III -Kim Taehyung y Kim Namjoon

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Gritos; eso fue lo que le despertó aquella mañana de octubre.

Sobresaltado y confuso, Kim Taehyung abrió los ojos con pesadez.

A penas ubicaba dónde se encontraba tras la pesadilla que lo había mantenido en tensión durante el corto plazo de tiempo que había logrado cerrar los ojos aquella noche.

Una pesadilla lo suficientemente recurrente como para pensar en llevarla acabo en alguna ocasión pero no tuvo tiempo como otras veces para analizarla más profundamente, pues cuando el sonido seco de algo impactando contra el suelo con violencia y los gritos de su hermana pequeña se hicieron presentes en su habitación, su cuerpo reaccionó de inmediato, saltando del colchón y saliendo rápidamente del cuarto sin ni siquiera ponerse un pantalón o una camiseta.

La escena fue como un déjà vu, ya que era algo que, por desgracia, acostumbraba a ver frecuentemente.

Su hermana pequeña estaba sentada en el suelo, apoyando su espalda en la pared y abrazando sus rodillas mientras escondía su rostro en ellas, sollozando.

Taehyung se fijó en el suelo, donde cientos de cristales estaban esparcidos sobre las baldosas mojadas con lo que, por el olor, dedujo que sería whiskey.

-¿Dónde está? -Preguntó aún exaltado.

-S-Se ha ido. -Tartamudeó aún nerviosa.

Con un suspiro de alivio, se acercó a su hermana y se sentó junto a ella en el suelo. Su brazo la atrajo por los hombros para abrazarla y acunarla hasta que, poco a poco, volvió a tranquilizarse.

-Ya está, enana.

Pasaron un buen rato así, sin necesidad de palabras, solo con la compañía del tranquilizador silencio que les brindaba la casa vacía.

Taehyung instó a su hermana pequeña a prepararse para salir al colegio mientras él se hacía cargo de recoger el desastre.

Cuando apareció de nuevo, todo estaba en su lugar y él estaba preparando el almuerzo para ella en la pequeña cocina, así que, se acercó, ahora mucho más alegre y resuelta.

-¿Te ayudo, oppa?

-Ya está listo, Eonjinie. -Le sonrió con cariño y le ofreció el pequeño tupper que ella con gusto guardó en su mochila escolar.

-Gracias.

-Espérame, ¿Sí?

No tardó nada en ponerse su uniforme y volver junto a ella para acompañarla hasta la entrada de su colegio.

Eonjin era cuatro años menor que él, por lo que estaba en penúltimo año del colegio.

Con sus catorce años, (misma edad que tuvo Taehyung cuando sucedió), había tenido que vivir el abandono de su madre. Ahora, solo se tenían a ellos para soportar el peso que la vida había puesto sobre sus espaldas y que sus padres no habían sido capaces de aguantar por ellos.
Mucho menos la vida había sido capaz de protegerlos de quien se supone debía protegerlos a ellos, aún así, sobrevivían como podían.

Tras dejar a su hermana en el colegio, Taehyung se dirigió a su instituto con sus auriculares puestos.
Desde luego, el día no había comenzado de la mejor manera posible pero, para lo que solía ser, era uno de los mejores días, así que, intentó ser optimista y dejar que la música sacase lo mejor de él antes de empezar un nuevo y agotador día aburrido de clases.

Llegó a su salón y se sentó en la última fila, justo al lado de la ventana, donde sabía que se distraería durante las próximas dos horas con el movimiento sutil de las nubes y el cambio de color en el cielo matutino.

Del  Ἔρως al ἀγάπη ~Jikookmin~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora