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Cuando Emma se durmió, la tomé en mis brazos, Megan se acomodó la ropa y se la devolví. Me senté a su lado, la rodeé con mi brazos y ella apoyó su cabeza en mí hombro.

El cielo ya estaba nublado, empezó a llover, por lo que la ayudé a levantarse y se fue adentro. Llamé a los demás y entraron adelante mío.

- Yo quería jugar en la lluvia -dijo Eva haciendo puchero.

- Se van a enfermar, amor... -dije acariciándole el rostro para que sonriera.

- Debe ser divertido jugar en la lluvia -comentó Lila.

- No va a ser muy divertido cuando estén los tres en cama -respondí riendo.

No dijeron más nada, se fueron a la sala a ver la tele.

Megan dejó a Emma en su cuna y bajó con cara de preocupación.

- Amor? -dije acercándome.

- Estoy bien, estoy bien -respondió, pero se sostenía muy fuerte de las cosas que tenía cerca, de la baranda de la escalera, de las sillas, y de mí cuando me acerqué lo suficiente.

- Te preparo algo para comer, sentate -dije.

No le di tiempo de protestar, porque la dejé en la silla inmediatamente y me puse a cocinar con lo que encontraba.

- Lizz, no es necesario... Deben ser las hormonas... Por lo de Emma...

- A mí no me vas a mentir de esa manera, Meg, sabés que no son mas hormonas.

No se paró, pero tomó su celular y se quedó callada, hasta que dijo:

- Cómo que mañana te esperan a las cinco de la mañana en el set?

Me había olvidado se decirle que me habían extendido la jornada un poco más.

- Hasta qué hora trabajás toda esta semana? -preguntó.

- Perdón, amor, me olvidé de contarte...

- Hasta qué hora?

- Hasta las nueve...

Se levanto sin decir nada más y subió.

- Meg...

Pero sabía que no me respondería.

Decidí no insistirle, bajaría cuando Emma despertase.

A la hora de la cena, llamé a mis hijos, vinieron con cara de cansados, habían estado más de una hora mirando la tele. Meg bajó con Emma, la dejó en su sillita alta y se sentó a su lado, entre Emma y Eva que apoyó su cabeza en el brazo de Meg. Mi novia le acarició la espalda, era la debilidad de los cuatro, incluso de Lila que parecía más reacia al tacto a comparación de los demás.

Comieron mientras hablaban del colegio, Meg y yo estábamos calladas, ella dándole de comer a Emma y yo tratando de prestar atención a lo que mis nenes decían.

- Mamá -dijo Matías. Me sacó de mis pensamientos.

- Sí, amor?

- Algún día podemos quedarnos abajo de la lluvia? Debe ser súper divertido...

- Está bien... Pero les advierto que quizás se enfermen...

- Es por la experiencia -dijo Lila.

Asentí sonriendo.

Cuando todos terminaron, fueron arriba a lavarse los dientes. Megan y yo nos quedamos levantando las cosas de la mesa. Me acerqué a ella por detrás, como sabía que le gustaba, la abracé pero se corrió.

- Meg, hablemos -dije, ya cansada-. No cenaste...

Me miró seria, era muy raro verla así.

- No quiero hablar de nada. Pudiste haberme avisado al menos que ibas a volver tan tarde estos próximos días, pero no, me tengo que enterar por el grupo de WhatsApp. Qué clase de relación tenemos si no me decís esas cosas? Cuándo me iba a enterar yo de esto? Cuando te esperara para preparar la cena y no llegaras?

Quise acercarme, pero ella se alejaba más.

- Podemos hablarlo, amor? Las dos, tranquilas...

- Ya tuviste la oportunidad se hacerlo.

Terminó de juntar todo y se fue arriba.

MEGAN

No podía estar más enojada con Lizzie, era la primera vez que me enojaba de esa manera con ella. Me metí en nuestro cuarto para calmarme, luego fui al de nuestros hijos, estaban todos jugando.

- Bueno, a dormir... -dije tomando a Emma.

Los demás se fueron a sus camas.

- Que duerman bien, amores, cualquier cosa estamos en nuestro cuarto -dije después de darle a cada uno un beso en la frente.

Cuando llegué a nuestro cuarto, ella estaba sacandose las botas.

- Ya se acostaron? Quería saludarlos...

- Resulta que ahora sí quieres pasar tiempo con ellos? -dije, estaba demasiado dolida como para pensar más en lo que decía.

Era la primera vez en años que nos íbamos a ir a dormir enojadas. La tensión se podía sentir, me sentía incómoda.

Se sentó al borde de la cama y comenzó a llorar. Yo no lo podía creer, era muy raro verla llorando, incluso para mí, su novia.

- Amor... -dije acercándome. Ya había roto la coraza con la primera lágrima, no podía verla llorar-. Amor, qué pasa?

- Quiero hacer las cosas bien por ustedes... Por los cinco... Pero resulta que termino decepcionándolos todos los días...

- Hey... No... No... Amor...

La tomé de las mejillas para que me mirara.

- Quería decírtelo hace mucho... Compré la casa de la playa... Podemos mudarnos cuando queramos... Era una sorpresa, por eso quería terminar ahora de trabajar así nos podíamos mudar...

La miré sin poder creerlo.

- Lizz... Es en serio?

- Sí... Quería que nos mudáramos la semana que viene...

- Te amo tanto...

Le di un beso en los labios. Ella me hizo espacio para sentarme en sus piernas.

- Gracias por todo lo que hacés... Nadie podría jamás estar decepcionado de vos...

- Pero los nenes me tienen miedo...

- Los nenes quieren ser lo mejor de ellos con vos porque vos sos lo mejor de vos con ellos, quieren devolverte eso, que estés orgullosa de ellos... Jamás podrías decepcionarlos.

- Y a vos... No te dije lo de las horas extra... No soy buena novia... Ni buena madre...

- No, no sos buena, sos la mejor, por eso te elijo todos los días...

Me rodeó la cintura y pegó su rostro a mi pecho.

- No merezco tanto... -dije-. Sos demasiado buena... Demasiado hermosa... Demasiado talentosa... Y yo soy demasiado descuidada, demasiado impulsiva...

- Demasiado mía antes que nada... Que no se te olvide... -rió.

Había recuperado su risa, íbamos bien.

- Y vos mía antes que nada, también, claramente -dije-. Antes que de los nenes?

- Sh... No les cuentes el secreto -rió tapándome la boca.

Luego sacó su mano para darme un beso.

ELIZABETH OLSENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora