲𝘶𝘦ñ𝘰 𝘋𝘪𝘷𝘢𝘬𝘢𝘸𝘢 - 𝘏𝘢𝘫𝘪𝘮𝘦 𝘐𝘸𝘢𝘪𝘻𝘶𝘮𝘪 | corrigiendo

V E I N T I C I N C O - Desesperación.

James: 10 años.

( T / N ).

- Mmm - Sentí los firmes brazos de Hajime pasar por mi cintura, su aliento en mi nuca hizo que mi cuerpo temblara - ¿Quieres venir con nosotros?

- Tengo que ordenar unos papeles - Respondí dirigiendo mi mano hasta su mandíbula - ¿Tienes sueño?

- Mm... Algo... No puedo mantener a Peige y James tranquilos cuando vamos de compras - Se quejó acariciando con lentitud mi cintura - Acompañanos - Pidió.

- Tienes que aprender a decir no - Confirmé apilando las hojas de la mesa - Ellos dos te tienen en la palma de su mano.

- Ponen unos ojos que derriten a cualquiera.

- Si bueno--

Me interrumpió al ver como una bola de pelos corría con rapidez por el salón del departamento, sus patitas chocaron por el piso haciendo un tierno sonido, luego de tomar el impulso adecuado saltó hasta el sillón teniendo en su boca una presa perfecta.

- Eso es - Murmuro Hajime soltando con lentitud mi cintura - ¿Eso es mi zapato?

- Si.

- ¡Tooru suelta eso! - Gritó corriendo hasta el sillón, evidentemente el can pensó en un divertido juego pues volvió a tomar su presa y corrió en dirección contraria a Hajime - ¡James!

- Tú le trajiste el perro.

- ¡Tooru!

Si, bueno..... El perrito ya tenia sus buenos añitos, era algo adulto pero le fascinaba correr por el departamento y claro, morder zapatos de todo tipo, especialmente los de Hajime.

Era de un tamaño pequeño, el veterinario nos lo había dicho el primer día que lo llevamos, era bien peludito y de un color café algo peculiar.

Gracias a su pelo recibió el nombre.

- ¿Que pasa papá?

- Tooru se come mi zapato.

- James te dije que no lo soltaras - Se quejo Peige la cual venia saliendo de la habitación junto a mi hijo.

- Chicos vayan preparandose, van de compras con Hajime.

- Mami estamos una partida.

- Vamos ganando tía, Bueno... James va ganando... A mi me mataron hace rato - Susurró por lo bajo con con leve sonrojo.

- Peige eso es por que te tapas los ojos.

- ¡Los zombies dan miedo!

- Chicos - Regañé llamando la atención de los dos, muy mala idea pues recordé la razón por la cual iniciaron.

Ambos hicieron sus lindos ojitos que, como decía Hajime conquistaban a cualquiera, Peige paso su brazo por encima de mi hijo mientras James la abrazaba por su cintura, nuevamente me miraron.

- No chicos, tienen que ir.

- Bueno, si no quieren.... - Hablo Hajime con su zapato en la mano.