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[A partir de ahora los años y transcursos de tiempo pasarán un poco más rápido]

d a n i
[2 0 1 2]

—Pero eso quería agradeceros a todos, por el apoyo anal —empezó a despedirse, yo estaba detrás de la cámara intentando evitar reírme—, el apoyo anal, me habéis hecho esto en el culo, el apoyo anal —repitió haciendo un movimiento con las manos—; con veintiún mil suscriptores , ¡wow, wow! —exclamó, estaba más que nervioso, le sonreí intentando darle más seguridad—, y eso pues, muchas gracias —corté la grabación.

—¿Viste que te salió genial? —le animé.

—Uf, siento como me tiembla todo el cuerpo, tío —dijo dando saltitos por la calle—. Nunca esperé sentirme seguro como para mostrar mi cara.

—Tampoco lo estabas para que tu nuevo canal resultara y solo mírate ahora —sonrió, los ojos le brillaban más que nunca.

—Sí, siento que es muy loco haber ganado veintiún mil suscriptores en veinticinco días.

—¿¡Estás bromeando!? Con el otro conseguiste treinta y ocho mil en casi cinco años —di saltitos con él.

Simplemente estábamos muy felices. El año parecía que iba a ir de su lado.

Decidimos regresar a casa al ver que estaba por empezar a nevar.

—Este pan de pipas está muy iug —se quejó en el camino.

—Ni para comprar el pan de pipas correcto sirves .

—¿Y para qué crees que llegaste a mi vida? —inquirió entretenido.

—¿Dices que el destino me envió a tu vida para que dentro de diez años te compre el pan de pipas que te gusta? —le cuestioné.

—Exactamente —afirmó, rodé los ojos con gracia.

-Vaya, que gran propósito tengo eh.

r u b é n

—¡He visto algo moverse ahí, he visto algo moverse ahí! —grité apuntando la pantalla del computador.

—¡QUE SÍ, PERO DEBO IR IGUAL! —gritó Dani desesperada moviendo el mouse.

Empecé a alejarme un poco de la pantalla asustado hasta los huevos. Dani siempre más valiente que yo, abrió la puerta del videojuego.

De golpe ambos gritamos de una forma tan inhumana que llegamos a asustarnos del grito del otro.

La pantalla se tornó roja con una frase que decía que habíamos perdido.

—Dani, eres un asco para los juegos de terror —me burlé recobrando el aire que me quitó la partida, le quité el mouse—, no más Ju-On para ti.

—¿Yo soy un asco? Si yo no estuviera aquí ni siquiera habrías jugado —me recriminó partiéndose de la risa.

Me agarré del cabello esperando a que mi ritmo cardíaco se calmase y apagué la cámara a medida que Dani prendía la luz.

—¿Quién diría que gritabas más agudo que yo? —rió.

—Bueno, a las chicas les gusta —me defendí, soltó una carcajada.

—Me imagino que les gusta tanto como tu póster de mona japonesa —apuntó a mi waifu.

—Solo estás celosa de ella porque duerme conmigo y tú no.

—He dormido contigo desde que teníamos quince años, no es la gran cosa —se encogió de hombros.

—Ajá, voy a hacer como que te creo.

just kids; rdgDonde viven las historias. Descúbrelo ahora