Del Ἔρως al ἀγάπη ~Jikookmin~

I -Carpe Diem

-Recordad que el viernes tenéis que hacer la pequeña presentación de tres minutos, mezclando mínimo dos de los estilos estudiados hasta ahora. Habéis tenido un mes para practicar con vuestra pareja, así que, no hay excusas aceptables. Además, espero que tengáis en cuenta el vestuario y la escenografía porque cuenta del mismo modo y va para la nota final.

La profesora recogió sus cosas y, tras una despedida breve, salió del aula dejando a sus alumnos terminar el estiramiento y recoger sus mochilas para salir hacia el vestuario.

Jungkook, Jimin y Hoseok se quedaron estirando mientras esperaban a que apareciesen sus amigos, como ya era costumbre. La única diferencia es que estaban demasiado agotados como para continuar por ese día, aun así, tendrían que esforzarse otro poco.

Jimin estaba tumbado en el suelo con su cabeza apoyada en las piernas estiradas de Jungkook. Este se sujetaba con un mano apoyada en el suelo tras su espalda mientras la otra acariciaba el cabello húmedo del rubio.
Ambos hiperventilaban cansados.

Hoseok, por su lado, revisaba su móvil con el ceño fruncido, leyendo un mensaje que acababa de llegar a su teléfono.

Su cabeza comenzó a funcionar a mil por hora y no se dio cuenta cuando sus compañeros llegaron al aula ni cuando comenzaron a hablarle.

-¿Hobi? -Jimin le llamaba con una sonrisa en su rostro sin apartarse de las caricias del maknae. -Creo que el cansancio ha debido fundir tu cerebro. -Bromeó, trayéndole de vuelta al mundo real.

-Sí, creo que por hoy no puedo mover ni un músculo más. -Rio con ellos.

-Pues tendrás que hacer un esfuerzo. -Insistió Taehyung, tirando de él para levantarle. -Porque prometiste enseñarnos ese paso antes de que vuelva a haber una reunión.

Jungkook miraba fijamente a Jimin, perdido en sus propios pensamientos mientras los demás mantenían una conversación sobre el ensayo que debían tener.

-¿En qué piensas?

La voz suave de Jimin interrumpió sus pensamientos y sus ojos se cruzaron en una mirada comprensiva, sin variar sus posiciones.

El castaño agachó su cabeza unos centímetros, casi rozando con su nariz la del contrario, mordiendo su labio inferior en el proceso con el deseo de poder besar sus labios solo una vez. Pero se contuvo.

-En el decorado. -Mintió y Jimin sonrió, sabiendo que no decia la verdad.

-¿Has pensado en algo?

-No, la verdad.

-Creo que hemos arriesgado demasiado en la mezcla de bailes.

-Yo creo que va a quedar de maravilla. -Sonrió, acariciando su barbilla. -Serás un cisne blanco maravilloso.

-Sabes que ese papel se lo suelen dar a las mujeres finas y esbeltas por algo, ¿No? -Preguntó.

-Bueno, tú eres fino y eres... -Bajó su mirada hacia sus piernas y su redondeado trasero, oculto de su vista en esos momentos. -Proporcionado. -Alzó sus cejas con diversión. -No necesitas ser una mujer para eso.

-Idiota. -Rio, sabiendo por dónde iba. -También peso más que una y tú pretendes levantarme como si nada. No hemos conseguido que nos salga bien ni una sola vez y sigues empeñado en hacerlo.

-Eso es porque tú crees que no va a salir bien y pones más fuerza de la que debes para no desequilibrarte. Debes confiar al cien por cien en mí, que soy tu base. Si no lo haces, nunca saldrá bien.

Su sonrisa nunca se apagaba cuando hablaba con el rubio y, eso era algo que embobaba al mayor.

-Sí fuera al revés, ¿Confiarías en que yo no te dejase caer? -Cuestionó sin borrar la sonrisa de reflejo que le salía siempre que el menor la tenía dibujada en sus labios.