52. Vínculo.

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52. Vínculo.

ALONSO

Harper me mira maravillada a través de la cámara como si en lugar rebanar un pastel para rellenarlo, estuviera haciendo algún truco de magia. Su delantal rosa manchado de crema evidencia que no se le está haciendo fácil. Soy paciente para explicarle. Me gusta cocinar y no tengo problema en ayudar a otros.

—Una vez en el refrigerador, basta esperar que se compacte y enfríe. En lo personal prefiero dejarlo hasta el día siguiente —guardo el pastel—. Sabrá mucho mejor.

La violonchelista me pidió que le enseñara a preparar postres. No quiere intoxicar a su familia en el próximo cumpleaños que celebrarán. Sofía aprobó un examen de matemáticas con nota sobresaliente. Nunca desaprovecho oportunidades para consentir a mis sobrinos. Mi princesa y mi comandante son lo más preciado que tengo. De modo que, decidí prepararle un pastel de maracuyá con forma de estrella y hacer la videollamada.

Harper es la única de mi antiguo grupo con quien aún mantengo contacto. El caso de Austin no llegó a juicio, se acobardó tras la primera visita de los abogados de Regina. Jamás se esperó que una firma poderosa me representara. Después de pedirme disculpas públicamente, trató de rogarme para que retire la demanda multimillonaria en su contra.

No lo hice.

—Deberías subir videos así a Instagram —comenta Harper—. Te hará buena publicidad.

—Firmaré como músico, no repostero.

—Da igual. Así atrajiste a Tagger. Lo que importa es que captes público. —Suelta una risita, la miro limpiar el desastre en su cocina—. Trabaja en tu tableta de chocolate para que te grabes sin camisa, cocinando o tocando el saxofón, y te lloverán los seguidores.

Frunzo el ceño.

—No me gusta la idea de exhibirme de esa manera.

—Mojigato —acusa.

—Si te digo que te grabes en tanga tocando el violonchelo. —Me cruzo de brazos—, ¿aceptarías o me tacharías de pervertido?

—Estoy considerando seriamente abrirme un onlyfans —susurra, pensativa—. ¿Qué? La idea fue de Milena —me ahogo con mi propia saliva. ¡¿Mi hermanita qué?!—. No pongas esa cara de asesino serial. La industria musical está tan sexualizada que se ha vuelto muy común.

Más tarde, después de tener una larga charla con Milena Roswaltt, sacar a Otto y preparar mi ropa para ir al pub, intento llamar a Regina. No contesta. Le dejo un mensaje deseándole buenas noches y, pensando en mi próximo viaje a Los Ángeles, me quedo dormido.

Los ladridos de Otto junto con la voz de algún ligue de Nathaniel y golpes en mi puerta me despiertan. Alzo mi cabeza, el reloj marca las «5:40 A.M.» Gruño. ¿Quién jode tan temprano?

—¡Alonso! —grita Luther y se ensaña con la puerta.

Me levanto de un tirón, soñoliento.

—¡¿Qué cara...?!

—Ya sé quién es el desfalcador —suelta sin quitarle la vista de encima a su laptop.

Sus palabras me caen como un balde de agua fría.

—¿Quién? —lo apremio.

Luther entra en mi habitación, acaricia a Otto y se sienta en la mesa que uso para escribir.

»Dime el nombre —exijo, colocándome a su lado, y ver lo que hace.

—Roche Dagger. —Teclea muy rápido—. Rastrearlo desde la perspectiva de su compañero en la firma ayudó mucho. Hizo la distribución de fondos desde su antiguo portátil, el que usó en su época como corredor de bolsa. En la madrugada lo encendió nuevamente para intentar lanzar esta noticia. ¿Recuerdas el escándalo de la cosmética? Ahora madam Azzarelli invierte en el desarrollo de una dudosa tecnología de radiación para tratar el cáncer. Según, pruebas aciertan que provoca efectos secundarios. Ya te imaginarás el alcance de falsificación de documentos y sobornos para continuar con unos supuestos "experimentos". Se esforzó mucho para que parezca creíble. Las víctimas también son compradas. El teatro le está costando un dineral.

Escabrosa Penumbra ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora