d a n i
[2 0 0 6]—¡Mamá! —corrí hacia ella apenas la vi, Rubén fue hasta la suya.
Acabamos de volver de Japón y sentía como si me hubiese ido toda una vida. De alguna manera sentía que Noruega y yo ya no coincidíamos tanto. Como si ya no fuera mi lugar. Quizá si había algo para mí fuera de aquí.
—¡Te extrañamos tanto, Daniqua! —exclamó envolviéndome en su pecho— Estás tan grande, nena.
—Me fui una semana mamá.
—¡Fue una eternidad!
Sonreí cansada contra su pecho. Era de madrugada y apenas había dormido un par de horas en el vuelo. Se sentía bien tenerla cerca otra vez.
—Vamos a casa, cielo —me dijo acariciando mi mejilla con cariño, asentí.
Miré a Rubén que estaba hablando emocionado con su mamá y Héctor, se le veía muy feliz. Seguramente estaba gritando cuánto le había gustado el viaje y lo llena que estaba su maleta en comparación a como se había ido.
—¡Rubén! —llamé su atención, me miró— Me voy a casa —avisé, sonrió pero de inmediato se le borró la sonrisa.
—Oh, verdad —le oí mascullar.
Fruncí el ceño, ¿verdad qué?
—Nos vemos mañana o uno de estos días, ¿sí? —asintió y se despidió con la mano.
Me subí al auto contándole sin muchas ganas a mamá todo lo del viaje. Realmente necesitaba dormir.
Al llegar a casa papá me llevó mi maleta a mi cuarto y me dijo cuánto me extrañaba, yo no había pensado mucho en él, a decir verdad, no había pensado en nadie. Todo el viaje se sintió como si solo fuéramos Rubén y yo en el mundo. Como si por tenernos el uno al otro no necesitáramos extrañar a nadie más. Pensar en nadie más.
—Bien, te dejamos descansar. Te amamos, nena —dijo mamá y cerró la puerta con sigilo.
Abrí mi maleta buscando mi pijama encontrando la camiseta con la que dormí todo el viaje. Debía lavarla pero aún no quería. Me la había pasado la primera noche que pasamos en Japón.
La llevé a mi nariz sintiendo su colonia. Miré detrás mío para decirle que me impresionaba que todavía tuviera su olor, pero no estaba. En la habitación solo estaba yo.
Oh, verdad.
Él y yo no vivíamos juntos, ni estábamos juntos todos los días. Tampoco dormiría con él en la misma cama esta noche.
"Me voy a casa" significaba irme a otro lugar donde él no estuviera.
Con un poco de pena me calcé la camiseta y el buzo, y me metí en la cama hundiéndome bajo el grueso cobertor. Me removí sobre el colchón intentando encontrar el calor que quería o la posición en la que me dormiría más fácil. Claro que para esas dos cosas necesitaba tenerlo al lado.
Inquieta busqué mi celular y apreté llamar.
—Justo te iba a llamar —contestó, solté una risita.
—Se siente extraño estar aquí y tú allá.
—Lo sé —murmuró—. El mundo se siente diferente así.
Oí una música de fondo.
—¿Te pusiste a jugar videojuegos aunque acabas de llegar? —pregunté riendo.
—Sí, no lograba dormir —respondió—. Mangel estaba activo, pero acaba de desconectarse.
—¿Puedo oírte jugar y cuando me quede dormida cuelgas? —lo pensó unos segundos.
—Vale, jugaré algún videojuego no muy ruidoso —reí.
—Te lo agradezco —apoyé el celular contra mi oreja y me hice bolita bajo el edredón.
Cada tanto abría los ojos por las maldiciones que decía cuando perdía, pero me ayudaba a sentirme acompañada así que no me quejé. Estaba agradecida de tenerlo, aunque sea por una línea telefónica.
Me levanté de cama agotadísima porque alguien no dejaba de tocar a la puerta de mi casa. Ni papá ni mamá estaban y yo intentaba calmar un poco el jetlag que tenía del viaje. Habíamos regresado hace tres días y me estaba matando esta diferencia horaria a la que mi cuerpo se había acostumbrado.
Abrí la puerta y antes de que pudiera siquiera saludar, Rubén entró con su laptop gritando por mi pasillo.
—¡Dani, tienes que ver esto! ¡Mira, mira! —corrió a sentarse al sillón de la sala mientras me miraba impaciente a que llegara con él.
—Rubén... ¿no has dormido desde que volvimos? —pregunté. Tenía unas ojeras marcadísimas, el cabello ultra desordenado y no olía precisamente bien.
—No importa, da igual, ¡ven y mira esto! —suspiré y me senté a su lado.
—¿Qué debo ver? —apuntó a su pantalla.
Solo veía la página de Youtube, un vídeo de un videojuego y la cara de Rubén esperando mi respuesta.
—Lo siento, no lo sé, dame una pista de a dónde mirar —bufó y colocó su dedo bajo el número de visualizaciones.
—¿581 visualizaciones? —seguía sin entender.
—Dani, antes de irnos a Japón subí un vídeo a Youtube jugando con Mangel... han pasado casi diez días y mira cuántas vistas —le miré expectante.
Ahí reaccioné.
—¡¿Casi seiscientas personas te vieron jugar con Mangel?! —grité asombrada.
—¡Si, coño, que sí! No te dije que lo subiría porque quería saber cómo me iría primero.
—¡Y te fue genial! —me lancé sobre él para envolverlo en mis brazos y zarandearlo.
Sabía cuánto le gustaban los videojuegos y que haya gente que le divirtiera verlo haciéndolo me alegraba un montón.
—¿Tú crees que debería seguir? —preguntó ya un poco más serio— No sé, no creo que la gente quiera seguir viendo esto, ¿sabes? Mangel y yo lo hicimos de juego.
—¡Rubén! Basta, siempre haces lo mismo —espeté.
—¿Qué cosa?
—¡Te chantajeas solo! Eres divertido, tienes un humor especial, al parecer te gusta editar, tienes un amigo con quien pasarla bien y por sobretodo, te encantan los videojuegos. Te encanta la animación y todo eso. La gente quiere ver a alguien que disfrute lo que hace y tú eres el indicado.
—¿Entonces debería? —bufé, era un cabezota cuando quería.
—Obvio que sí, y sabes qué, veamos tu vídeo porque ni me los has mostrado y quiero fangirlear —rió pensando que bromeaba—. Lo digo en serio, si a la gente le gustas quiero ganarme el título de tu fan número uno antes de que alguien llegue y me lo quite —carcajeó.
—Te quiero un montón, Dani —se acurrucó contra mí y apretó play.
Le iría bien, ya lo sabía yo, solo necesitaba a alguien que le diera un pequeño empujón y yo lo haría cuantas veces fuera necesario.
Qué no haría por él.
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just kids; rdg
أدب الهواةdonde rubén y dani son solo niños, incluso de adultos. ⇝ No es un universo alterno. ⇝ Las fechas y datos están un poco cambiados pero la base sigue siendo la misma. ⇝ Los personajes y sus desarrollos son propiamente míos y por ende no van de la mano...