VI -Sympátheia (Συμπάθεια)

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El cielo comenzaba a oscurecer dejando ver sus relucientes estrellas brillar sobre ellos.

El camino todavía estaba alumbrado y coincidieron en que era hora de volver antes de que se hiciese totalmente de noche, terminando así su extraña hora de castigo.

Llegaron a la entrada del instituto donde, Yoongi se despidió de ellos, seguido por Namjoon y Taehyung. Nadie iría a recogerles, así que, hicieron camino hasta la parada del bus, donde el más alto y el menor se detuvieron.

-Nos vemos. -Se despidió Yoongi con intención de continuar.

-¿No quieres venir en bus? Hay un gran camino hasta el centro.

-Ya, bueno, no voy al centro y tampoco tengo dinero para gastarlo en el autobús.

Namjoon se quedó pensando unos segundos mientras veía como pasaba de largo sin esperar nada más de él.

-¡Espera! Yo tampoco tengo mucho pero puedo invitarte por hoy.

Una risa seca se escapó de la garganta del mayor.

-Gracias pero no. -Respondió secamente, volviendo a su camino.

Yoongi odiaba sentir que le debía algo a alguien. Había podido cuidar bien de él mismo todo este tiempo, no necesitaba la limosna de nadie.

-Tal vez, otro día. -Continuó insistiendo Namjoon a su espalda.

-Tal vez. -Oyó su voz aun cuando ni siquiera se hubo girado, observando como desaparecía por el camino de bajada.

-Es un poco extraño. -Comentó inocentemente Taehyung. -Tengo la sensación de que no ha tenido una vida fácil.

El rubio lo observó por un momento en silencio hasta que alzó su mano para colocarla en su hombro, en un suave apretón.

-Ninguno de nosotros la hemos tenido. ¿O me equivoco?

El menor agachó la cabeza, en silencio, y eso fue suficiente para él como para saber que había acertado de lleno.

Por otro lado, aún en la entrada del edificio, Jimin y Hoseok se habían sentado sobre el césped, apoyados en un gran árbol de cerezo que estaba dentro del recinto, a la espera de que llegasen los padres del menor, quienes solían recogerlos a ambos.

-Ya deseo ver cuando florezcan. -Comentó Jimin con una sonrisa mirando el gran tronco.

En ese momento, un mercedes negro de alta gamma se situó frente a las puertas con sus ventanillas tintadas de negro, llamando la atención de los chicos más jóvenes.

-Bueno, ya debo irme. -Jin se despidió cortésmente y avanzó hacia el coche con rapidez, como para no hacer esperar a la persona que estuviera dentro de este.

Por un momento, no vieron al joven de sonrisa jovial y bromista que había estado con ellos corriendo minutos atrás entre el bosque y que se había saltado su castigo, si no, a un joven refinado de clase alta que nada tenía que ver con ellos y, mucho menos, con lo que él les había demostrado ser.

-Debe ser alguien importante. -Comentó Hoseok aún con la vista fija en el grandioso coche que se marchaba cuesta abajo.

-¿Quién crees que irá en él? -Preguntó Jimin con una mueca de tristeza. -No parecía ilusionarle la idea.

-Su padre, supongo. La misma persona, seguramente, que le llamó antes.

El moreno asintió, de acuerdo con las palabras del mayor, quedando en un agradable silencio por varios minutos.

En la biblioteca aún habían alumnos aplicados y algunos clubes aún estaban practicando su modalidad, por lo que, no estaban del todo solos por los alrededores.

Del  Ἔρως al ἀγάπη ~Jikookmin~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora