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—¿Otro round? —jadeé intentando aún recobrar el aire, asentí— No tengo más condones en mi billetera —murmuró, señalé al velador de su lado.

—En el primer cajón.

Su espalda desnuda se descubrió a la vez que las sábanas se deslizaban por su piel permitiéndome ver lo tenso de sus músculos estirándose hasta el cajón. Era una vista encantadora.

—Dani... —me llamó— ¿Tienes novio? —preguntó incómodo.

Me recompuse en la cama con el ceño fruncido, ¿por qué de pronto le había dado por preguntar eso?

—¿No debiste preguntar antes de follarme, no después? —bromeé— No, no tengo novio.

Se dio media vuelta y me enseñó lo que sus dedos sujetaban. Un preservativo y una fotografía de Rubén y yo, tamaño bolsillo. Giró ligeramente el papel para mostrar mi caligrafía escrita detrás.

𝒟𝑜𝓃𝒹𝑒 𝓈𝒾𝑒𝓂𝓅𝓇𝑒 𝓅𝓊𝑒𝒹𝑜 𝓋𝑜𝓁𝓋𝑒𝓇 ♡

Miré la imagen y pronto me dejé caer sobre el colchón rendida, dándole la espalda. Hacia tiempo que no la veía y me afectó más de lo que esperaba. Tenía a Raspy en su muslo y a Wilson sobre su hombro mientras reía. En aquella foto estaba mi familia entera, la que tuve y que jamás volveré a tener.

—Da igual —respondí más borde de lo que quería.

Oí como las sábanas se movían y luego su respiración en mi cuello, me estaba abrazando. Me removí intentando separarme, pero eso solo hizo su agarre más fuerte.

—Mitch, suéltame —alegué, sus manos rodearon mi cintura desnuda y me pegó a su pecho escondiendo su rostro en mi hombro.

Batallé un poco más, pero terminé rindiéndome. Con ello también dejé de luchar para que las lágrimas no se escapasen.

—Shh —siseó, me di media vuelta y me acurruqué contra él, permitiéndome ser frágil frente a un hombre que apenas conozco—. Parece que sí toqué un punto sensible —bromeó haciéndome reír.

Asentí sorbiendo mi nariz.

—Déjame adivinar, ¿un gran amor que dejaste atrás y aún te persigue? —solté una risilla.

—Algo así, era más que eso —murmuré—. No creo que lo entenderías, tampoco creo que quiero hablarlo.

—Está bien —dijo mirándome a los ojos, de pronto se tornaron tristes—. Estoy divorciado.

Le miré sorprendida. Sabía que Mitch era mayor que yo, creo que él tenía treinta y tres años, pero yo a mis treinta ni interés romántico tenía y él ya tuvo una esposa.

—Sigue siendo más que mi ex-pareja —admitió—. Creo que puedo entenderte un poco.

Me distancié un poco más de él para poder verle la cara, tenía una sonrisa simple pero su mirada apagada me permitía ver su corazón roto.

—Tengo una foto de ella en mi cuarto y también me duele verla.

—¿Por qué se separaron? —me atreví a preguntar.

—No lo sé —enarqué la ceja confundida—. Supongo que dejamos de entendernos, o de tratar de hacerlo —acaricié su mejilla con delicadeza intentando hacerle sentir mejor—. Y la extraño un montón —suspiró—. Vaya, no le había dicho eso a nadie.

—¿Ni a Calem?

—Mucho menos a Calem. Ellos siempre hablan de avanzar, que hay un mundo esperando por conocerme... pero el único mundo al que siento que pertenezco es al que comparto con Maya.

just kids; rdgDonde viven las historias. Descúbrelo ahora