d a n i
[2 0 2 0]—En fin, espero poder verte de nuevo —terminó por decir cuando nos detuvimos fuera de mi edificio.
—Sí, seguro, Frank —le di una sonrisa amplia aunque un poco fingida.
Me despedí con un abrazo sutil y me apresuré en entrar al portal. Aunque me entristeciera mentirle, sabía que no lo vería de nuevo. No era mi tipo.
Parecía amable, listo y muy conversador, demasiado. Se pasó la cena contándome detalles de su niñez, familia y trabajo. Ahora sabía que se llamaba Franklin en honor a Roosevelt, que de pequeño se tragó por lo menos cinco dientes y que era del partido republicano. Definitivamente simulaba ser listo pero no lo era.
Entré a mi departamento, no era grande la verdad, era el modelo más pequeño del edificio. Una habitación, una oficina, dos baños, una cocina americana con el salón y el comedor integrados.
Era suficiente para mí sola.
Me lancé al sillón y me quedé mirando por los grandes ventanales las luces y edificios de la ciudad. Tantas personas, tantos mundos, tantos sitios donde ir, y aún así me sentía una desconocida con y en cualquiera. Parecía que había perdido la habilidad de sentir o pensar con los pies en la tierra. Me sentía sin rumbo.
Vivía un poco en piloto automático, intentando encontrar mi lugar.
Los últimos dos años los pasé prácticamente en una oficina, con Rahma, mi compañera. Ella trabajaba en la división de Diseño Web y Digital, pero siempre nos cruzábamos por el edificio, nos sonreíamos cordialmente y seguíamos por nuestro camino hasta que un día decidimos saludarnos y nunca más nos despedimos.
Ella venía de Nueva Delhi, había estudiado allí y luego decidió que lo suyo no era quedarse. Primero estuvo trabajando en una pequeña compañía en Indiana, pero gracias a un contacto pudo encontrar una vacante abierta en EDX.
Rahma era dos años mayor, llevaba seis casada con Calem y era mamá de un niño precioso llamado Balu, que recién cumplió los ocho meses. Yo era su madrina, lo cual me sorprendió un montón, aunque Rahma insistió.
—He conocido a muchas personas, pero ninguna a la cual realmente llamar amiga —explicó—. Eres la única que me hace sentir su cariño, su preocupación, y por sobretodo, su respeto. Nada me haría más feliz que saber que Balu te tendrá a ti como su guardadora, sé que lo querrás y protegerás como si fuera tuyo.
No pude negarme, era todo un honor. Yo estaba muy presente en la vida de su pequeñín, lo cuidaba cuando Rahma y Calem querían una noche para ellos dos, siempre le visitaba y regalaba peluches y juguetes, y cuando me invitaban a su casa a cenar Balu siempre quería que lo cargara.
Si no fuera por ellos, ya me habría devuelto a Noruega. Lo tenía planeado el año pasado, pero Rahma me rogó que me quedara hasta que su embarazo terminara, claro que fue toda una estrategia. Sabía que me sería complicado irme teniendo el título de madrina.
Pero ella no entendía que ya había encontrado su casa y yo no. Ella ya tenía al amor de su vida y a la pequeña criatura que salió de su amor.
Conoció a Calem en un concierto, cuando recién se había mudado a Los Ángeles, me dijo que sintió la conexión de inmediato, más no supo que sería su alma gemela, para saberlo tardó un poco más.
Ambos salieron por unas semanas, Calem quería más pero Rahma siempre evitaba avanzar. Principalmente porque todo lo que nunca creyó que querría en alguien lo encontró en él antes de lo que pensaba, y eso le aterró. Aún quería disfrutar de sus veintes, de su soltería y soledad, pero más miedo le daba que Calem no la esperara tanto.

ESTÁS LEYENDO
just kids; rdg
Fanfictiondonde rubén y dani son solo niños, incluso de adultos. ⇝ No es un universo alterno. ⇝ Las fechas y datos están un poco cambiados pero la base sigue siendo la misma. ⇝ Los personajes y sus desarrollos son propiamente míos y por ende no van de la mano...