LIZZIE
No era solo lágrimas, ella llanto desesperado que la dejaba roja por no darse tiempo a respirar.
- Es que... -intentó decir pero se frenaba.
- Amor... amor, tranquila, no hace falta que me digas ahora... sólo quiero entender por qué estabas tan enojada.
Le acaricié la espalda tratando de que hablara mas tranquila.
- Yo había agarrado la tablet... -dijo entre sollozos-, y Emma quizo usarla también, pero yo la tenía antes y ni la había llegado a usar... la abuela vino y me la sacó de la mano y se la dio a ella porque estaba llorando por capricho... ella no quería la tablet, ella quería lo que yo tenía... Y me gritaron a mí... Y me defendí... pero no me dejaban hablar y Emma me hacía caras de burla y me pegó para llamar mi atención... entonces la empujé para que me dejara de molestar y se tiró al suelo diciendo que le pegué...
Volvió a llorar un poco y trató de calmarse para seguir hablando.
- Y las abuelas me gritaron y yo quería explicar pero no me salían las palabras... y yo solo gritaba... y me encerraron acá y tuve miedo de que me odiaran...
La abracé mientras se secaba las lágrimas.
- Te amo, amor, lo sabés, no? Que sos una de las personas a las que mas amo en el universo?
Hice que me mirara para que respondiera.
- Sí... pero tenía miedo de que te pusieras de su lado porque es mas chiquita y que si te contaban todo cuando llegaran se enojaran conmigo...
- Jamás en mi vida sería injusta con ustedes, amor, nunca. Si vos sentís que alguna vez lo fui, necesito que me lo digas y yo lo cambio, quiero ser justa por ustedes...
- Y cuando me encerraron me dio miedo también porque no sabía cuánto me iban a dejar adentro...
- Las abuelas estuvieron muy mal en encerrarte, sabés? Mami y yo no lo sabíamos, no les hubiésemos permitido esto...
En ese momento entró Meg al cuarto con precaución y se sentó a mi lado.
- Ya me dijeron -comentó.
Asentí y le dije cómo pasaron las cosas, Meg era mucho mejor en esto que yo así que la dejé lidiar.
- Vamos a hacer algo, Evi -dijo mi esposa-. Vamos a juntar mucho mucho mucho coraje y vamos a bajar... y le vas a decir a las abuelas qué pasó, nosotras vamos a estar ahí. Ellas van a entender qué pasó y vamos a hablar con Emma para que se disculpe. Sí?
Eva asintió y apoyó su cabeza en mi pecho.
- Las extrañé demasiado -dijo nuestra hija.
- Nosotras también, amor... -dijo Megan acariciándole el rostro.
MEGAN
Al bajar, Eva estaba en brazos de Lizzie, no quería que la dejáramos sola.
- Mamá, creo que hay algo que deben decirle a Eva... pero primero ella les va a explicar qué pasó y la van a dejar terminar porque merece la oportunidad de defenderse... no como hicieron ustedes que ni eso le dejaron -Lizzie estaba realmente enojada, jamás hubiésemos permitido que encerraran a uno de nuestros hijos.
Eva explicó todo, era muy buena con las palabras, y tanto mi mamá como la de Lizzie le pidieron disculpas. Emma también lo hizo cuando hablamos con las dos.
Dejamos a las nenas en la sala para hablar a solas con ellas y que nos contaran cómo habían estado nuestras hijas.
- Lila está discutiendo más, pero supongo que es la edad.
- Mati? -pregunté.
- Él estuvo más callado quizás pero es tan bueno y servicial que fue el único que no ocasionó problemas. Eva tenía sus momentos de angustia donde no sabía qué le pasaba y no quería hablar al respecto.
Entendía, Eva era más reservada y Matías siempre fue de ayudar.
- Emma con más caprichos. A la noche, antes de comer, siempre le agarraba algo que la hacía llorar porque no quería dormir siesta. Y Simón también tenía problemas de sueño, se despertaba a mitad de la noche llorando... no están acostumbrados a estar sin ustedes tanto tiempo, tres semanas es demasiado tiemo
Asentí, Lizzie comenzó a contar cosas de nuestro viaje. Luego les agradecimos a nuestras madres por cuidarlas todo ese tiempo y se fueron, dejando a nuestros 5 hijos con nosotros otra vez.
LIZZIE
estaba dándole la mamadera a Simón cuando escuchamos el ruido de vidrios rompiéndose. Estábamos con Lila, Eva y Simón en la sala. Mi esposa me miró sin entender, pero me levanté yo.- Qué pasa? -pregunté entrando a la cocina.
Emma estaba parada frente a una jarra de vidrio rota, los vidrios llegaban hasta la puerta, Matías estaba a su lado agachado como queriendo juntas los vidrios pero entonces me di cuenta de que tenía sangre.
Me acerqué de inmediato.
- Eva quería servirse coca cola pero ustedes no nos dejaban tomarla cerca de la hora de dormir... y la quise frenar... y con el codo tiró la jarra-dijo Matías comenzando a agitarse.
- Emma quedate quieta... -dije.
Le miré la mano a mi hijo, se había clavado un vidrio y le sangraba un poco. Alsé a los dos a upa y me los llevé a donde no hubiese vidrio.
Meg dejó a Simón en su cuna porque ya estaba dormido y bajó a ayudarme.
- Amor... te duele mucho? -preguntó mirando a nuestro hijo.
- No... pero... me siento...
Estaba pálido.
- Se vale llorar, Mati, si dolió mucho...
- Es que me siento mareado más que adolorido...
Lo ayudé a sentarse mientras Meg traía todo para curarlo. Mientras Emma lloraba pero no podíamos prestarle atención en ese momento.
Cuando ya estuvo vendado y tranquilo, Matías nos contó la situación completa y le dijimos que fuera con sus hermanas pero íbamos a hablar con Emma.
- A ver... -dije levantando del suelo a mi hija.
- Yo sólo quería un vaso... no quería romper nada...
Estaba llorando mucho, Megan tenía los ojos llorosos también porque no quería ver a su hija llorando.
- Está bien, princesa, pero hay maneras... Si Matías te dijo que no, es porque había algo que no debías hacer...
Siguió llorando pero esta vez ni nos escuchaba.
- Emmi, necesito que me mires mientras te hablo... -dijo Megan levantando la mirada de Emma desde su mentón.
Estaba llorando desesperada, como si hubiese algo que no sabía explicar.
La senté en mis piernas mirando hacia Meg que estaba a mi lado y le acariciaba la espalda a Emma.
- Querés un abrazo? Eso puede hacerte sentir mejor? -preguntó Meg
Emma asintió entre lágrimas. Mi esposa la tomó entre sus brazos y la mecía para tranquilizarla.
- Tenía miedo de que no volvieran -confesó Emma.
Hice que me mirara.
- Amor, no hay manera que los dejemos y ni volvamos... siempre vamos a volver.
- La pasaste mal con las abuelas? -pregunté.
- No... pero no daban abrazos como los de ustedes...
Meg trataba de disimular sus lágrimas, era como cuando les tenían que dar un vacuna y lloraban nuestros hijos y llorábamos nosotras por verlos llorar.
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ELIZABETH OLSEN
Teen FictionMegan Smith, reconocida actriz estadounidence/argentina, de dieciocho años comienza a trabajar en Marvel, por lo que conoce al elenco y más que nada a una de ellos desde muy cerca.