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Siempre pensé que Rubén sería alguien que tendría por el resto de mi vida, y si alguien me hubiera dicho cuando lo conocí que solo duraríamos quince años juntos, no me lo hubiera creído. Joder, ni siquiera me habría creído que durásemos menos de toda una vida.

Pero era cierto, porque a veces las personas que más quieres cambian, avanzan, transmutan, y ya no los entiendes, y no vas a pasarte el resto de tus días intentando hacerlo. Eso no es amar ¿no?

Esa mañana después de la noche del evento había despertado después de Rubén, que se encontraba en su estudio editando o grabando, no lo sé.

Por más que quisiera ir a buscarle y regresar a la cama para disfrutar de nuestra compañía, sabía que debía irme. Tenía una reunión con un potencial cliente y era uno de esos que sus bolsillos no tenían fondo. Agradecí no tener mucha resaca.

Me puse de pie vistiéndome con una sudadera de esas grandes de Rubén sintiendo su olor. Lo habíamos hecho, habíamos mostrado lo que sentíamos por el otro. Tenía lo que tanto había querido. 

Pasé con cuidado de no hacer mucho ruido a su oficina, se notaba frustrado.

—Buenos días —canturreé acercándome a él. Estaba concentrado mirando la pantalla— ¿Estás bien?

Suspiró cansado, tenía unas ojeras inmensas.

—Sí, perdóname, debo subir un vídeo hoy —alejó la vista del ordenador y se giró a verme, me dio una sonrisa amplia, se la correspondí.

—Deberías tomarte el día libre —sugerí mientras me sentaba en sus piernas rodeándole el cuello con mis brazos. Chasqueó la lengua—. Podríamos salir a almorzar juntos después de mi reunión.

—No puedo, lo sabes.

—No tienes horarios, eres libre —negó.

—No lo entiendes, Dani.

—Está bien, ya me lo explicarás —sonreí optimista—. Debo irme, ¿qué tal si cenamos en mi casa y vemos una peli?

—¿Jurassic Park?

—Podríamos hasta verla sin ropa —murmuré en su oído, su agarre en mi cintura se volvió más fuerte.

—¿Cómo podría negarme a eso? —reí y me despedí con un corto beso en los labios.

La sonrisa no se me iba, como si estuviera pegada por la eternidad en mi rostro.

¿Así se sentía amar a alguien? ¿Ser correspondido? No creo jamás haber sentido esto, pero me sentía feliz de sentirlo con Rubén, él era lo único familiar en estas sensaciones nuevas.

Cuando ya estuve duchada y vestida me dirigí a mi reunión, en la que me fue genial.

En la compañía todos me dijeron que brillaba más que nunca, Nerea que parecía que había tenido una noche grandiosa y que si podía le pasara el dato, y mi jefe que me preparara para ser promovida porque no estaba muy lejos de serlo.

Compré un par de cosas para cocinar en la noche y unos paquetes de palomitas y cosas así. Incluso le compré unos juguetes nuevos a Wilson y a Raspy, simplemente me sentía feliz, radiante y con más energía de lo normal.

Llevaba meses sintiendo que una parte mía no encajaba con las otras, como si fuera una desconocida para mí misma, lo peor era tener que actuar como siempre lo fui para que Rubén no se preocupase.

Pero ahora sentía que estaba completa, que todos esos sentimientos e ideas molestas se fueron. Me sentía más ligera, me sentía más yo. Quizá porque hace meses que Rubén tampoco era él mismo y se había distanciado de mí, y ayer todo se recompuso en su lugar, todo estaba bien, solo éramos él y yo de nuevo.

just kids; rdgDonde viven las historias. Descúbrelo ahora