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LIZZIE

Asentí, la abracé levantándola del piso y la sostuve entre mis brazos.

Abajo Lila se dio cuenta de que algo había pasado pero no preguntó nada frente a Eva, esperó a que ésta se fuera al patio con sus hermanos más chicos.

- Qué le pasó? -preguntó mi hija mayor.

- Un profesor la estuvo molestando y tocando donde no debía... Ya lo vamos a solucionar -dije acercándome a ella cuya expresión cambió por completo.

- Cómo que la tocó?

- No fue nada por debajo de la ropa, pero la amenazó también...

- No tenía idea...

- Nosotras tampoco, ya vamos a hablar con dirección y hacer que lo echen.

- Querés que hable con Eva?

Le sonreí y le acaricié el rostro.

- Creo que necesita distraerse por ahora, pero es muy lindo de tu parte que te ofrezcas a ayudarla... Ella va a precisar a alguien que la contenga y no le viene nada mal que además de nosotras, sus mamás, también esté su hermana...

Emma entró a la sala corriendo con toda la ropa manchada de barro.

- Está lloviendo! -dijo mientras reía.

- Amor... -comencé pero detrás suyo venía Megan corriendo también con Eva en brazos y ambas riendo a carcajadas. Mi esposa tenía la ropa manchada y un poco de tierra en la cara también.

- Vamos afuera? -propuso Meg sin soltar a Eva que no dejaba de reír.

Miré a mi hija más grande, ella miró el barro en el piso y luego a mí.

- La que llega última limpia el piso! -gritó Lila corriendo inmediatamente hacia afuera.

En el jardín estaba Matías con una bola de barro entre las manos buscando una víctima. Cuando me vio llegar última, me la tiró a mí, el barro cayó directamente en mi remera. Comenzó a reír sin poder parar y yo no me pude contener tampoco.

MEGAN

Mientras Lizzie reía y trataba de armar una bola de barro, vi cómo Emma armaba otra y apuntaba a Simón que parecía ajeno al juego, simplemente jugaba saltando charcos. Antes de que pudiera tirárselo, me tiré a protegerlo como si fuese una escena dramática y lo abracé, sentí la bola de barro aterrizar en mi espalda y la risa de Emma que se agarraba la panza de tanta carcajada, tenía la misma risa que su mamá.

Simon ya estaba riéndose también, Lizzie me ayudó a pararme con él en brazos pero cuando me miré donde ella me había tocado estaba más manchada aún.

- Elizabeth, te voy a matar! -grité agachándome a agarrar tierra mojada.

Ella se alejó corriendo y tomó a Matías como escudo.

- No le podés tirar barro a tu propio hijo!

LIZZIE

La tarde transcurrió de esa manera, cuando ya había oscurecido del todo, entramos a la casa y comenzamos a bañar a los más chiquitos, los grandes se irían a bañar solos.

Megan estaba acunando a Simón cuando terminé con Emma que era la última que quedaba por bañarse.

- Cómo va el mini Megan? -pregunté mirándola mientras ella le sonreía a nuestro hijo que cada día era más parecido a ella.

- Ya casi se duerme... Le di de comer para que ya siga de largo hasta mañana.

Asentí, la tomé por la cintura y acompañé su movimiento para tratar de dormirlo.

ELIZABETH OLSENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora