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LIZZIE

Volvimos caminando, a Matías "le dolían los pies" y me pidió que lo cargara, yo ya sabía que sólo tenía sueño y lo comprobé cuando se quedó dormido en mis brazos.

Lila estaba callada, miraba los árboles del bosque y tenía un brillo distinto en los ojos.

- Querés que hablemos ahora sobre la actuación?  -pregunté sacándola de su encimismamiento.

- Pensé que vos no querías...

- Si el tema te angustia prefiero que lo hablemos. Dijiste que querés actuar como mamá y como yo, no?

Ella asintió.

- Y con mamá no queremos exponerte, cómo podemos solucionar eso y llegar a un acuerdo en el que vos estés haciendo lo que te gusta y con mamá estemos seguras de que vas a estar bien?

- No tengo redes sociales, no van a poder contactarse conmigo personas que no conozca, no? Eso resuelve parte de la situación...

Nos miró esperando aprobación sobre su idea, asentí.

- Y ya de por sí en general tenemos guardaespaldas cuando vamos a algún lado donde sabemos que va a haber mucha gente... -concluyó.

- Vas a tener que bancarte que más gente se acerque no sólo porque sos nuestra hija sino porque también ahora vos vas a empezar a ser una actriz... -dijo Meg.

- Puedo con eso, las tengo a ustedes.

Miré a mi esposa con una sonrisa disimulada porque Lila sí que sabía obtener lo que quería.

- Está bien, dejá que con mamá lo hablemos y veamos hasta qué punto llega este permiso. De todas formas vos sabés que es por amor, si? Que todas las decisiones que tomamos son en base a cuidarlos -respondió Meg acariciándole el brazo.

Lila asintió y se pegó más a su mamá. Yo le sonreí a mi esposa que parecía algo angustiada tratando de darle respuesta a nuestra hija.

Ya en la casa dejé a Matías en el sillón de la sala, Megan se quedaría cocinando para las nenas y con Lila nos iríamos a buscarlas.

Mi hija se sentó en el asiento de copiloto, seguía con ese aire dubitativo, como pensando seria.

- Cuando tuvimos a Emma, una entrevistadora me preguntó si la dejaríamos actuar de chiquita -comencé mientras arrancaba el auto, ella centró su atención en mí completamente-. En ese preciso momento a mí me agarró algo en el pecho, no se lo pude explicar ni a Meg, e hice como si nada para no alarmar a la periodista. Fue una sensación de angustia, me acordé de mis hermanas, de sus vidas de constante trabajo y la exposición. Desde que tomé conciencia de lo que ellas sufrían, me dije que ningún hijo mío sería jamás actor desde tan joven...

Hice una pausa, no me sacaba la mirada de encima, aunque yo sólo la veía de reojo porque estaba manejando.

- Pero que vos tengas este sueño -continué- me hace replantearme tantas cosas... No quiero que creas que me causás esa angustia, nunca podrías hacerme sentir mal con una decisión que te hace tan bien como eso, si? Que vos quieras actuar profesionalmente ahora con doce años me da la pauta a mí de que sabés lo que querés, y eso es algo admirable. Incluso si en unos años me decís que ya no querés actuar mas y que vas a ser cheff...

La oí reír un poco y sonreí, posé mi mano libre sobre la suya que descansaba sobre su rodilla.

- A lo que voy, Li, es a que quiero que te sientas igual de orgullosa que yo por tu autonomía. Me encanta que estés tan segura y, aunque tenga demasiados miedos involucrados en la idea de que seas actriz y te hagas famosa, no son más que miedos míos que no te los deseo para nada, por eso quiero que lo hagas, que vayas y actúes... Pero siempre conmigo o con mamá cerca, sí?

Hubo un silencio que duró segundos largos, notables, hasta que ella se pasó la mano por la cara y pude notar que estaba llorando.

- Te amo, mamá... Te voy a extrañar demasiado cuando te vayas a Francia...

Cuando terminó de hablar, yo ya había estacionado frente al colegio de las nenas y pude mirarla a la cara.

- Sos de lo más importante en mi vida, te amo -dije y la abracé.

La sentí derretirse en mis brazos, no quise soltarla, pero había tres personitas esperándome en el colegio.

Emma salió corriendo hacia mí, Simón vino en brazos de su maestra y Lila lo tomó porque yo tenía a Emma a upa. Eva vino detrás de ellos y sonrió al vernos.

- Hola, amor -dije agachándome para darle un beso en la frente.

Ella devolvió el saludo y le dio la mano a Lila para llegar al auto.

En la casa nos esperaba Meg con Matías y la comida ya servida. Mi esposa estaba tan hermosa que me costaba prestarle atención a nuestras hijas.

- Pasó algo? -preguntó ella sonriendo mientras me miraba verla.

- Estoy tan enamorada -dije yendo hacia ella.

La abracé y la levanté haciéndo que se sentara en la mesada de la cocina.

-Hay alguna explicación para este ataque de amor?

- Que te voy a extrañar tanto... Quiero disfrutarte todo lo que pueda.

Ella rió y me rodeó el cuello con los brazos.

- Te amo -dijo.

Simón llegó corriendo como pudo y pidió upa.

- Llegó el mini Megan -dije y lo levanté.

Meg lo tomó en sus brazos, ella aun sobre la mesada.

ELIZABETH OLSENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora