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[espero no arruinar la imagen que su imaginación creó de Dani, pero por mi parte me la imagino (y la describí) inspirándome en Florence Pugh ]

r u b é n
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—Dani... pss —siseé intentando llamar su atención.

Tal y como llevaba haciendo desde hace cuatro días, me ignoró. No parecía enojada o deprimida, solo estaba... extraña. Indiferente.

No estaba acostumbrado a ello y no saber porqué lo hacía me estaba tocando los huevos.

—¡Dani! —alcé la voz, y aunque me mantuve en un volumen bajo, me miró de reojo para después regresar la atención a su cuaderno.

Tomé un papel y escribí en él que por favor habláramos cuando la clase terminara, pero no se molestó en abrirlo cuando le llegó.

Me sorprendía lo fácil que le era actuar como si yo no existiera. Como si ahora solo fuera ella y el chico molesto que intenta llamar su atención en la clase de danés.

Estaba jodidamente harto de verla en los recesos riendo con sus amigas, tener que sentarme cerca suyo en las clases que compartíamos por los puestos asignados, querer abrazarla y contarle cualquier estupidez que se me ocurra y no poder. Todo era una puta mierda.

Una vez que la profesora Haden terminó la lección, intenté acercarme a Dani, pero últimamente era tan sigilosa como un gato que para cuando la busqué ya estaba saliendo de la sala.

—¡Daniqua! —grité entre el mar de gente del corredor, pero no giró a verme.

Desapareció metiéndose en su siguiente clase, geometría.

Suspiré frustrado y decidí hacer como ella e ir al periodo que me tocaba, física.

Fui hasta mi asiento donde mis amigos ya estaban discutiendo de alguna estupidez y me senté refunfuñando, cruzado de brazos.

—Dani no quiere ni verme —comenté amargado, todos sus ojos se posaron en mí.

—¿Qué hiciste? —preguntó Dag.

—¡No lo sé! —exclamé y golpeé mi cabeza contra la mesa— Debió haber pasado algo en la fiesta pero no recuerdo mucho, ¿ustedes saben algo?

Todos respondieron que no, excepto Iverson que prefirió evitar mi mirada, casi igual que Dani, excepto que la suya era de culpa.

—¿Qué sabes, Iver? —indagué en un tono más acusatorio.

—No, no, yo nada —titubeó.

—Tienes una cara de estar ocultando algo, hermano ¿Qué hiciste, te follaste a Dani? —bromeó Dag golpeándole el hombro, pero Iverson solo bajó la mirada al suelo.

Me mordí el labio y entrecerré los ojos intentando calmar la ira que me estaba invadiendo.

—¿Tuviste sexo con Dani? —pregunté rogando que lo negara— ¡Responde, coño!

—¡Sí, joder, sí! —gritó, de pronto todos nos quedamos en silencio y boquiabiertos— Fue después de la fiesta, la llevé a su casa y... no sé, ¡ella preguntó si quería y yo acepté!

Abrí los ojos como platos y cerré mis manos como puños queriendo romperle la nariz.

—¿Y a ti que mierda te importa, Rubén? Tú estabas con Juni.

Esa fue la gota que rebalsó el vaso. Me abalancé sobre él dispuesto a golpearle, cayendo los dos al duro suelo del salón. Rodeé su cuello con mis manos y empecé a hacer presión viendo como su rostro se iba enrojeciendo.

just kids; rdgDonde viven las historias. Descúbrelo ahora