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LILA

Pasada la semana de la especie de separación de Megan y Lizzie, todas entendíamos las posibilidades que había, que muy probablemente se divorciaran. A mi me dolía demasiado, pero entendía por qué, lo que no entendía era a Elizabeth.

Poco tiempo después terminó de filmar y comenzó a cambiar de humor, estaba más paciente, casi como antes, pero ahora triste. Estaba angustiada, Megan no le hablaba si no era para preguntar por cuándo nos pasaba a buscar. 

Un día al llegar a la casa, Lizzie nos recibió emocionada. Estaba rara. La separación la había cambiado, claramente, pero ya era un extremo. Tenía ojeras y la casa estaba desordenada.

- Cómo está mamá? -me preguntó con timidez una vez que entramos.

- Como vos... pero ella tiene la casa ordenada... y no tiene comida en la heladera. Compra solo cuando vamos nosotras.

- No está comiendo bien?

- No, no comió con nosotras, sólo se sentó a nuestro lado.

Su mirada se tornó preocupada, como cuando nos veía tristes y quería ayudar.

- Creo que la separación no fue la mejor opción -dije de la nada, me di cuenta de lo que había confesado cuando ya lo dije.

- En serio?

- Sí... es que... están tan mal, ambas... yo entiendo que lo hicieron por algo, pero... no me parece que sea lo correcto.

Asintió sin mirarme.

- Podemos hablar de eso después del almuerzo? Realmente quiero hablarlo con vos...

Asentí con nervios.

LIZZIE

Saludé a mis demás hijos, todos estaban cambiados, más tristes. Simón no había querido ir a la casa, quiso quedarse con Meg, por lo que sólo estaban Matías, Emma, Eva y Lila.

- Cómo están? -pregunté mientras ellos dejaban sus cosas en la habitación.

- Bien -respondió Emma, se la notaba triste, pero no sabía qué hacer.

- Quiero ir con mamá -dijo Eva.

- Estás conmigo...

- No con vos, con Meg.

Lila me miró sabiendo que no sabía qué hacer, entonces hizo la magia que hacía siempre de arreglar todo.

- Eva, vamos a terminar de ver la peli, dale? -dijo mi hija más grande tomando la mano de Eva.

Mi otra hija asintió y fue con ella.

Emma y Matías estaban parados en la sala, nos quedamos los tres en un silencio muy cortito en el que no sabíamos qué hacer ni qué decir, pero yo era la adulta por lo que me tocaba a mí terminarlo.

- Bueno... vamos a hacer algo? Quieren jugar?

- No -dijo Emma, Matías ni se molestó en responder.

- Quieren hablar conmigo sobre algo?

Ninguno de los dos dijo nada, Emma simplemente salió al patio y Matías iba a subir las escaleras cuando lo frené.

- Amor... podemos hablar?

Él sólo asintió.

Nos sentamos en el sillón de la sala, él frente a mí, sin mirarme a los ojos.

- Qué es lo que pasa que estás tan callado? -pregunté.

-Por qué se separaron mamá y vos?

Entonces sí me miró a los ojos.

- A veces los grandes no nos entendemos bien...

- Me cansaron los grandes, mamá, me tiene harto -soltó-. Siempre tenemos que sufrir por su culpa. A Eva y a mí nos lastimaron grandes, sabés? A Lila peor. No te parece que al menos ustedes deberían ser las grandes que no nos hagan daño?

Me agarró por sorpresa completamente, era la primera vez que lo escuchaba hablarme como un nene grande.

- Por qué cortó con vos? -preguntó.

- Cómo sabés que fue ella?

- Por lo destrozada que está mamá, es casi obvio que fue su decisión porque vos hiciste algo que la obligó a cortar.

- Cortamos porque no nos estábamos entendiendo.

- Tuvieron muchos malos entendidos.

- Sí, pero ya nos estaba haciendo mal.

- Peor que como están ahora? No creo.

- A qué vas con todo esto, Mati?

- A que no las entiendo... mamá... ustedes eran el ejemplo del amor perfecto que teníamos los cinco, y ahora es como si todo fuese una mentira.

- Yo la amo muchísimo a mamá todavía.

- Entonces? No es suficiente con amarla para que puedan quedarse juntas?

- A veces no lo es.

- Con ustedes debía serlo, mamá, ustedes tenían que poder...

Comenzó a llorar muchísimo y fue la primera vez que no supe consolarlo.

Lila bajó en ese momento y lo miró entristecida mientras Matías se levantaba y subía la escalera.

-Querés que te acompañe? -preguntó Lila.

Él negó con la cabeza.

- Qué te pasa? -preguntó mi hija ahora mirándome a mí.

- Qué?

- Que qué te pasa. Tu hijo está llorando a mares y vos sentada... mamá...

- Primero, conmigo te calmás, no me podés hablar así -me estaba enojando, pero en alguna parte sentía que no tenía derecho a hacerlo.

- Puedo hablarte así desde que vos decidiste tratar tan mal a la gente que te ama que mamá no tuvo otra opción. Vos y tus problemas de ira me tienen cansada.

- Lila... qué es lo que querés realmente? Que vuelva con mamá?

- Sí.

- Pero... todas las peleas, todo eso...

- Todo eso lo ocasionó tu carácter horrendo.

No dije nada.

- Tenés que llamarla y pedirle perdón. Entiendo que estabas cansada por todo, pero te parece tratarla así? La hiciste mierda con palabras, mamá, lastimaste a todas las personas que te adoran con el alma.

- No me va a querer de vuelta.

-Sí lo va a hacer, si se lo pedís como corresponde.

No dijo más nada, había dado la charla por terminada. Yo me quedé sola pensando en lo que dijo, si realmente se solucionaría todo así...

ELIZABETH OLSENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora