Capítulo 14.

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Harry no podía asimilar lo que había pasado entre él y Louis, sus labios aún hormigueaban recordándole como su corazón se había acelerado y como su mente se había apagado.

Se había sentido tan liviano y todo el mundo a su alrededor desapareció por un par de segundos, porque sólo eso duró, un par de segundos.

El ojiverde se había separado del ojiazul y no lo había mirado a los ojos, no podía.

Eso nunca debió pasar, el castaño ya estaba lo suficientemente involucrado en su vida y si se volvían algo ya no habría vuelta atrás.

Louis se había sentido como la mierda cuando vió el rechazo de Harry, se sentía tan culpable y temía que su amistad se acabara a causa de su incompetencia.

—Harry yo... — el ojiverde niega con su cabeza y eso le quita toda la valentía, siente un nudo formarse en su garganta y el típico ardor en sus ojos.

Lágrimas silenciosas se deslizaban por sus mejillas, sus piernas tiemblan y como puede llega hasta su cama para poder sentarse.

—No pasa nada Louis, olvidemos esto ¿sí?— eso debería haberlo aliviado, pero se sintió como si retorcieran un cuchillo en su corazón, por lo cual no puede evitar sollozar.

Harry traga en seco y rápidamente se posiciona frente a Louis, le dolía verlo así por culpa suya, pero esta era su manera de proteger al ojiazul de la mierda de vida que tenía.

—No llores, todo estará bien, mírame— el castaño niega con su cabeza, no se sentía capaz de levantar la mirada— vamos Lou, mírame.

Con ambas manos toma el rostro del castaño para poder llamar su atención.

Finalmente logra hacerlo y su corazón se apreta al ver los ojos enrojecidos de Louis, habían rastros de lágrimas sobre sus mejillas y se veía tan destrozado.

Es ahí en donde Harry cae en cuenta que ese precioso chico tenía sentimientos por él y su lado egoísta se emociona por eso.

Pero su lado racional lo hace entrar en razón, no podía corresponderle aunque se muriera por hacerlo, no podía hacerle eso a Louis.

No podía hundirlo con él.

—Ya shhh— murmura de forma baja y con sus pulgares limpia las lágrimas, Louis pestañea un par de veces y le hubiera gustado tener la valentía de apartarse del toque de Harry, pero la verdad es que se sentía tan bien— no pasa nada.

—Lo siento— a penas se puede escuchar su disculpa, Harry quiere decirle que no tenía que disculparse, jamás debe disculparse por sus sentimientos.

—¿Quieres hablarlo?— Louis niega de inmediato y Harry respeta eso, toma uno de los vasos de jugo de la mesa del ojiazul y se lo entrega— toma un poco, te calmará.

Louis le da un par de tragos y suelta un suspiro.

—Intentaré dormir— anuncia y el ojiverde se aleja de él para darle espacio, Louis baja la bandeja al suelo y gatea por sobre la cama, se acomoda en su lado y muerde su labio inferior con fuerza, al punto de casi romperlo.

Harry tenía su mente hecha un lío y temía haberla jodido con Louis, pero ¿que podía hacer? ¿corresponderle?

Ojalá fuera así de fácil.

El ojiverde había perdido todo el apetito, así que toma el control y apaga la televisión, seguido apaga la luz de la habitación del castaño y duda en sí debía recostarse a su lado otra vez.

Quizás lo mejor sería que se fuera a su casa.

Asiente para sí mismo y a tientas busca su mochila, cuando la toma camina hacia donde había dejado su uniforme y lo guarda sin cuidadado.

Louis se incorpora un poco al notar el ruido que estaba causando el ojiverde y cuándo lo ve guardar sus cosas se siente peor.

—No te vayas.

Harry se queda quieto en su lugar y mira por sobre su hombro a Louis.

—No creo que quieras que me quede, siento que necesitas espacio— murmura antes de tomar sus cuadernos y guardarlos en su mochila.

—Pero no quiero que te vayas— susurra con suavidad, quería cuidar de Harry, quería verlo dormir durante horas, quería que comiera lo suficiente.

—Louis, creo que ambos tenemos que pensar— confiesa y eso para el castaño se siente como un balde de agua helada.

Harry le da una última sonrisa antes de abandonar su habitación, el ojiazul le habría acompañado, pero había quedado paralizado ante lo que había dicho.

¿Qué significaba eso? ¿lo perdería?

La idea le aterraba, la había jodido.

Louis nota como las luces de la habitación de Harry se encienden y camina hacia su ventanal, vuelver a morder su labio inferior y apoya su frente contra la ventana.

Se había sentido tan valiente cuando estuvo cerca de Harry que ni siquiera pensó en las consecuencias y le dolía.

Le dolía porque probablemente iba a suceder lo que siempre temió, el ojiverde se alejaría.

De pronto cae en cuenta que su deseo no se había cumplido.

Si alguna vez pensó que había logrado atravesar el laberinto de paredes que tenía Harry alrededor de su corazón estaba muy equivocado.

Había retrocedido hasta el principio otra vez y con ese vil sentimiento vuelve a su cama, estaba seguro que al dormir dejaría de sentir tanta tristeza.

Harry estaba sentado en el borde de su cama, entre sus manos tenía la fotografía que había obtenido ayer y lamentaba de sobremanera lo que había sucedido hace un par de minutos.

Joder.

Amaba a Louis, lo amaba tanto que dolía, pero jamás podría estar con él.

Se sentía tan roto, le faltaban miles de piezas y Louis no merecía a alguién así, merecía a una persona mil veces mejor.

Hasta él mismo se despreciaba a veces, pero nunca lo decía en voz alta.

¿Qué iba a lograr quejándose? Nada, por eso buscaba soluciones, la mayoría de sus problemas parecian tener solución, pero ya el tema de su corazón era aparte.

No sabía amar, no creció en un ambiente en dónde lo amaran y sentía que no merecía sentir un acto tan puro como ese.

Pero cuando veía a Louis, cuando este lo abrazaba sin avisarle, cuando reía de sus chistes malos y lo esperaba para ambos irse juntos a casa... Llegaba a creer que si merecía un amor así.

Louis siempre estuvo ahí y para Harry fué inevitable no enamorarse de él.

Quizás algún día se atrevería a decirlo en voz alta.

Pero ese día no sería hoy.

Dandelions |Larry Stylinson|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora