Capítulo 42.

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Amelie estaba esperando pacientemente a que Louis hablara primero, y a decir verdad la madre del castaño tenía una gran paciencia, pero ya iba en su segundo postre y su hijo aun no se dignaba a hablar.

—¿Me vas a decir qué es lo que te preocupa?— la cuchara con helado queda a mitad de camino ante la pregunta, el castaño vuelve  a bajar su mano y aparta la mirada.

¿Tan predecible era?

—Tengo un mal presentimiento— Amelie alza ambas cejas ante eso y deja todo de lado para prestar atención.

—¿A qué te refieres?

—No lo sé, me siento en un constante déjà vu, es extraño.

—Bueno... Si sientes que tienes que estar en alerta, entonces prepárate, confía en tus instintos para que logres ver con claridad que es lo que está mal.

Louis asiente ante el consejo de su madre y finalmente puede llevar la cuchara de helado a su boca, joder, como amaba el helado de vainilla.

—Aparte de eso, ¿Todo bien?

—Todo bien.

Amelie sonríe y muerde una de las tantas galletas que tenían, jamás pensó que extrañaría tanto el desorden de Louis.

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Harry vuelve a su casa al final del día, estaba agotado y con los ojos un poco irritados, su plan inicial era ir directamente a la habitación que estaba cumpliendo la función de ser su espacio privado y dormir.

Quería dormir un montón.

Pero se ve detenido por sí mismo cuando ve a Elena sentada en el sillón del lugar con dos kilos de helado entre sus manos, sus ojos derramaban lágrimas mientras veía una película en el televisor.

Harry alza una de sus cejas y observa la película, ¿Titanic? ¿Era en serio?

—Ya nadie llora por Titanic— la voz de Harry se cuela de repente y Elena se asusta en su lugar, mira al rizado y suelta un suspiro.

—Creo que soy una de las pocas personas que aún lo hace— el ojiverde sonríe de medio lado, eso había suficiente conversación para él, pero luego recuerda las palabras de Louis y de cierta forma sentía que se lo debía.

Así que también para su sorpresa, se siente al lado de su madre.

Ella también se sorprende ante la acción, no se lo esperaba para nada.

—Creo que tenemos que hablar— de pronto ya no se podía escuchar la película de fondo, la madre de Harry había apagado el televisor a pesar de que era una de sus películas favoritas, no podía creer que finalmente hablaría con su hijo.

—Sí, sí— susurra e intenta buscar la tapa del helado, el corazón lo sentía casi en la garganta, sus manos temblaban y sentía que la voz no le saldría correctamente.

Una manos se pone sobre las suyas y baja la mirada a estas.

—No me iré a ningún lado, tómalo  con calma— Elena asiente y suelta un suspiro— genial, supongo que necesito escucharte.

Y Harry por primera vez se pone en los zapatos de ella y él le cuenta con detalles su versión de la historia, ambos ahora se entendían, se dieron el tiempo de analizar la situación y de como el intermediario que era George, los había logrado separar.

—¿Entonces siempre me mandaste cartas?

—Siempre, hasta que me pediste que no lo hiciera.

—Yo jamás te pedí eso.

—Ahora lo sé, pero en ese momento no lo sabía.

Harry asiente con lentitud, era demasiado información que procesar.

—Louis sigue siendo el gran chico que recuerdo— Harry pone sus verdes ojos sobre ella y sonríe, él podía hablar durante mucho tiempo de Louis.

—Lo es.

—Me encanta que estén juntos— y el ojiverde sorprendentemente se emociona ante eso, siempre esperó a que algún familiar suyo le dijera algo parecido, él nunca "salió" del closet y tampoco le interesaba los pensamientos de los demás.

Pero muy en el fondo, Harry quería un montón a su madre y ahora al saber la verdad era como si todos los candados que tenía alrededor de esos sentimientos hubieran sido abiertos.

—Gracias.

Elena asiente y se levanta de su lugar, va a la cocina por otra cuchara y se la tiende el ojiverde, este la toma sin dudar y ambos en silencio comienzan a comer mientras veían la película otra vez.

De pronto, madre e hijo se encontraban llorando frente al televisor y Harry se une al club de las personas que lloraban con Titanic.

Harry se siente cómodo al lado de su madre, por primera vez se siente entendido y querido con un familiar y le agrada la sensación, le gusta en demasía, así que no lo duda cuando ya estaba recargando la cabeza en el hombro de su madre.

—¿Te puedo decir algo?— Elena tararea indicándole que si podía— todo hubiera sido perfecto si no me hubieras traído hasta aquí, lejos de Louis.

—Lo siento por eso, mi última intención fué separarte de él, pero el juez encontró necesario alejarte del lugar de los hechos y yo me hubiera demorado en cerrar todo aquí y mudarme allá— Harry asiente, eso lo entendía, claro que lo hacía.

Pero en el fondo le hubiera gustado quedarse junto a Louis.

—Así como Louis viajó para verte, tú también lo harás, te regalaré un boleto ¿está bien?— el ojiverde sonríe ampliamente, la idea le encantaba.

—Te cobraré la palabra.

Elena asiente y vuelve a poner su atención en la película.

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—¿Y supiste algo de Harry?— Zayn niega con su cabeza ante la pregunta, incluso no podía creer lo tonta que había sido esta, es decir, supuestamente Harry no tenía celular, como se suponía que va a comunicarse con él—¿alcanzó a llegar al aeropuerto?

—Dios Liam, no lo sé, ¿tú pudiste hablar con él?

—¿Cómo voy a hablar con él si no tiene...?

—Entonces no hagas preguntas tontas— Liam alza sus manos ante esto.

—¿Sabemos dónde vive?

—No.

—¿Fracasamos como amigos?

—Sí.

—Oh.

Ambos adolescentes se miran y no pueden evitar reír, eran un desastre, un completo desastre, ahora sabían que tenían conocer más a fondo a Harry para cuando volvieran a ocurrir este tipo de cosas, así estarían preparados y sabrían donde encontrarlo.

Dandelions |Larry Stylinson|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora