Después de que es liberado de prisión por una persona anónima la cual las autoridades afirman que es una chica Joel queda en duda y quiere saber más sobre ¿Quien es es ella? Pero _____ Miney se atraviesa en su camino como una de las maravillosas obr...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Al llegar a la habitación me encierro dentro por unos largo minutos guardando mis cosas dentro de la misma valija vieja en la que me iba a marchar la otra vez, excepto que esta era ya en definitiva nada iba a hacer que me quedara y dudo que Joel quiera que lo haga así que creo que será simplemente lo mejor.
Cierro la valija y me siento a la orilla de la cama, la única ropa que había dejado fuera era la que me iba a poner hoy por la noche y mañana por la mañana, empiezo a quitarme la ropa y me dirijo a la ducha.
Mientras el agua fria caía por mi piel con lentitud me di cuenta de lo mucho que iba a extrañar este lugar, las risas sonoras de Erick llenando el vacío, Johann intentando buscar sus zapatos cada mañana, Sadie corriendo de un lado a otro con el café en la mano, Pietro tarareando canciones y sobre todo ver a Joel por la mañanas.
Sonrei.
Dios... cuanto amaba a ese hombre.
Salgo de la ducha nocturna no sin antes hacer las cosas esenciales que se hacen, lavarme el cabello, el cuerpo, depilarme, ponerme miles de cremas, cosa que jamás había hecho pero de un dia para otro me volví adicta a ellas. Tomo la toalla, seco mi cabello y luego envuelve otra en mi cuerpo.
Al llegar a la cama tomó mi ropa interior y quita la toalla que me cubre.
— Hubiera sido más cómoda la pijama naranja... — digo para mi.
Me pongo la ropa interior mientras abro la valija de nuevo en busca de mi pijama, guardo también el brasier no entiendo siquiera por que lo saque ¿Quien rayos duerme con brasier? Saco mi pijama y cierro la valija dejándola de nuevo en su lugar.
La puerta se abre.
— ¿Podemos hablar? — escucho la voz de Joel.
Me doy la vuelta cubriendo mis pechos.
— Diablos...
— Puedo, volver luego si quieres.
No diga nada, solo podía pensar en una cosa...
Esto no es nada que él no haya visto ya, de hecho estoy segura que vio muchos pechos a lo largo de su corta vida, era frustrante saberlo así que decidí simplemente burlarme.
— Quedate.
— Vistete.
Me doy la vuelta, — No es nada que no hayas visto ya. — Aparta la mirada, yo rei, — No se siquiera porque apartas la mirada, como si lo que tengo fuera un descubrimiento nuevo para ti, lo has visto en muchas otras.
— Si, pero tú no eres como las otras.
Me carcajeo, — ¿No lo soy? ¿Que tengo de diferente? Al fin y al cabo fui
Me interrumpe, — A ti te amo, esa es la maldita diferencia.
Me cruzo de brazos cubriendo mis pechos, — ¿Amarme? Ay porfavor... mienteme una vez más.
