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r u b é n
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—Es que no sé ni como agradeceros la verdad, quiero que os haga tanta ilusión como a mí y a Dani este pequeño cómic, y espero que tengáis un buen día, ¡chao! —corté el vídeo.

Miré el cómic en mis manos y lo que decía en la esquina inferior izquierda con la caligrafía de Dani.

𝐼𝓁𝓊𝓈𝓉𝓇𝒶𝒹𝑜 𝓅𝑜𝓇 𝒟𝒶𝓃𝒾𝓆𝓊𝒶 𝐵𝒿ø𝓇𝓃𝓈𝓉𝒶𝒹

—Lo hiciste, sacaste un cómic —exclamó en una voz cantarina.

—Sacamos un comic —corregí en un murmuro—, y mundialmente.

La compañía en la que trabajaba Dani fue la que desarrolló el cómic y consiguió que se vendiera en el resto del mundo en vez de solo en España.

Y estaba dibujado por nadie más y nadie menos que ella misma.

—Estoy segura de que será un gran éxito, Rubén —me animó, yo me limité a envolverla en un abrazo.

Una lagrimilla se me escapó, estaba demasiado feliz, no podía evitarlo.

—Ven conmigo en octubre —rogué.

—No puedo.

—Sí puedes, solo pide vacaciones —insistí.

—No es tan fácil, Rubén, no tengo un horario libre como tú ¿Por qué insistes tanto en que te acompañe? Estarán todos tus amigos allí —miré hacia el suelo, evitando su mirada.

Con delicadeza posó su mano en mi mentón tirando de él para que la viera, tenía unos ojos de cachorrito preciosos. 

—Sé que hay una razón detrás —susurró, solté el aire que estuve acumulando de los nervios.

—Es que... habrá mucha gente, muchísima —asintió—, y una cosa es hablarle a trece millones por una cámara y otra tener que dar una presentación en vivo y en directo —admití.

—Te adoran, no importa lo que hagas, se divertirán, lo sé —chasqueó la lengua—. Sabes que amaría acompañarte, pero no creo poder.

Notaba que le daba pena no poder ir conmigo, a mí también me entristecía un montón. Sé que con mis amigos me sentiría más seguro en el escenario pero era diferente saber que Dani estará cerca esperándome en lo que dure el show en vez de aquí en España.

Dejé el tema hasta allí, pero no compré los pasajes del mismo vuelo con mis amigos, quise esperar, no sé qué, pero sentía que debía. Sabía también que ella no cambiaría de opinión, que estaba muy ocupada en su trabajo, pero me merecía el beneficio de la duda.

Dani era muy exitosa, de distinta forma que yo, pero lo era. Llegó a ser tan buena en su trabajo que algunos clientes pedían exclusivamente a ella como la directora del proyecto, como yo lo hice con el cómic que se vendió completamente en España tras solo dos días en el mercado.

Ella se negó a llevarse un porcentaje mayor al que habíamos acordado con la compañía, incluso se oponía a recibir el crédito que merecía por haberlo dibujado, no me acompañó a ninguna entrevista. La verdad no la entendía, sé que no buscaba ser notada por el público o los medios, pero es diferente aceptar el reconocimiento que mereces a ser una celebridad.

El cómic también popularizó la compañía en la que trabajaba incrementando un montón sus acciones y clientes, pero era por ella. No querían a otro diseñador, querían a Dani. Eso provocó que recibiera muchas ofertas de trabajo, cada una mejor que la otra, cada una más exclusiva, cada una más lejos. 

just kids; rdgDonde viven las historias. Descúbrelo ahora