I -Isotimia (Ισοθυμία)

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Namjoon comenzaba a aburrirse esa noche.
Desde que su turno había empezado a las ocho, solo habían parado dos coches y, uno de ellos, ni siquiera puso gasolina, solo compró una botella de agua para poder ir al baño.

No era la mejor noche que había tenido desde que comenzó en la gasolinera meses atrás pero no podía quejarse, por lo menos consiguió empleo y pudo seguir pagando el hospital y algunas deudas para no ser embargados.

Sacó uno de los chupa-chups que siempre llevaba y se lo llevó a la boca, guardando sus manos en sus bolsillos y apoyándose en la pared, a la espera de algún cliente.

Por suerte, diez minutos después, un coche elegante se situó frente a él.

No le dio tiempo a darse cuenta de que conocía ese mercedes, al igual que tampoco le dio tiempo a tirar el palo del chupa-chups ya terminado.

Rápidamente comenzó a llenar el depósito.
Al ver que no le daba ninguna instrucción, dio por hecho que lo quería lleno, sobretodo al tener un coche como ese.

Cuando terminó, se acercó a la ventanilla pero, antes de poder decir nada, esta se bajó, dejando caer unos pocos billetes al suelo antes de arrancar.

Su ceño se frunció inmediatamente ante los malos modales de la persona que conducía y un gruñido en desacuerdo llenó el aire de su alrededor.

-Gilipollas. -Murmuró.

Pero, antes de poder agacharse a recogerlo, el coche frenó a unos metros de él y alguien bajó del asiento del copiloto.
Cuando lo reconoció, comprendió porqué le sonaba el coche.

-Jin. -Dijo en voz baja mientras este se acercaba a paso rápido hasta él.

Por respeto y, sobretodo, sabiendo que estaban siendo observados por, seguramente, su padre, le hizo una pequeña reverencia con su cabeza pero este no le dio importancia. Se agachó rápidamente a recoger los billetes y se los tendió con una agradable sonrisa de disculpa.

Odiaba que miraran por encima del hombro a los demás solo por tener más dinero o ser famoso.
Cada día odiaba un poco más lo que esos billetes hacían ser a las personas o, tal vez, esa fue la excusa perfecta que encontraron para poder hacer creer que eran mejores que los demás y lo utilizaron a su favor para mandar sobre ellos.

-Perdona a mi padre. -No tuvo que decir nada más, Namjoon comprendía su situación. -Mi padre tiene un vuelo ahora por una semana. ¿Te parece si vamos a cenar cuando salgas?

-Gracias, Jin. En realidad, Tae va a venir a recogerme.

-Mejor aún. Avisa a los demás, os invito a todos. -La mirada insegura de Nam le hizo seguir hablando, pues sabía que a ninguno de sus amigos le gustaba que él fuera quien pagase todo solo porque tenía dinero. -Vamos, es una forma de disculparme. Debes aceptar.

-Está bien, sonrió. Nos vemos luego.

Volvió a fingir una reverencia cuando este se marchó.

-¿Se puede saber a qué ha venido eso, Seokjin? -El señor Kim no esperó ni a que cerrase la puerta para comenzar con la típica charla. -Me parece que la parte de no fijarte en los sentimientos de los demás no la comprendes todavía.

-Padre, es un reconocido empresario al que muchos alagan por sus donaciones. Creo que, fingir un poco ante los demás le dará aún más reconocimiento que ser desagradable con los que menos tienen. Además, va a mí escuela. ¿Qué imagen daría yo tratando así a un compañero?

Tras pensarlo un par de minutos, su padre asintió. Debía admitir que su hijo tenía razón y eso volvía a enorgullecerle.

Estaba criando a un gran emprendedor.

Del  Ἔρως al ἀγάπη ~Jikookmin~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora