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En todo el viaje no tocamos el tema, yo asumí que Rubén no se acordaba de nada y yo no pretendía conversarlo, así que sin necesidad de acordarlo hicimos como si lo que sucedió simplemente no pasó.

Seguimos durmiendo en el mismo cuarto los siguientes días y saliendo con nuestros amigos, pero no participé en ningún otro meet&greet, sentía que todo lo que me preguntaban era para sacar información privada de Rubén.

Sí que me quedé con los fans, me tomé fotos con muchos y hablé con bastantes chicas, todas muy simpáticas. Regresé a casa con peluches, dibujos y distintas cositas, también acompañé a Rubén en sus vídeos mostrando todo lo que había recibido, habían objetos muy bizarros, no lo iba a negar.

Cuando volvimos fue Teo quien me fue a buscar personalmente, Rubén prefirió tomar un taxi con sus amigos lo que me hizo preguntarme si realmente no recordaba nada. No evitaría ver a mi novio sin motivo.

Agotada le busqué con la mirada, encontrándolo entre todas las personas. Me estaba esperando con rosas y una sonrisa inmensa. Rápidamente la tensión que tenía en mi cuerpo se fue. Cuando me fui con Rubén había estado muy cortante, solo respondía mis mensajes e ignoraba mis llamadas, pero teniéndolo frente a mí, podía ver su arrepentimiento en sus ojos.

—Lo siento tanto, fui un idiota —dijo en el segundo en que lo tuve en frente.

Solté mi maleta y rodeé su nuca con mis dedos para juntar nuestros labios. No se me había ocurrido cuánto había extrañado besarle, desconectar mi mente de todo y centrarme en él.

—Tenías toda la razón, yo debo hacerte más espacio en mi vida —susurré cuando nos separé—. He sido tan independiente siempre que no me di cuenta que te estaba dejando fuera, perdóname —su rostro se suavizó y sonrió.

Me extendió las flores, agarró mi maleta y mi mano, y nos dirigimos a mi apartamento después de despedirnos de Rubén que se notaba incómodo.

—Vi algunas de sus entrevistas, parece que se divirtieron —comentó en el auto.

Estaba muy adormilada pero intenté contarle todo lo que había pasado, exceptuando lo de Rubén y yo. Eso en específico lo mantendría para mí hasta la tumba, no porque fuera necesariamente malo o me aterrara que Teo se llevara mal con él, sino porque dolía.

No sé por qué, yo estaba enamorada de Teo, pero lo que pasó esa noche en el hotel me había herido un montón y sabía que si dejaba salir cómo me sentía respecto a ello no podría volver a esconderlo.

Teo se quedó a dormir en mi piso y pidió el día libre para pasarlo conmigo. Se había tomado el tiempo de ir a hacer las compras mientras yo dormía, y cocinarme el desayuno para cuando despertara.

Pasamos el día en cama, él intentaba hacer algo más productivo porque odiaba no hacer nada pero lo terminé convenciendo. Accedió a regañadientes.

No vimos a Rubén hasta la noche, cuando apareció Raquel.

Oímos que discutían, o bueno, a Raquel gritando. No lográbamos entender qué decían pero por el tono que ella usaba se notaba que no era nada bueno.

Con Teo no nos atrevimos a pasar a verlos, yo insistí pero él aseguraba que estaba fuera de lugar. Creo que muy dentro de mí, la idea de que Rubén le haya contado de lo del hotel me preocupaba.

—Dani, tiene veintiséis años, sabrá lidiar con una discusión de pareja. No tienes que estar allí siempre para salvarlo —se burló.

¿Y si quería salvarme a mí realmente?

just kids; rdgDonde viven las historias. Descúbrelo ahora