Louis estaba haciendo una fila para usar la máquina expendedora, estaba contando si tenía el dinero suficiente para poder comprar una bebida.
Las clases habían terminado y de a poco los estudiantes abandonaban las instalaciones, así que definitivamente necesitaba algo para beber en el camino.
Cuando es su turno introduce las monedas y apreta el botón C junto al número 30.
Se agacha a recoger su bebida y esta es arrancada de sus manos, un suspiro agotado se escapa de sus labios.
Estaba acostumbrado a que eso sucediera.
Joel estaba ahí frente a él, abriendo su bebida.
—Gracias, justo tenía sed— el ojiazul totalmente malhumorado toma su bebida con una de sus manos y con la que tenía libre le da un empujón.
Eso es suficiente para que el pelinegro frente a el retrocediera un par de pasos.
—Vete a la mierda— el chico gruñe y da un solo paso antes de que una mano se pusiera en su pecho.
Harry estaba ahí.
—¿Qué crees que haces?— el castaño se estremece ante su tono de voz, ¿han visto al ojiverde enojado? Daba muchísimo miedo.
Eran muy pocas las veces en las cuales se ha visto a Harry molesto, siempre era una persona tranquila y no se peleaba con nadie, pero eso cambiaba cuando molestaban a Louis.
Por esa razón eran muy pocas las personas que se atrevían a molestarlo.
—Atrévete a tocarlo y te juro que te reviento la nariz— Joel traga en seco y le da una última mala mirada a Louis, da media vuelta y desaparece del pasillo.
El rostro de Harry cambia a penas se voltea hacia a su amigo.
—¿Estás bien?— Louis suelta un suspiro y asiente para luego destapar su botella y darle un trago.
—Sí, aúnque sabes que no necesito que me defiendas— claro que no lo necesitaba, pero le gustaba que lo hiciera, su estómago se apretaba y sentimientos indescriptibles invadían su mente.
Algún día admitiría en voz alta lo que sentía por Harry.
—Lo sé, pero no puedo evitar no hacerlo— Louis sonríe y acomoda la mochila en su hombro.
Ambos comienzan a avanzar juntos, era Jueves, mañana tenían un par de clases y quedarían libres, el ojiazul estaba intentando darse ánimos para invitar a Harry a ver alguna película.
Pero luego recuerda que el ojiverde trabajaría durante el Viernes y Sábado, pero lo podría posponer para el Domingo.
—¿Te parece si vemos una película el Domingo?— Harry no lo piensa mucho y asiente aceptando, para él era algo tan simple, pero para Louis significaba muchísimo.
—Claro, me gusta pasar tiempo contigo— el ojiazul muerde su labio inferior con fuerza y apreta sus puños ante el extraño cosquilleo que había sentido.
—Genial, sí— se da un golpe mental y suelta un suspiro.
Ambos ya estaban cerca de sus hogares, sólo debían pasar por el parque y el camino se habría terminado.
—Me iré al bar a las 21:30, para estar allá a las 22:00, ¿irás directo a mi habitación? Puedes ver películas un rato y luego supuestamente quedarte dormido antes de las 22:30.
Louis recuerda todo, sabía lo complicado que era el padre de Harry y lo que menos quería era perjudicarlo.
—Estaré ahí a penas te vayas, no te preocupes— Harry suelta un suspiro aliviado y abraza a Louis por los hombros.
Mierda.
Louis había dejado de respirar.
El contacto dura poco, porque Harry se detiene a mitad de camino y recoje un diente de león del pasto.
El ojiverde realmente no entendía por qué Louis los amaba tanto, siempre lo veía soplar uno después de pedir un deseo.
Harry sinceramente no confiaba en que algo se pudiera cumplir sólo con pedirlo, él no creía en nada, no tenía esperanzas.
Su vida era jodida y lo había aceptado, sabía que si él no hacía algo para cambiarlo, nadie lo haría por él.
Así que jamás deseaba algo.
Soplaba las velas de su cumpleaños sólo para complacer, no le interesaban las estrellas fugaces y no creía en los dientes de león.
—Ten, sé que te gustan— Louis mira el diente de león y una sonrisa se forma en sus labios, toma este entre sus manos y sin dudarlo mucho acerca este a su rostro.
Cierra sus ojos y luego sopla, el diente de león se desintegra y cada semilla se va volando.
Harry estornuda y Louis abre sus ojos, ríe suavemente y deja caer el tallo de la planta al pasto.
—¿Qué es lo que deseas?— el ojiazul se encoge de hombros, obviamente no le diría.
—Si te cuento no se cumplirá.
Bueno en eso tenía razón, Harry respetaría eso.
—Espero que lo que deseas se cumpla algún día— Louis se queda observando el perfil de Harry durante unos segundos.
Con cada paso que daban, los ojos de Harry se apagaban, sus facciones se volvían neutras y Louis... De verdad no entendía por qué ocurría eso.
Le preocupaba, pero Harry era demasiado cerrado, tenía miles de muros contruidos a su alrededor y cuando creía que este al fin se estaba mostrando tal cual es, se encuentra con otra pared.
Harry era gris y al ojiazul le encantaría verlo con miles de colores.
—Yo también espero que se cumpla algún día.
Harry asiente y se detiene en su hogar, empuja la reja y le da una última mirada a Louis, un intento de sonrisa aparece en sus labios.
Así que Louis sólo se despide con su mano y ve entrar al ojiverde en su hogar.
No tenía que ser muy inteligente para saber que Harry odiaba estar en ese lugar, hacía lo posible para estar lejos de casa y juntaba el dinero para irse lo antes posible.
¿Pero por qué?
Louis nunca vió otros indicios aparte de que el padre del ojiverde era alcohólico, bueno... De todas formas eso era más que suficiente para querer irse.
Sin darle muchas vueltas al asunto camina hasta a su hogar, también empuja la reja y antes de entrar, le da una mirada al cielo.
“Deseo que Harry algún día me vea como algo más que un amigo. ”
Por favor.
ESTÁS LEYENDO
Dandelions |Larry Stylinson|
FanfictionLouis y Harry eran amigos desde pequeños, los balcones de sus habitaciones estaban uno frente al otro y fueron muchísimos días y noches en donde las risas cómplices se volvieron infinitas. Ya en su adolescencia, Louis no se conformaba con sólo tene...