31. Mitezza prudente.

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31. Mitezza prudente.

REGINA

Sin bajar la cabeza cuido de no pisar las rayas que separan el granito del suelo. No voy a negar que me siento tensa. Son contadas las veces que vengo al bufete Lemus Cowan, en donde Julius es socio nominal y, por mucho, el mejor abogado. Su secretaria no tarda en conducirme hasta la oficina.

Está hablando por teléfono y cuelga en cuanto me ve entrar. Su escritorio y mesa contigua están repletos de papeles. Me demuda ver tanto desorden.

—Antes de que sueltes algo, quiero saber cómo va tu investigación sobre Inés Lacroix —saco de un estante un vaso de vidrio y lo miro al notar que no encuentro el armañac.

—Aquí —me lo muestra. Tiene un trago servido.

—Como decía, la perra está buscando el hueso en ASysture —lleno el vaso y lo bebo de golpe—. Un paso en falso y se topará con Sear-chix.

Mi rostro se contrae. El sabor es... saco rápido la botella de agua de mi bolso y me la acabo en un segundo. Mi paladar ha empeorado.

—No tienes idea —dice con gracia.

—¿Y quiero tener idea? —me llevo una menta a la boca.

—No, a menos que quieras saber que es una mujer de reputación impoluta. No tiene tachas y ese es su orgullo.

—Todo el mundo tiene un lado oscuro. Encuéntralo para ayer —me siento cruzando las piernas frente a su escritorio—. Ve al grano sobre mi asesor.

Se acomoda en su silla y me mira por unos segundos antes de hablar.

—La operación de Global Beauty es sencillamente perfecta —dice despacio—. Impecablemente perfecta.

—Y no me hiciste venir hasta aquí para decirme eso—me exaspero.

Masajeo mis sienes sintiendo un pinchazo en la zona. Maldita migraña.

—Te hice venir porque me tomé el atrevimiento de seguir los movimientos de las cuentas fantasma que usó Dagger. Comparé otros comportamientos junto con algunos resultados de Searchix y... encontré esto, Regina —desliza un folder a mis manos.

Encuentro más de quince hojas de papel distribuidas en fotografías de Roche con otros tipos trajeados, estados bancarios, gráficos y otros documentos que no logro analizar. No puedo. Un coctel de emociones no me permite pensar con claridad. Indignación principalmente. No... No puedo creerlo. ¿Por qué?

—¿Esto qué significa? —musito apretando el papel.

—Sabes leer.

—Julius...

—Dagger realizó transacciones que lo involucran con una serie de organizaciones de salud alemanas, entre ellas, un laboratorio que realiza experimentos con sustancias... ¿Te suena la matanza de ballenas para obtener materia prima? Un infiltrado de esa organización fue el que divulgó la información sustituyendo el nombre por Global Beauty a cambio de un jugoso pago ¿Es difícil deducir quién se la dio en primer lugar?

Me levanto y comienzo a caminar de un lado a otro.

—Sigue sin ser un hecho comprobado —aprieto el puente de mi nariz.

—No toqué fondo porque como tú o yo, el tipo resultó ser bastante escurridizo. Te aseguro que mis sabuesos no tardarán demasiado en desmantelarlo en su totalidad.

—Hasta entonces, estos documentos no prueban nada —no lo asimilo—. Tiene mi autorización para usar los métodos que sea con tal de hacerme ganar millones, así como tú para estos procedimientos —lo señalo.

Escabrosa Penumbra ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora