Después de que es liberado de prisión por una persona anónima la cual las autoridades afirman que es una chica Joel queda en duda y quiere saber más sobre ¿Quien es es ella? Pero _____ Miney se atraviesa en su camino como una de las maravillosas obr...
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— Ven... — Digo poniéndome de pie para evitar el tema.
A tan solo unos cuantos metros estaba la cabaña de campo en la que mamá me enseñó tiro con arco, estoy teniendo un conflicto sobre si debería o no llevarlo a mi lugar especial, por que nadie a parte de mamá a estado ahí y a el no lo conozco pero es una emergencia. Perdóname madre.
— ¿Donde vamos? — Dice siguiendome.
— Por ahí. — Me Also de hombros.
La lluvia empezó a caer con mucha más intensidad lo cual hizo que en segundos mi ropa y mi cabello estuvieran empapados y seguramente el esta igual que yo y muriendo de frío, después de unos cuantos minutos caminando Sonrei al ver la entrada de la cabaña y tal cual una niña pequeña corrí hacia la puerta, la abrí y entonces volteé los ojos. Que desastre.
— Ay no... olvide cerrar la ventana la ultima vez.
La tormenta había mojado la mayor parte del suelo de madera, el jarrón de la mesa estaba roto al igual que mi foto con mamá , la ventana se movía inquieta por la intensidad del viento así que corrí a cerrarla. Suspire aliviada al hacerlo.
— Que... lindo lugar ¿Es tuyo? — Lo escucho decir cuando enciendo la luz.
Asiento, — Lo es, si.
— ¿Como es que no sabía de este lugar?
Voy al armario y saco una manta para luego estrellarla en su rostro, — Y no lo sabes por que nunca estuviste aquí.
— Per
Tenso mi mandíbula, — Nunca estuviste aquí ¿Entendiste?
Asiente destendiendo la manta, — Esta bien.
— Cubrete.
Rie, — Wow tu enserio nunca habías visto a un hombre sin camisa.
— No te equivoques, aun no lo he visto por que jamás aparte la mirada de tu rostro o el suelo.
Asiente de forma poco convincente, — Si claro y yo no vi tus pechos, de hecho nunca he visto pechos ¿Me creerías si te digo que soy virgen?
— Que gracioso. — Rei de forma sarcástica.
Voy a la mesa que está en un lado y abro el gavetero sacando unas galletas y almendras de ahí, luego al mini refrigerador para sacar 2 bebidas.
— Aquí tienes. — Se los lanzó.
— ¡Auch! ¿No te caigo bien verdad? — Dice abriendo su botella.
Me siento sobre la mesa, — Que comes que adivinas.
— ¿Se puede saber las razones de su odio hacia mi su majestad? — bromea.
— Para empezar me llamas su majestad, para continuar eres un narcotraficante, egocéntrico, narcisista, poco humano, sicario e idiota y para terminar casi nos matan por tu culpa esta noche. — Meto un puñado de almendras en mi boca.
