r u b é n
[2 0 1 3]—Vamos a casa ya —avisó el padrino con una sonrisa mientras tomaba mi maleta por mí.
Miré a Dani que estaba a unos metros alejada abrazando a sus padres, sonreía mostrando todos los dientes y se balanceaba de lado a lado. Se notaba que estaba muy feliz de regresar, pues lo habíamos pospuesto durante cuatro años.
Lo habíamos planeado en septiembre y como lo dijimos, lo cumplimos. Acabábamos de llegar a Noruega, dos días antes de navidad.
Dani me miró entre las personas y me sonrió, despidiéndose con la mano y haciendo un teléfono con sus dedos avisándome que llamaría. Ella también se iba a su casa.
Le sonreí de vuelta, fingiendo que nada estaba mal, porque en sí, nada estaba mal. Estábamos de vuelta en Noruega con nuestras familias, seguíamos estando cerca, podríamos reencontrarnos con amigos de la infancia.
Si todo estaba bien, ¿por qué yo no lo sentía así?
Me sentía igual que cuando volvimos de Japón, cuando después de cinco días regresando al hotel con Dani a dormir con ella, cada uno debía volver a su casa.
Pero ahora algo era distinto; durante los últimos años, irme a casa significó volver a estar con Dani, a nuestro apartamento. Incluso cuando dejamos de vivir juntos cruzaba el corredor para ir a su piso por lo menos siete veces al día.
—¿Todo bien, Rubén? Estás muy pálido —preguntó mamá al ver que no dejaba de mirarla de reojo mientras se iba, asentí desconcertado de la sensación y los seguí hasta el auto.
La sensación de vacío me invadía. Durante un largo tiempo, casa y Dani fueron prácticamente sinónimos.
Me subí a la camioneta y antes de que mamá pudiera preguntarme algo, hablé:
—¿Les molestaría mucho si Dani y yo nos quedáramos en un hotel? —pregunté, la voz me salió más ronca de lo normal, pero con un tono de seguridad que me impresionó.
—Rubén, ¿son pareja? —indagó mamá con su típico tono de sospecha.
—Qué va, no.
—¿Entonces por qué quieres irte a un hotel con Dani cuando ambos tienen su casa?
No supe argumentarle de vuelta.
—Tienes razón —respondí resignado.
Al llegar, mi cuarto estaba casi igual que como lo dejé, faltaban unos cuantos póster que me llevé a Málaga pero los dibujos, las fotos y los muebles seguían allí.
Cené con mi familia y con mi hermanita, que había nacido unas semanas antes de que yo me fuera a Málaga. No le costó acostumbrarse a mí, pero se sintió un poco extraño llegar y ver que la bebé más pequeña que mi cabeza me llegaba a la cadera y ya sabía hablar.
Dormir en esa cama de una plaza en el cuarto que una vez se sintió realmente mío, fue aún más chocante, sobretodo sabiendo que Dani estaba a quince minutos de mí en vez de a uno.
Pensé en llamarla, pero recordé que ya debe estar más dormida que nunca, no podía mantenerse despierta después de bajarse de un avión.
Además, tampoco sabía realmente en qué ayudaría. Solo me recordaría cuán dependiente soy de ella. No quería agobiarla.
Al otro día fuimos a pasear con mi familia y en la tarde salí con Dani y Åse, mi hermanita, a jugar en la nieve y a grabar un vlog.
—¡Es un pollón! —grité al ver lo que había dibujado en la nieve.
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just kids; rdg
Fanfictiondonde rubén y dani son solo niños, incluso de adultos. ⇝ No es un universo alterno. ⇝ Las fechas y datos están un poco cambiados pero la base sigue siendo la misma. ⇝ Los personajes y sus desarrollos son propiamente míos y por ende no van de la mano...