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*FLASHBACK*

Recién llegaba al set para comenzar a grabar por primera vez con Marvel.

Me habían dicho que habría otros actores conocidos allí pero nunca me dijeron quiénes.

Entonces cuando entré y saludé a los directores, llegó Elizabeth detrás mío y me saludó también.

No podía creer que Elizabeth Olsen estuviera en el set, me había olvidado por completo que ella estaba en Marvel.

Nos quedamos hablando un rato hasta que nos llamaron para cambiarnos. Los otros vestuaristas estaban ocupados así que ella me ayudó a cerrarme el cierre del traje. Noté que se detuvo demasiado tiempo cuando sus dedos tocaron mi cuello, pero no dije nada.

Cruzamos miradas un par de veces, no participábamos en las mismas escenas, pero por alguna razón ella quería estar ahí viéndome actuar.

Al finalizar mi día de rodaje, quise irme a cambiar al camerino pero estaba ocupado, así que ella me ofreció ir al suyo. Acepté siguiéndola a la habitación que estaba al final del pasillo.

Comenzó por bajar el cierre que antes había subido. Sin que se lo pidiera me sacó el traje, delicadamente, como si fuera a romperme. Quedamos frente a frente cuando le pedí que me sostuviera el collar para que no se enganchara con lo que quedaba sacar, entonces cuando nuestras miradas se volvieron a cruzar, me besó de golpe. 

Sus manos recorrieron mi cuerpo como desesperadas por tocar todo lo que pudieran y terminó de sacarme toda la ropa. 

Dejamos el piso empapado, ambas terminamos recostadas en uno de los pufs que había, yo sentada sobre ella con mi cabeza apoyada en su pecho.

Tuvimos que levantarnos para cambiarnos, porque dentro de poco cerrarían el set. De la nada ella frenó y me miró.

- Cuántos años tenés? -dijo seria.

- Diecisiete...

Su cara se transformó a una expresión de sorpresa.

- CÓMO?

- Pensé que lo sabías...

- MEGAN! TE LLEVO MÁS DE DIEZ AÑOS...

Se sentó en una de las sillas procesando todo.

- Pero me vas a decir que eso no se sintió bien? -pregunté sonriendo-. A parte en dos meses cumplo los dieciocho.

Comenzó a tranquilizarse y me hizo señas para que me sentara en su regazo.

- Mirá, lo que ambas sentimos fue real, no? -dije-. Ninguna estaba actuando. Nuestra conexión fue real desde el principio. Así que nada de lo que sentimos está mal.

- Podemos esperar a que cumplas los dieciocho para que esto vuelva a pasar? -preguntó tímida.

- Vas a aguantar? -dije riendo.

- Si es la única opción... No me queda otra -respondió sonriendo.

Nos paramos y fuimos hasta la puerta.

- Entonces, amigas hasta que cumpla dieciocho? -dije extendiendo mi mano.

- Amigas hasta que lo nuestro sea legal -respondió estrechando su mano también.

- Trato hecho -dije sonriendo-. Hasta mañana, señorita Olsen.

La saludé con un beso en el cachete.

- Me vas a hacer la vida imposible provocándome hasta dentro de dos meses? -inquirió al ver que no le daba un beso en los labios y me acomodaba el escote.

- Puede ser -respondí riendo.

- Entonces te esperan grandes cosas para tu cumpleaños -dijo acompañándome hacia afuera.

*aún en el flashback de cuando se conocieron*

LIZZIE

Los días que le siguieron a nuestro primer encuentro fueron una tortura. Ella pasaba por mi lado rozándome a propósito. O me pedía que le desabrochara alguno de los botones de la camisa, o el cierre del traje. A veces hasta se sentaba encima mío cuando habíamos terminado de filmar, con la excusa de que estaba cansada. 

El día antes de su cumpleaños, habían llevado algunas cosas dulces, entre ellas una torta con crema y cerezas arriba. Megan se sentó frente a mí y tomó una cereza. La llenó con la crema y se la llevó a la boca demorando demasiado en terminar de comer la crema de encima, para luego comer la cereza con la misma lentitud, todo aquello sin dejar de mirarme. 

- Comportate -dije mirándola seria.

- O sino qué? -respondió provocándome aún más.

- Faltan dos horas para tu cumpleaños -le advertí.

- O sea que me quedan dos horas para molestarte y ponerte tan en el mood que puede que no aguantes ni a las doce?

- Megan.

- Elizabeth -me copió burlona.

- No te hagas la pícara ahora que cuando lleguemos a mi casa se te va a ir toda la valentía que te protege ahora. 

- Ah, sí? -dijo acomodándose el escote.

Sí, efectivamente, esas dos horas serían una tortura.

MEGAN 

El resto de la noche hicimos juegos. Empezamos con el de las sillas. Como ambas éramos competitivas quedamos solo nosotras al final. Había una sola silla en el medio y teníamos que sentarnos antes que la otra. A propósito, dejé que ella se sentara primera y me senté encima suyo de cara a ella. Su mirada estaba a la misma altura que mis pechos, pero veía lo mucho que intentaba esquivarlos. 

Luego seguimos con el twister, no es de extrañar que termináramos solo nosotras dos, y ella acabara rozando mi estómago sin querer tocarlo demasiado.

- Qué pasa? Tenés miedo de no poder controlarte? -susurré riendo.

Por los nervios, ella cayó al suelo. Me levanté y la ayudé a pararse.

A las doce me cantaron el feliz cumpleaños y Lizzie no tardó en tomarme la mano y decir:

- Bueno, nosotras nos vamos.

Saludamos a todos y nos fuimos en el auto.

En el camino, ella manejando el auto y to de copiloto, bajó con su mano a mi rompa interior y puso la mano por debajo de ésta. Comencé a gemir un poco pero ella sacó su mano.

Me fui directamente al asiento de atrás pensando que íbamos a hacerlo, pero me tomó de la muñeca.

- No, vas a esperar como hice yo todas estas semanas.

Asentí nerviosa.

Al llegar a su casa. Me subió a su cintura desde los muslos y fuimos hasta su cama.

La abracé y me besó fuertemente. Como estábamos sentadas en la cama, ella se acercó a mí y sentí su rodilla presionando mi zona.

Entonces supe lo que iba a pasar, lo que habíamos esperado esos dos meses.

Se acercó a mi y me tomó por las muñecas. Lentamente caminó hacia la pared subiendo mis manos junto a las suyas de modo que quedaba completamente indefensa.

Me besó otra vez, fue la sensación más mágica que alguna ves pude experimentar, lo habíamos hecho una vez antes, pero no en situación similar.

Juntó mis manos y las tomó con una sola de las suyas, siempre supe que sus manos eran grandes.

Con la que tenía libre fue hacia la parte más baja de mi pollera y la levantó.

Sentí sus dedos recorrer mis bragas para luego bajarlas y despojarme de ellas.

Un escalofrío me recorrió la espalda.

Tomó un poco de distancia sin soltarme el agarre de mis manos con la suya y sonrió al verme a los ojos. Me besó con pasión. Cuando su mirada cayó sobre la tanga que había dejado en mis rodillas, se rio.

- Tengo un trabajo que terminar.

Se acercó de nuevo y con su mano libre me levantó poniendo mis piernas una a cada lado se su cintura.

ELIZABETH OLSENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora