II -Dikaiosyne (δικαιοσύνη)

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-¡Jungkook-ah! -Llamaba Jimin con voz infantil y una mueca formada por su labio inferior mientras tironeaba de su manga hacia atrás, intentando frenar sus pasos.

Estaba nervioso y no sólo por agujerearse las orejas.

-Serán sólo unos minutos, Jiminie. -Volvió a responder, intentando quitarle importancia a su miedo a paralizarse por ser tocado por otro hombre.

-Mira la hora. Se nos ha hecho tarde, ya estarán a punto de cerrar. -Dijo fingiendo ver la hora en su móvil y señalando lo oscura que parecía la tienda a la que Jungkook le había llevado. -Deberíamos dejarlo para otro momento y, otro día, cuando esté más concienciado, venimos.

-Jimin. -Llamó seriamente, parando frente a él y sujetando sus mejillas entre sus manos, haciendo que este guardase silencio mientras le observaba fijamente a los ojos, con la respiración agitada. -Voy a estar a tu lado y no va a suceder nada. ¿Vale?

Perdido en su mirada, por lo que pareció una eternidad, y confiando en sus palabras, Jimin asintió débilmente, dejando caer su cabeza hacia el costado para que Jungkook acentuara la caricia sobre su mejilla, tranquilizándolo.

La noche había caído y los pocos rayos de sol que quedaban desaparecían en el horizonte, dejándolos solos bajo la luminosa mirada de las farolas de la calle.

El mayor nunca hablaba sobre lo que le había sucedido para acabar teniendo hafefobia, ni siquiera con su psicóloga y Jungkook lo sabía. Aún así, su interés en él cada vez era mayor y eso le llevaba a querer saber todo sobre su vida, incluyendo su pasado, sus miedos y temores y sus traumas pero nunca preguntaba más allá de sus límites, respetando el tiempo de superación del mayor para no incomodarlo.

Se acercó a él y depositó un suave beso en su frente antes de alejarse sujetando su mano y tirando de él hacia la entrada de la tienda.

Jungkook olvidaba toda esa fachada ruda que había construido a su alrededor para protegerse cuando estaba con sus amigos pero, cuando estaba con Jimin, no sólo la olvidaba, sino que la convertía en una parte dulce y protectora que solo salía por la necesidad de transmitirle confianza.

La puerta anunció su entrada con un sonido suave de un tintineo a causa de la campana colgada en el techo.

-Parecía que estaba cerrado. -Murmuró Jimin, pegándose más al costado de su amigo.

-Buenas noches. Bienvenidos a Drawings Shop, ¿Tenían cita? ¡Oh! -El dependiente se sorprendió al ver a los dos jóvenes en la puerta agarrados de la mano.

-¿Yukwon-si? -Preguntó Jimin, igual de sorprendido.

-¡Jiminie, Jungkook-ah! -Salió de detrás del mostrador para saludarles más informalmente. -¿Qué hacéis por aquí? Viniste hace nada. -Dijo, mirando tras ellos para asegurarse de que la puerta se había cerrado.

-Jimin venía a hacerse un pendiente. Bueno, en realidad, ambos. Después de ver lo bien que me quedaban y lo atractivo que me hacían, le atrajo la idea y pensé que sería buena idea traerlo. -Bromeó, llevándose un golpe en el brazo por parte del mayor, provocando la risa de los tres.

-¡Wow! Te quedarán estupendamente. Podéis pasar, ya veis que no hay nadie más que el joven al que están tatuando dentro.

-¿Por qué parece que la tienda está cerrada? -Preguntó Jimin, observando las cortinas echadas y los escaparates con camisetas de dibujos extraños.

Jungkook y Yukwon se miraron antes de que el menor hablase.

-Ninguno de ellos son médicos, Minnie. -Respondió en voz baja, haciendo que sus ojos se abrieran demasiado, comprendiendo.

Del  Ἔρως al ἀγάπη ~Jikookmin~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora