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LIZZIE

De la nada escuchamos un golpe y un llanto desde el patio, me paré yo para que Meg siguiera desayunando.

En el patio estaba Eva llorando en el suelo de baldosas, debió haberse resbalado porque estaba descalza ya que jugaban en el pasto.

- Qué pasó? -pregunté acercándome.

- Me caí... -dijo mi hija haciendo puchero.

- Está bien, amor... -la levante del suelo, sus hermanos me miraron.

- Sigan jugando, yo me quedo con ella.

Pero Lila se acercó a nosotras, me pidió que le acercara a Eva que estaba abrazada a mí. Estaba esforzándose mucho por no llorar más.

- Esta bien si querés llorar, Ev, hacelo -dijo Lila acariciándole la espalda.

Yo miré a mi hija mayor sorprendida.

- Me lo enseñó mamá -aclaró, entonces tenía sentido, Meg solía aplicar ese tipo de trato con ellos.

- Quiero a mamá... a Meg -dijo Eva en mis brazos.

Mis hijos se quedaron afuera y yo entré con Eva hacia donde estaba Meg terminando de desayunar todavía.

- Qué le pasó a mi princesa? -dijo al verla.

- Se cayó y quiso venir con vos -exliqué.

Asintió y la tomó en sus brazos sentándola en sus piernas.

- Lila me dijo que estaba bien llorar... -dijo Eva mirando a Meg.

- Está perfecto, amor, vos no tenés por qué esconder tus emociones... si querés llorar, sabés que somos un lugar seguro para que lo hagas.

Admiraba tanto cómo mi novia evolucionaba como mamá, siempre aprendía cosas nuevas.

Se quedaron así abrazadas por un ratito hasta que volvieron los demás.

MEGAN

Al poco tiempo, nuestras hijas volvieron al colegio, pero Lizzie no me dejaba llevarlas porque estaba cada vez más cerca de parir. Yo me quedaba en la casa  haciendo lo que podía,  como era nueva la zona, caminaba por ahí y exploraba.
Mi novia no iba tantas horas al set porque quería quedarse cuidándome, entonces llevaba a las nenas al colegio y volvía conmigo.

- Te acordás cuando rompí bolsa con Emma? Que estábamos bailando... -dije.

- Sí... fue el momento más raro de mi vida -rió.

- Siento que va a nacer en estos días... tengo los mismos síntomas que cuando nació Emma.

Se me acercó y me abrazó por detrás.

- No pude haberle pedido algo mejor a la vida porque me dio todo... -dijo en mi cuello- y ese todo entra en esta casa y sobra espacio...

Me di vuelta para abrazarla de frente.

Nos acostamos a ver una película, después cocinamos el almuerzo para cuando tuviera que ir a buscar a las nenas.

Me quedé dormida en el sillón mientras esperaba que Lizzie trajera a nuestras hijas, estaba muy cansada. Cuando ellas llegaron me desperté por el ruido.

- Mamá! -gritó Emma y corrió hacia mí. Me abrazó y yo también, aún un poco adormilada.

Me paré con ella en brazos y caminé a la sala donde estaba mi novia.

Mis demás hijas me saludaron también, bajé a Emma y, cuando iba a acercarme a Matías para saludarlo, escuché la risa de Eva.

- Mamá, te hiciste pis! -dijo a carcajadas.

Entonces Lizzie dejó las bolsas de lo que había comprado en el camino y me miró. Yo miré para abajo, me encontré con mi vestido empapado en la parte de abajo y un charco de lo que parecía agua.

- Rompí bolsa -dije mirando a mi novia.

Lizzie llamó a su mamá que dijo que llegaría en cinco minutos, parecía más nerviosa que yo.

- Vamos al hospital -me dijo tomándome la mano.

- Esperemos a que venga tu mamá.

- No podemos esperar, amor, estas por parir, no te duele nada?

- No, todavía no, esperemos a que llegue, no las quiero dejar solas.

Mis hijas nos miraban entre asustadas y sorprendidas.

- Qué hacemos? -preguntó Lila.

- Nada, ahora viene la abuela y se quedan con ella -dije.

- Vas a estar bien? -volvió a preguntar mi hija.

- Sí, amor -respondí acercándome a ella.

Pero antes de que pudiera agacharme a darle un beso en la frente, sentí una punzada horrible, habían comenzado las contracciones.

Largué un gemido, que fue lo único que necesitó Lizzie para tomarme de la cintura y cadi obligarme a ir al auto.

- La abuela ya viene, ustedes se quedan acá, sin romper nada, con mamá nos vamos porque va a tener al bebé -explicó rápido antes de que saliéramos.

Comencé con el ejercicio de respiración que había aprendido, pero el dolor era fuerte, peor que cuando tuve a Emma.

LIZZIE

En la sala de parto, Megan largaba gemidos de dolor que me daban ganas de llorar porque nunca la había escuchado sufrir tanto, con Emma el parto había sido tranquilo a comparación con este.

La doctora dijo que no había complicaciones, que era el dolor esperable.

Megan comenzó a llorar del dolor y estaba pálida, por lo que comenzaron rápido con la preparación para que pariera.

Me pidió que le tomara la mano, y lo hice, comenzó a empujar y con eso su dolor aumentaba más.

El alivio para Meg llegó cuando escuchamos el llanto de Simón, ella se relajó y su agarre a mi mano se suavizó

Me dieron a mí al bebé, lo cargué en mis brazos con miedo porque era muy frágil. Miré a Meg que me observaba con una sonrisa. Se lo dejé en el pecho ahora desnudo.

Ella lloraba, yo también por cómo la había visto sufriendo.

- Es un nene muy sano -dijo la doctora con una sonrisa.

Meg comenzó a amamantarlo, él se prendió al toque. Me trajeron una silla para que estuviera al lado de ella más cómoda.

- Cómo te sentís? -pregunté.

- Como si hubiera sacado un humano desde abajo - respondió.

Reí acomodandole un mechón del pelo.

- Qué querés que te compre para comer?

- Chocolate en kilos -pidió riendo-. Algo salado también... lo que haya.

Asentí y antes de irme la besé.

MEGAN

Cuando Lizzie volvió de comprar, vino con muchísimas bolsas.

- No vas a pasar hambre -dijo con una sonrisa.

- Me di cuenta -respondí igual.

- Dame a Simón así comés.

Comió una hamburguesa con papas fritas y luego un chocolate, había comprado muchísimos chocolates.

- Cómo la hiciste sufrir a mamá -dije mirando a Simón.

- No le digas así a ver si le genera algún trauma -respondió Meg.

Yo me reí ante la ocurrencia de mi novia.

ELIZABETH OLSENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora