I -Park Jimin y Jung Hoseok

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El sonido del timbre por la finalización de la segunda clase del día, resonaba por todo el aula y por cada pasillo del prestigioso centro, haciendo a cada alumno levantarse de su pupitre y despedir a su profesor con una inclinación, mostrando respeto y obediencia ante las estrictas normas del lugar.

Pocos eran los que se atrevían a sublevarse y los rumores sobre los castigos que ejercían sobre ellos si eso sucedía no gustaban a nadie.

Saltarse las clases era una de esas faltas que, con reincidencia, te llevaban a obtener ese tipo de castigos, aun así, Park Jimin no lo pudo evitar.

Necesitaba salir de ahí.

Cuando el profesor Shin, de arte, abandonó el aula, el silencio se convirtió en murmullos que fueron aumentando su volumen hasta ser un constante ajetreo de gente hablando y riendo sin salir a tomar su tercera clase del día antes del descanso.

Al ver que sus compañeros no tenían demasiada prisa, Jimin decidió recoger sus libros y salir de allí primero.

Se sentía solo entre tanto alumno y odiaba esa sensación de ansiedad que se apoderaba de él cuando estaba rodeado de personas, pues el amaba la tranquilidad de la soledad o, como mucho, la cercanía y el sosiego que le brindaba la compañía de su mejor amigo, Jung Hoseok pero, en ese momento, había tenido que salir a ayudar al profesor con los materiales, prometiéndole verle en la siguiente clase. Así que, con su mochila colgada al hombro, comenzó a caminar hasta la salida pero, sin darse cuenta, sus compañeros habían pensado salir exactamente en el mismo momento, dejándole entre el colapso de chicos y chicas queriendo correr ahora para no llegar tarde a educación física.

Respirando profundamente consiguió llegar hasta la entrada de los vestuarios y, cuando casi divisaba su taquilla, un golpe en el hombre lo hizo palidecer.

-Lo siento. -Se disculpó una joven parando a su costado para darle una inclinación en modo de disculpa tras una sonrisa que apaciguó el temblor de sus manos.

Asintió más tranquilo, viéndola entrar en el vestuario femenino pero sus compañeros no eran igual de amables que la joven.

Estaba estático a un metro de la entrada, así que, los demás alumnos pasaron sin tanta preocupación, golpeando sin querer su hombro y su brazo con sus cuerpos al pasar.

Para cualquier otra persona sería un simple roce tonto por la aglomeración pero a él se le aceleraban las palpitaciones de su corazón, su cuerpo se paralizaba y su respiración se detenía por el pavor a ese tonto roce y, era aún peor si alguien le tocaba directamente. Por eso, cuando sintió una mano en su hombro, irguió todo su cuerpo entumecido y giró casi robóticamente, con sus ojos muy abiertos y sus manos sudando.

-Ey, ¿Estás bien?

Esa voz grave llegó hasta él pero, aunque sonaba amable y ligeramente preocupada, solo pudo dar un paso atrás, apartándose de su toque.

-L-Lo siento. H-He de ir a la enfermería. -Tartamudeó antes de echar a correr.

Aun corriendo por los pasillos, rompiendo otra de las principales reglas, podía ver el nombre y el logo de la escuela grabado en el suelo de la entrada y en la gran pared del final del pasillo, para dar la bienvenida a todo aquel que entrase en la institución.

"Bangtan School"

El nombre también brillaba orgulloso e imponente en cada premio de la gran y alargada vitrina de cristal que exponía cada uno de los triunfos de ese centro y de sus más alabados alumnos a lo largo del pasillo central.

Su ansiedad había aumentado con ese toque y solo comenzó a calmarse cuando se encerró en el baño.

Su mirada permaneció fija en el espejo que reflejaba su pálido rostro asustado y, suspirando, abrió el grifo para dejar salir el agua fría. Sus manos se dirigieron a su camisa, la cual abrió aún temblando, y, al dejar expuesta la zona que su compañero había tocado, comenzó a limpiarse con los ojos al borde de las lágrimas.

Del  Ἔρως al ἀγάπη ~Jikookmin~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora