Cuando la vida solo te muestra su faceta más vil y oscura, te transformas en lo necesario para sobrevivir y sobrellevar la carga que tu existencia posa sobre tus hombros.
Puede que la amistad y la comprensión de tus semejantes sea lo único que te ay...
-¿Estás seguro de esto? -Preguntó, una vez más, justo antes de que ambos embarcasen en el avión.
-¡Jungkook! -Se quejó el mayor. -Es la décima vez que me preguntas. Ya te he dicho que sí. Además, no es como si fuera a quedarme en tu casa. Voy a ver a mis abuelos y, de paso, estaré cerca de ti por si me necesitas.
-Sí, ya lo sé pero... -Calló cuando escuchó el suspiro del rubio y le vio poner los ojos en blanco. -Gracias, Jimin-ssi.
Esta vez, la sonrisa se coló en los labios del nombrado que, sin responder, comenzó a embarcar siendo seguido por el menor.
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Tras la tormentosa última tarde de excursión, volvieron a Seúl empapados un día antes por culpa de la imprevista borrasca y, una semana después, celebraron la graduación de Yoongi y Seokjin, comenzando las vacaciones de verano.
Este último se quedaba sin tiempo.
Su padre planeaba ingresarle en una prestigiosa universidad para que continuara con los estudios que él deseaba para su hijo, sin embargo, Seokjin buscaba la forma de librarse de su padre para poder estudiar lo que de verdad había llamado su atencion; Las artes escénicas.
Por esa misma razón se había puesto en contacto con su hermano pero, por el momento, debía seguir contentando a su padre yendo al fastidioso viaje que había preparado para ambos, para presentar a su hijo a su nuevo equipo de dirección en la nueva ciudad donde había afianzado sus negocios.
-Esto es insostenible. -Se quejaba, sujetando con una mano el teléfono pegado a su oreja, mientras la otra masajeaba su frente. -Joonie... No quiero ir a esa maldita universidad.
-Lo sabemos, hyung pero, por esa misma razón debes ser cauteloso ahora. Confía en tu hermano, ha dicho que te ayudará.
-Tienes razón pero me cuesta cada día más aceptar sus órdenes. -El silencio se hizo al otro lado de la línea mientras él se paseaba de un lado a otro. -Por cierto, he visto el dinero de nuevo en mi bolsa. ¿Por qué?
-Ahora que vas a hacer frente a tu padre lo vas a necesitar, por si a caso.
-Pero yo tengo lo suficiente ahorrado para...
-No está para negociar, hyung. Ya no aceptaré más tu dinero. Sabes que hice el examen final de un grado superior al mío gracias a la subdirectora Ji, y accedieron a probar mi nivel. He obtenido una matrícula de honor y, gracias a eso, ha enviado una hoja de sugerencia a la universidad que deseaba ir. Si la aceptan, tal vez cambie mi suerte. Además, mi madre ha conseguido un trabajo mejor gracias a una amiga suya.
-Nam, aún así, sabes que si necesitas algo alguna vez...
-Lo sé. Gracias, hyung.
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