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MEGAN

De inmediato frenó, se sentó, se sacó el arnés y tomó mis manos.

- Amor, estás bien? -preguntó acercándose mas- Te lastimé?

- No... es que me vine demasiadas veces... quería abrazarte...

- Creo que estábamos bastante abrazadas -dijo largando una risa.

- Sí -también reí-. Pero quería que me trataras...

- Como la princesa que sos? -dijo y me dio un beso rápido.

- Si...

- Perdoname si fui demasiado brusca... -susurró ayudándome a levantarme del agua-. Hay algo que querés que no vuelva a pasar?

Salimos de la bañera y me alcanzó una toalla, me envolvió en esta y me abrazó.

- No, me gustó todo, pero ya a la séptima vez quería mirarte a la cara y besarte...

- Está bien, gracias por decirme -sonrió aún rodeándome.

Se puso encima su remera larga y unas bragas y me levantó del suelo al estilo matrimonio.

Reí mientras me llevaba hasta nuestra cama y me dejaba allí con suma delicadeza.

- Te amo con mi alma entera -dijo abrazándome.

- Yo también te amo -respondí.

Me acurruqué en su pecho.

- Quiero estar más cerca -dije.

Levanté su remera y me metí abajo, quedando cuerpo a cuerpo. Lizzie rió envolviéndome en sus brazos nuevamente.

- Se te pasó el dolor de panza? -preguntó sarcástica.

- Sí... creo que fueron unos cólicos -respondí riendo.

LIZZIE

Desperté en la misma posición, como Megan abrazada. Parecía tan frágil debajo de mi remera queriendo estar en contacto siempre, pero a la vez era la persona mas fuerte que conocí.

Miré la hora, tenía que llamar al colegio nuevo para inscribir a las nenas.

- Buenos días... -dije acariciándole el pelo.

Ella respondió con un sonido entre saludo y gruñido.

- Tengo que despertar a las nenas y llamas al colegio nuevo, amor...

Se aferró más a mí.

Entonces tocaron la puerta.

- Mamá... me hacés una chocolatada? -preguntó una voz desde el otro lado.

- Sí, amor, ya voy! -dije, pero Megan no parecía tener interés en moverse.

- Puedo pasar? -volvió a preguntar quien me parecía que era Eva.

Se escuchó el ruido del picaporte intentando abrir y Megan tardó ese microsegundo en darse cuenta de cómo estaba.

Se salió rápido de mi remera y se tapó los pechos.

- Tranquila, está cerrado con llave -susurré posando mi mano sobre la suya que tapaba uno de sus pechos-. No, princesa, ya voy! -le grité a Eva.

Megan tenía una cara de cansada que me hacía querer volver a guardarla debajo de mi remera.

- Cansada por lo de ayer? -pregunté, ahora posando mis manos en su cintura.

- Un poquito...

- Cuando quieras lo repetimos, no tengo problema.

Inclinó su cuerpo hacia mi, la besé y me levanté para cambiarme.

Mientras yo buscaba una camisa, sentí sus manos recorrer mi pecho aún desnudo. Sentí sus pechos apoyados en mi espalda.

- Alguien se despertó mimosa -dije.

- Estoy recargando energía para ir a afrontar a los otros amores de mi vida.

Me puse la camisa y un jean negro, Meg seguía desnuda, ahora sentada en la cama mirándome, me recordaba a las mañanas de cuando recién comenzábamos a ser pareja, que ella me miraba cambiarme para ir al set cuando ella tenía que ir a otro más tarde.

- Te dije alguna vez cómo me pone verte con camisa? -casi susurró, me di vuelta para mirarla y sonreí.

- Cómo?

Hizo seña para que me acercara, me tomó del cuello de la camisa y en mi oreja susurró algo irrepetible.

La tomé del mentón para que me mirara a los ojos.

- Y con esa boca tan sucia vas a ir a hablarle a tus hijos?

- Son palabras sólo tuyas -respondió con una sonrisa pícara.

Con la mano que tenía libre, tracé un camino por en medio de sus senos, pasé por su ombligo hasta llegar a su intimidad, Megan hizo un movimiento sutil con su cadera, esperando mi tacto, pero sólo la rocé y me alejé.

- A cambiarse, dale -dije tras darle un beso tierno.

Pude ver su frustración en su cara y comencé a reír.

Abrí la puerta y salí, cerrándola detrás mío porque Meg seguía desnuda.

Eva me esperaba en la cocina.

- Nadie más se despertó? -pregunté.

- No, Simón estaba despierto pero no lloraba, así que lo dejé en la cuna...

Asentí y justo vi a Megan bajando las escaleras con Simón en brazos.

- Buenos días -dije sonriendo.

Ella me fulminó con la mirada pero me dio un beso en la mejilla, lo que me pareció raro e incliné mi cara como para darle un beso en los labios pero ya estaba yendo a saludar a Eva, algo tramaba.

Simón me miraba y extendía sus manos hacia mí, por lo que lo alcé mientras Megan seguía haciendo el desayuno.

- Este bombón va a querer comer algo? -pregunté mirando a Simón.

- Va a tomar teta ahora, me pidió pero estaba en la escalera, después te vio y se olvidó -respondió Meg.

Cuando el desayuno estuvo servido, fui en busca de mis demás hijas que seguían dormidas. Bajamos, yo con Matías aún en mis brazos porque le costaba despertarse.

Megan estaba dándole el pecho a Simón mientras tomaba una taza de té y Eva estaba mirando su chocolatada.

- Mamá... qué es esa marca? -preguntó Emma mirando un chupón que le había dejado la noche anterior a Megan en el pecho.

Meg estuvo tentada a mirarme, lo noté, pero en cambio miró su pecho y dijo-

-Ayer me golpeé con una esquina del mueble de la habitación cuando estaba llevando cajas... no me di cuenta de que me dejó así.

Nadie hizo más preguntas, yo la miré y la noté sonriendo con la picardía que amaba ver en ella.

Cuando las nenas se fueron a cambiarse para ir a la pileta porque hacía mucho calor, me acerqué a Meg.

- Pudiste haberle dado el otro -dije en su oído.

- El otro está peor -respondió, y cuando se alejó fingió reir para que no sospecharan nada las nenas que estaban bajando.

- Mamá, te metés conmigo? -preguntó Matías mirando a Meg.

- No voy a poder meterme estos días amor, estoy indispuesta...

Él asintió, hacía mucho que les habíamos explicado qué era la menstruación ya que era una casa de mayoría mujeres, por lo que entendía.

- Llego a usar bikini y no va a haber excusa sobre las marcas en los muslos -susurró.

-Qué distraída que estás, dándote con todos esos muebles... -dije riendo.

ELIZABETH OLSENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora