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LIZZIE

Al anochecer, estábamos en el jardín con los nenes, ellos se metieron en la pileta que habíamos mandado a hacer para los días en los que no podíamos meternos en el mar.

Megan estaba sentada entre mis piernas en la reposera, acostada contra mí pecho.

- Cuando me cure, quiero que intentemos de vuelta, quiero estar embarazada otra vez...

No podía mirarla a los ojos porque estaba de espaldas a mí, pero sabía que tenia esa ilusión en los ojos que se le formaba cuando estaba feliz, como pasó cuando adoptamos a las nenas y cuando tuvimos a Emma.

- Tenemos que comprar un auto más grande...

- Está bien, agrandados la casa todo lo que sea necesario... pero quiero vivirlo una vez más.

- Bueno, amor, todo a su tiempo...

Se puso de costado, ahora sí podía verle la cara, apoyó la cabeza en mi pecho y cerró los ojos.

- Te amo, Meg -dije rodeándole la cintura.

- Yo más -respondió sonriendo a punto de dormirse.

En la cena, cociné yo, primero a las nenas y luego, mientras ellas comían, hice la comida de Meg, mientras ella me miraba sentada en la mesada.

- Qué vas a prepararme? -preguntó sonriendo.

- Una ensalada y milanesas de soja -respondí.

Me acerqué a ella y la besé.

Cuando nuestras hijas se fueron a la sala, me senté con ella a comer.

- No hace falta que comas lo mismo que yo, amor -dijo mientras comíamos.

- Me gusta este tipo de comida, a parte, así no me como una hamburguesa en frente tuyo, no quiero tentarte.

- Ya me tiento cuando te miro -respondió con una sonrisa de costado.

- Mirá que dentro de poco subimos al cuarto... -dije.

- Qué crees que estuve esperando todos estos días?

- Dale, terminá de comer y después vemos cómo te sentís -la apuré riendo.

Al terminar de comer, subimos a nuestras hijas que exigieron que Megan las durmiera, por lo que tuvo que ir una por una hasta que estuvieron dormidas. De ahí fuimos entonces a nuestro cuarto donde no tardamos en comenzar a desvestirnos. Era raro poder tratarla con esa brusquedad después de haber sigo tan cuidadosa tratando de no hacer nada que pudiera hacerla sentir peor durante su internación. La besé desaforadamente y fui a su zona baja.

Terminamos ambas respirando agitadas en la cama, sin ropa, ella sonriéndome mientras charlábamos. Esas charlas eran las más lindas, yo trataba de ser dulce con ella porque solía ser bruta por cómo la tomaba, cómo la tocaba, pero en esas charlas la acariciaba, le daba besos tiernos.

MEGAN

Un mes después, cuando ya me había curado del todo, comenzamos con los tratamientos para que quedara embarazada. Me había olvidado del dolor de las inyecciones, de la ansiedad, del sufrimiento y también de lo lindo de la esperanza de poder vivir de vuelta el estar embarazada. Lizzie no quería estarlo y sabía cuánto quería yo vivirlo otra vez. Ahora sería genéticamente mío.

Pero el tratamiento no estaba funcionando, cada vez tenía menos esperanzas. Yo me largaba a llorar cuando el test daba negativo, ella me consolaba, pero ninguna se daba por vencida.

...

Una mañana Elizabeth había estado muy extraña. No me miraba a los ojos, parecía temer a que viera algo. Entonces aproveché cuando habíamos dejado a Emma en el jardín para abordarla.

- Amor -dije cuando la vi subiendo las escaleras para irse a dormir cuando todavía era temprano, no habíamos almorzado todavía.

- Qué pasa? -preguntó sin voltearse a mirarme.

- Vení.

Bajó tímida. Se paró a cierta distancia de mí, siendo que ella siempre tenía una actitud más segura y dominante cuando estaba conmigo, aunque a veces también se permitía ser frágil. Pero ahora estaba siendo insegura y con miedo.

- Qué pasa? -pregunté.

- Con qué?

La miré con intención. Entonces me di cuenta de que estaba más tapada que de costumbre.

Discretamente llevé mi mano hasta el cuello de la campera para bajar el cierre pero ella me detuvo repentinamente.

- Qué está pasando? -inquirí mirándola sin entender.

- Nada -soltó tomando algo de distancia.

- Ah, o sea que así nos vamos a comunicar? No pasó nada? Entonces, qué puedo encontrarme si bajo ese cierre?

Me miró sin saber qué responder.

- Amor... -comenzó.

- Lizzie.

Frustrada, comenzó a bajarse el cierre de la campera. De a poco dejó al descubierto una serie de moretones que me dieron ganas de llorar.

- Cielo... -dije.

- Perdón. No quería que lo supieras...

Me acerqué a abrazarla, pero dio un paso hacia atrás.

- Dejame que te cuide -dije y esta vez me dejó abrazarla, aunque lo hice con cuidado.

- Quién fue?

- Mi ex...

- Él?? Lo voy a asesinar...

Lizzie había salido con un tipo medio violento hacía mucho, pero desde que estábamos juntas sólo lo había escuchado nombrar un par de veces cuando ella me contaba. No era famoso.

De pronto vi las lágrimas saliendo de su rostro y no pude seguir enojada, no frente a ella.

- Querés que hagamos la denuncia? -pregunté.

- No, se va a terminar haciendo público, no quiero.

- Está bien, por ahora podemos no hacerla, pero estaría bueno que tenga su merecido...

Asintió y hundió su cabeza en mi cuello.

- Me fue a buscar a la puerta del trabajo, me recriminó todo, amenazó con lastimarte a vos... A las nenas...

- Vamos a poner escoltas, sí? -dije-. Sólo por precaución cuando entrás y salís del trabajo, después no hace falta... Pero quiero que hagas la denuncia... si no lo hacés por vos, hacelo por las nenas...

No respondió, no se quejó ni me discutió.

- Querés que llame a tu mamá a ver si puede ir a buscar a Emma así nos quedamos solas por hoy? Que Lila, Mati y Eva se vayan a lo Scar... -inquirí levantándole el mentón para que me mirara.

- Te parece? No sé si es necesario...

- Si, amor, necesitas un tiempo para que te cuiden y mimen un rato, Emma no tiene drama de quedarse con su abuela y las nenas aman a su tía. Digo de mandarlos separados porque quizás son demasiados para tu mamá...

- Está bien -dijo y volvió a apoyarse en mi pecho.

Llamé a Scar y me dijo que no tenía problema con quedarse con los cuatro, que Rose los quería ver. Entonces iría ella a buscar a Emma al jardín y luego a los demás.

ELIZABETH OLSENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora