XI -Apokruphos (ἀπόκρυφος)

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Su profesor había tenido que dejar la clase a la mitad por una reunión importante del profesorado, así que, los alumnos habían decidido marcharse a casa pero Jimin se había quedado mirando las katanas que adornaban la pared dentro de las vitrinas, junto con algunos trofeos de la escuela.

En la mesa, apoyados meticulosamente habían doce palos de madera, llamados shinai, que simularían las katanas y que ellos mismos iban a utilizar de poder acabar la clase.

Jimin cogió uno de ellos y apuntó hacia Jungkook, quien estaba a su lado esperando por él para cambiarse.

Rápidamente, Jimin hizo una serie de movimientos toscos pero graciosos con sus brazos, como si estuviera batiendo una katana hacia su contrincante.

-¡Wow! -Exclamó Jungkook entre sorprendido y divertido. -¿Te gustan las armas? -Preguntó, sonriendo ladinamente.

-No especialmente pero siempre quise aprender a luchar con una katana. Al estilo de Zoro, de One Piece. Siempre pensé que se veía increíble. -Respondió con otra sonrisa, siendo la suya más vergonzosa por su confesión y por la risa causada a su compañero.

-Está bien, esta no es la disciplina de la que más sé y, mucho menos se me da como a Zoro pero algo podremos hacer. -Dijo cogiendo otro de los shinai que simularían el sable y apuntando con él a su compañero mientras elevaba las cejas.

No les habían prohibido quedarse y practicar, así que, no estaban haciendo nada ilegal.

En el mes que llevaba Jimin apuntado al club, Jungkook le había enseñado las lecciones básicas sobre el taekwondo y habían practicado todos los días con la ayuda de su maestro, el cual era 4º Dan.

Llevaban un mes entrenando en el club de artes marciales prácticamente todos los días después de clases y Jimin aún no se lo había dicho a Hoseok.

No es que no confiara en él pero, sabía que querría protegerlo de todo lo que sucediese a su alrededor, incluso cambiando de club si fuese necesario y, eso, era justo lo que Jimin intentaba evitar.

-¿Cuándo se lo dirás a Hoseok? -Le preguntó Jungkook después de corregir su postura de brazos.

-No lo sé. -Dudó en responder. -No es como si evitase decírselo pero tampoco lo busco. -Jungkook frunció el ceño intentando comprenderle. -Quiero decir que no lo estoy ocultando pero él da por hecho que no elegí ningún club y solo me quedé al margen, en la biblioteca estudiando o en la cafetería esperándole y, como no ha preguntado, no se lo he contado.

-Creo que deberías decírselo antes de que se entere.

-Lo sé pero no quiero que lo deje todo por venir a... A cuidarme, como de costumbre. -Suspiró pesadamente mientras dejaba sobre el tatami el shinai y se sentaba con las piernas cruzadas, los codos sobre las rodillas y la cabeza sobre sus puños.

Jungkook le imitó, sentándose frente a él con el shinai sobre sus piernas y con sus manos apoyadas en el suelo, tras su espalda.

-Bueno... -Empezó a decir para intentar tranquilizarle. -Yo estoy aquí también, tal vez eso le tranquilice un poco.

-Quiero hacerlo por mí mismo.

-Para eso estamos haciendo esto.

-Sí pero, me refiero, a que él lo acepte por mí, no por estar en manos de otra persona.

Jungkook asintió en silencio, comprendiéndole y, tras unos minutos, se levantó, acercando el palo hacia él para que se sujetase y ayudarle a levantarle pero lo apartó con una sonrisa de agradecimiento por escucharle y se levantó de un salto, volviendo a la posición inicial, elevando el shinai hacia él.

Del  Ἔρως al ἀγάπη ~Jikookmin~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora