6. Calvin Klein

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6. Calvin Klein


ALONSO.

—... And Superman unrolls a suit before the lifts, but I'm not the kind of person that it fits. But she said, where'd you want go? How much you want to risk?  —canto bajito, de muy buen humor.

Atravieso la recepción del piso veinticuatro sintiéndome un campeón. ¡Anoche logré terminar una partitura!  En la oficina, aún tarareando, dejo mi mochila en la mesa y saco todo para la entrevista. De camino a la sala de juntas me encuentro con Susan. Tiene mala cara.

—¡Buenos dí...!

—Vas tarde —es escéptica.

Frunzo el ceño.

—¿Por diez minutos? —veo mi reloj.

—Ocho en punto es ocho en punto —zanja—. La entrevista está por comenzar.

Dejo escapar aire, cortado. Ayer fue lo mismo. Está enojada por lo que pasó el lunes.

Entro en la sala y saludo a Astrid que está hablando con la secretaria de Bartis. No me da tiempo de sentarme en la mesa cuando Brad ya está detrás de mí dando órdenes. Me presentan brevemente. Se llama Chelsea Dubois. 

Brad ahonda en el perfil personal y profesional de la mujer. Es bastante joven, me atrevo a decir que incluso aparenta mi edad.

—¿Su jefe le ha confiado información sobre las finanzas de la empresa? —interpela Astrid. Brad se limita a escuchar, a diferencia de mí que tomo nota.

La chica titubea antes de responder.

—Sí, me pedía revisar los gráficos antes de cada reunión —su tono es confiado.

—¿De las ganancias o de las pérdidas?

—Edmond Bartis no es un hombre que pierde —sonríe y sus ojos brillan—. Él gana.

—Su manera de hablar nos dice que lo conoce bien —Brad señala el anillo de compromiso. Ella esconde las manos bajo la mesa y acomoda su postura.

—Muy bien.

—¿Usted maneja su agenda de reuniones? —pregunta mi compañero.

—Es correcto.

—Lo mismo recibe los documentos que le envían de afuera.

—Sí —contesta con seriedad—. Todo lo que sea remitido para él debe pasar por mis manos primero.

—Bien. Podría contarnos sobre el día y razón de cuando recibió este documento

—Es una notificación de contraloría —reconoce Dubois.

—Así es. Remitida por la ex empleada Angie Sánchez —Astrid le tiende otra hoja de papel—. ¿Cómo reaccionó su jefe al leerla?

—No tengo idea.

—¿Tampoco tiene idea de cuándo falsificó la contabilidad?

—¿Qué?

—Edmond Bartis manipulaba la contabilidad.

—No —Dubois niega con la cabeza— Él nunca haría eso.

—Tenemos pruebas que dicen lo contario.

—En la auditoría interna sus cuentas fueron rectificadas —alega la chica.

Escabrosa Penumbra ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora