V E I N T E - Trabajo.

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James - Tres años y un mes.

H A J I M E.

Las caricias que recibía en mi mandíbula me dejaban en un lado somnoliento, a (T/N) parecía justarle aquello pues la mayor parte del tiempo lo hacía.

Sus dedos iban desde mi mejilla hasta mis labios, rozando con cuidado mi piel, esa pequeña acción me hacía sentir realmente bien, estar así acostado junto a ella me hacía sentir bien.

– ¿Tienes sueño? – Preguntó (T/N) en un leve susurro sin dejar su trabajo, podía sentir su muslo izquierdo sobre mi cintura, ambos estábamos tirados de costado en su cama.

– Algo – Respondí viendo sus lindos ojos, mi mano en su cintura se apretó levemente queriendo su cuerpo más cerca del mío – ¿Y tú?

– Estoy bien – Respondió, aunque podía ver esa sonrisa juguetona en su rostro – ¿Mucho sueño?

– ¿No? ¿Por qué?

Sonriendo (T/N) apoyo se codo en la cama quedando unos centímetros más alta, no entendí sus acciones hasta que unió sus labios a los míos, fue un beso tierno, sus labios se movían al compás de los míos y sin poder evitarlo extrañas sensaciones se apoderaron de mi estómago.

Lentamente el beso se transformaba de uno tierno y delicado a uno deseoso de más, antes de separarnos por falta de oxígeno (T/N) jaló con suavidad mi labio inferior mordiéndolo ligeramente.

– No estoy tan cansado – Susurré con una sonrisa al ver como el cuerpo de (T/N) se movía con lentitud hasta quedar a horcadas sobre mí, sin perder tiempo acaricié con sigilo sus muslos.

Volvimos a unir nuestros labios mientras sentía como sus manos iban de mi mandíbula hasta mi tórax, rozando cada parte de mi piel en el proceso, ese simple gesto hizo que temblara.

Lentamente me senté para así tener más alcance de su cuerpo, era increíblemente hermosa, sus ojos se cerraban levemente por la excitación del momento mientras que un tierno sonrojo lo acompañaba.

Apreté con recelo su trasero entre mis manos, (T/N) bajó una mano por mi espalda rasguñándola levemente, dios, mi boca se fue unos segundos hasta su cuello dejando marcas y una que otra mordedura, sus suspiros eran.... Diablos la tenía así.

– ¡Pequeña Ushijima! – Unos fuertes y rápidos toques en la puerta fueron los responsables de parar todo – ¿Por qué tienen la puerta cerrada? ¡Eso no se vale, James no quiere un hermano! ¿Cierto mocoso?

¿He'mano? – Se escucho desde el otro lado de la puerta, para luego dar paso a un pequeño silencio. – Si quero.

– No, tú no quieres – Informó volviendo a golpear la puerta – Vamos adelante, como lo ensayamos pequeña rata.

Se escucho una leve tos de preparación, podía descifrar con tranquilidad que era James – Mamii, papii sagaaan... No quero hemano, hemano malo... ¿Que ma'? – Pregunto mi pobre hijo del otro lado.

– No te pueden dejar solo... – Esa frase se escuchó mucho más apagada que la pregunta.

– ¡Ah!.. No pe'do estar solo, vo a llamar a.. la asitente...

– Social.

¡Socia!

Evite soltar una sonrisa, aún sentada sobre mi (T/N) río pasando ambos brazos por mi cuello, sus ojos conectaron al instante con los míos generando esas pequeñas mariposas en mi estómago.

– No debimos dejarlos solos.

– Pensé que Wakatochi se encargaría.

– ¿Lo crees? – Lentamente se acercó hasta mi uniendo nuestros labios nuevamente – Estoy agradecida que no lo hayan matado aun – Murmuró a escasos centímetros de mí - -Perdón, no podemos tener privacidad.

𝘗𝘦𝘲𝘶𝘦ñ𝘰 𝘋𝘪𝘷𝘢𝘬𝘢𝘸𝘢 - 𝘏𝘢𝘫𝘪𝘮𝘦 𝘐𝘸𝘢𝘪𝘻𝘶𝘮𝘪 | corrigiendoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora