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LIZZIE

Unos días después de la mudanza, comencé a grabar otra vez ya que quería tomarme unos meses de descanso cuando llegara nuestro hijo. Iba todos los días al set, estábamos grabando Ingrid Goes West y era muy divertido todo ya que era entre comedia y drama y los actores eran muy amigables.

Al llegar a casa me recibían Meg y mis hijas. Cuando las nenas comenzaron el colegio, Meg quedaba sola más tiempo, cosa que claramente no me gustaba porque sabía lo mucho que ella quería volver a trabajar, pero por una cuestión muy importante yo empecé a llegar tarde a casa.

MEGAN

Era la quinta vez que Lizzie volvía tarde, yo confiaba en su fidelidad al cien por cien, pero me angustiaba tanto pensar en que quizás no debía, que quizás estaba con otra. Esa compañera suya del trabajo que le escribía todo el tiempo... Aubrey Plaza. Las había visto en entrevistas a veces y se llevaban demasiado bien, nunca la había traído a casa a ver a las nenas, siempre la mantenía alejada de nuestra familia y no sabía por qué. Esa noche, cuando llevé a las nenas a dormir, Lila me preguntó:

- Por qué estás tan seria?

- Nada, amor... es que no me gusta que mamá vuelva tan tarde.

Asintió entendiendo.

- A mi tampoco me gusta que tarde tanto -respondió.

Cuando ya se durmieron, yo me quedé esperando a mi novia en la sala. Cuando llegó, tenía olor a perfume diferente, no era el que usaba ella. En sus mangas tenía brillitos, como glitter.

Me miró sabiendo que algo me pasaba.

- Qué pasó, princesa? -dijo.

- Nada. Te estaba esperando para ir a dormir.

- Avisé que llegaría tarde -respondió acercándose a darme un beso.

Yo le di uno corto, completamente distinto al que le daba siempre.

- Me voy a dormir ahora, era para saber que llegaras bien, nada más.

Me estaba por ir, pero me tomó del brazo.

- Qué pasa?

Me solté y seguí caminando.

- Meg, podemos hablar? No quiero que estés así.

- No quiero hablar.

- Entonces acompañame mientras como, al menos...

Me quedé a su lado con el celular mientras cenaba, y de pronto le llegó una llamada, atendió de inmediato.

- Es mamá -dijo y se fue al patio.

Entonces, como si fuese obra de magia, me llegó un mensaje de mi suegra, la mamá de Lizzie.

"Hola, cielo, me olvidé de decirles que les dejé unas hamburguesas en el freezer ayer. Y como Lizzie me dijo que iba a estar ocupada no pude llamarla. Espero que les gusten, besos!".

Algo en mi se rompió. Lizzie me estaba mintiendo, era la primera vez que ella me mentía con algo así, y si no recuerdo mal, era la primera vez que me mentía en todos los años que llevábamos de relación.

Me fui a nuestro cuarto y comencé a llorar sin poder parar. Entonces sí pasaba algo, no era solo obra de mi imaginación, mi novia, la madre de mis hijas, me estaba engañando.

Unos minutos después llegó Lizzie.

- Amor, te fuiste, pensé que te ibas a quedar -pero cortó la frase al verme-. Princesa... -dijo.

Me vino a abrazar pero la corrí.

- No me toques -solté.

- Amor... podemos hablar? Qué está pasando? Contame...

- Me estás siendo infiel? -pregunté llorando.

Era una pregunta tonta, pero tenía la esperanza de que me dijera la verdad.

- Qué? No, amor... cómo podés pensar que sería capaz de algo así?

- Eso dicen quienes son infieles.

- Qué te hace pensar que soy infiel?

- Volvés tarde, con otro perfume, con brillitos en la ropa y me mentís sobre quién te llama.

Entonces su rostro cambió, se me acercó a abrazarme, yo la dejé hacerlo porque estaba demasiado triste.

- Meg... no puedo decirte el por qué de todo eso pero necesito que me creas cuando te digo que para mí sólo existís vos...

- Quiero que me digas por qué.

- No puedo.

Me alejé y bajé las escaleras, ella hizo lo mismo detrás mío preguntándome a dónde iba.

- Me voy a caminar, quiero despejarme. Más te vale tener una explicación lógica para cuando vuelva.

- No, Meg, quedate acá, es tarde, tenés sueño, mañana lo hablamos bien. Te parece?

- No, no me parece.

- Amor...

- Es la última oportunidad que te doy de decirme qué pasa, si no, me voy por esta puerta y por lo único que voy a volver es por nuestras hijas. Me perdés.

- Meg... por favor...

Estaba a punto de llorar, yo ya estaba llorando hacía rato.

- Espero que eso que ocultás valga el perderme, buenas noches -dije abriendo la puerta.

Entonces ella caminó rápido hacia mi y me tomó de la muñeca.

- Te querés casar conmigo? -preguntó.

Yo me quedé en shock, con una mano aún en la puerta.

- Estuve todos estos días planeando cómo iba a ser todo para que fuese perfecto para vos... Aubrey me ayudó, se quedó hasta tarde haciéndome compañía, recomendándome cosas que te gustarían... Compramos todos los materiales para hacer las mejores tarjetas de invitación así las mandábamos a hacer y yo te traía todo listo... por eso los brillitos... y el perfume es el que usa ella, claro, pero jamás haría algo que te lastimara...

Ella estaba llorando mucho. Cerré la puerta y tomé sus dos manos.

- Lizzie...

- Perdón... perdón por haberte hecho sentir así... pero quería que todo fuese perfecto porque sos lo más importante que tengo... vos y nuestras nenas... son los más lindo en mi vida y todo tiene que ser lo mejor posible...

- La vida con vos ya es lo mejor que puede haber, amor...

- Me perdonás?

- Sí... te amo -le di un beso corto en los labios, ella ya estaba calmándose.
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Se distanció para arrodillarse, de su bolsillo sacó un anillo con detalles y colores que tenía hojitas verdes como si fuese una rama chiquitita, era el mejor anillo que había visto en mi vida.

ELIZABETH OLSENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora