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MEGAN

Se acostó a mi lado, rodeándome con sus brazos. Me besó en los labios.

- El embarazo te hace más sexi todavía... Es una locura -dijo sonriendo.

- Es porque me crecieron las tetas? -pregunté sin filtro.

Ella rió negando con la cabeza.

- No... Bueno, puede que un poco, pero te veo más feliz y eso me pone feliz a mí. 

- Entendés que vamos a ser mamás? Después de todo lo que vivimos juntas... 

- Nos merecemos a esta pequeña que viene en camino -comentó acariciándome la panza.

- Sí -dije ahora mirando la mano de mi novia-. Es una responsabilidad enorme que podemos afrontar.

Nos quedamos esa tarde así, acostadas una al lado de la otra planeando cómo sería nuestra hija.

- Va a tener tus ojos grandes -le dije-. Esas esferas verdosas brillantes que me iluminan... 

- Yo quiero que tenga tu mirada.

-Quiero que tenga tu sonrisa.

- Y tus carcajadas contagiosas.

- Tu calidez al abrazar.

- Tus ganas de amar tan intensamente...

- Va a ser un mix tan lindo...

La besé con delicadeza mientras intentaba pararme.

- A dónde vas? -preguntó.

- A hacer pis... Era verdad eso de que las embarazadas van al baño a cada rato...

Rio y me acompañó al baño quedándose en la puerta.

- Sabés que puedo ir sola, no, amor? -pregunté desde adentro.

- Por las dudas de que me necesites -respondió.

- El bebe no se va a adelantar seis meses, Lizzie, podés ir a acostarte -reí.

- Prefiero quedarme cerca -dijo riendo también.

MEGAN 

Meses más tarde, mientas estábamos bailando en la cocina, ella me tomó de la cintura aunque la panza la distanciaba un poco de mi pecho. Apoyé mi cabeza en su hombro y seguimos bailando. De la nada siento los pantalones húmedos.

- Creo que me hice pis encima... Te dije que tenía que ir al baño! -grité, pero ella no se inmutó. Se quedó mirándome seria hasta que dijo:

- Meg... No te hiciste pis... Rompiste bolsa...

- Qué? Pero no se supone que tiene que dol... -no pude terminar de hablar porque una contracción me frenó-. AY! 

- Tranquila, vamos al hospital, andá yendo al auto que yo busco el bolso.

De camino al hospital no dejé de gemir de dolor. Elizabeth me miraba de reojo mientras manejaba sin saber cómo ayudarme.

Al llegar me dejaron en una camilla cuando ya me cambié al igual que Lizzie que se quedó parada al lado mío cuando nos hicieron entrar en la habitación.

- Amor... -dije tomándole la mano-. No voy a poder.

- Qué? Claro que vas a poder, Meg.

- No. No va a salir un humano de ahí. Es imposible... Cómo hacen las demás? No. No. Y no. No puedo.

- Amor, sé que estás nerviosa pero te juro que vas a poder... Esperame que tengo que ir a llamar a tu hermana...

Pero antes de que atinara a irse la aferré más fuerte porque encima estaba tiendo una contracción.

- ELIZABETH CHASE OLSEN, NO TE ATREVAS A DEJARME SOLA!

- Amor, sólo oba a llamar a tu hermana... Tiene que saber que estás pariendo.

- QUE SE ENTERE POR INSTAGRAM, NO ME IMPORTA, PERO VOS NO TE VAS.

- Bueno, cielo... Tranquila...

- TRANQUILA LAS PELOTAS, ESTOY TRATANDO DE SACAR UN PUTO SER HUMANO DE MÍ Y ME DECÍS QUE ME TRANQUILICE?

No dijo más nada, simplemente ayudó a las enfermeras en lo que pudo y después me llevaron a la sala de parto.

Dolió muchísimo, más de lo que creí. Pero al tener a nuestra hija en mis brazos olvidé el dolor que sentía y la observé con Lizzie besándome la frente.

- Son tan valiente... Te amo, Megan... Sos el amor de mi vida -dijo abrazándome con cuidado.

Ambas nos quedamos mirando a nuestra hija embobadas.

- El nombre... -dije al recordar que no lo habíamos pensado.

- Tiene cara de Emma... -dijo Elizabeth sonriendo.

Asentí dándome cuenta de que tenía razón.

- Hola, Emmita, somos tus mamás... -dije despacito a la beba que dormía en mis brazos.

- Hola amor, llegaste... -dijo Lizzie sin dejar de sonreir.

Llegamos a la casa con demasiadas emociones encima. Emma descansaba en mis brazos mientras me acostaba en la cama. 

Lizzie dejó el bolso a un costado y me abrazó junto a nuestra hija.

- Cómo las amo... -dijo-. Sos tan fuerte, Meg...

- Yo te amo más, cielo, y esta nena -dije mirando a Emma- te va a adorar como la hermosa madre que sos.

- Salió nena, como supusimos... Y me alegra tanto... Pero a la vez me da tanto miedo a que le hagan algo, a que alguien la lastime... Cómo se evitan esas cosas? Porque a vos te ha pasado ya... Y a mi también. Y te juro que si le llega a pasar a ella, soy capaz de matarlos con tal de que no le hagan daño... -dijo angustiada-. Así como si te hicieran algo a vos... Ay, Dios, cómo me hacen capaz de tantas cosas ustedes dos?

- Hey -dije haciendo que me mire-. No va a pasar nada, sí? Nosotras estamos acá para cuidarla de todo lo que pase.

- Somos tres ahora... Otra mujer a la que amar y cuidar con toda mi alma... -esta vez sonrió mirando a Emma.

- Va a ser todo lo feliz que podamos hacerla -dije besando a mi novia.

- A sus órdenes, mi lady -dijo ella tomando la pequeña mano de nuestra hija y depositándole un besito tierno.

- Emma Olsen-Smith... Llegaste para dar luz a un fogón que pensó que no podía ser más luminoso, y sí que podía... -solté en un suspiro.

Nos quedamos abrazadas las tres, Emma con apenas unos días de vida y nosotras dos planeando cómo serían los días y años que le siguieran a ese momento mágico.

Nota de la autora: Bueno, espero que les haya gustado este capítulo, disfruté escribiendo toda la transición del ser sólo una pareja a ser madres. Les agradecería si pudieran dejar en los comentarios lo que les gustaría que pasara en los siguientes capítulos, tanto escenas como giros de la trama o personajes nuevos. Muchas gracias por todo el apoyo.

ELIZABETH OLSENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora