Capítulo 37.

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Louis no quería irse, le había encantado estar esa semana compartiendo con Harry y ahora que sólo quedaba un día para que se marchara lo tenía inquieto.

Se había levantado más temprano de lo normal y había ido a la cocina por una taza de té, el ojiazul se sorprende cuando ve a Elena sentada en un taburete con una taza humeante entre sus manos.

—¿No puedes dormir?— la lenta voz de la mujer rompe el silencio y Louis asiente con lentitud— ¿té o café?

El castaño ve como la madre de Harry pone a calentar el agua y sonríe de medio lado, eso era considerado de su parte.

—Té.

—Buena elección.

El ojiazul se sienta frente a ella y ambos vuelven a sumergirse en un silencio desalentador, no sabían de qué hablar y Louis sentía que sería muy maleducado si se iba en ese momento.

—¿Cómo está él?— a Louis le cuesta entender la pregunta y cuando lo hace frunce ligeramente su ceño.

—¿Harry?— cuando Elena asiente el ojiazul alza ambas cejas— vive con usted, debería saberlo.

—No hablamos mucho la verdad, tampoco lo veo seguido por aquí— murmura en forma baja y Louis golpea con la punta de sus dedos la mesa— y es entendible.

—¿Por qué lo hizo?— Elena se sorprende ante la pregunta y Louis también lo hace, no lo había pensado cuando ya la pregunta había abandonado sus labios, juraba que la pregunta se había quedado en su mente,

—No lo sé... Todo estaba complicado en esos tiempos— comenta en forma baja y el ojiazul puede notar que Elena se expresaba de la misma forma que Harry, hablaba con inseguridad sobre sus problemas.

—Me gustaría realmente entenderla, pero es difícil hacerlo sin saber por qué lo hizo.

—No era feliz junto a George, nunca lo fui, él siempre fué un idiota, por cualquier cosa o motivo me rebajaba y humillaba— Louis alza ambas cejas ante eso, estaba sorprendido— mis padres me habían dado la espalda por haber quedado embarazada tan joven, no pude terminar mis estudios— el ojiazul se iba a levantar para hacer su taza de té, pero Elena se levanta primero.

Louis decide volver a sentarse en su lugar.

—La idea principal era haberme ido junto a Harry, pero él no paraba de hablar de ti o de Amelie, los amaba a ambos y sabía que si me lo llevaba le rompería el corazón, por lo cual decidí irme para terminar mis estudios, obtener un trabajo estable y traerme a Harry, no iba a ser durante mucho tiempo, pero todo se complicó— Louis toma la taza que había sido deslizada a su dirección— todo eso iba explicado en las cartas.

—¿Cartas? ¿cuáles cartas?— Elena alza la mirada hacia a Louis ante la mención.

—Semanalmente sin falta le mandaba una carta a Harry, desde que me fui— ella al ver la sorpresa en el rostro de Louis, supo lo que había pasado— jamás fueron entregadas, ¿cierto?

—Me temo que no.

—Las cartas eran respondidas algunas veces, antes de que comenzara este año le había enviado una carta a Harry en donde le indicaba que iría por él, me demoré años en lograr todo lo que quería, pero sentí que él y yo estábamos bien porque me respondía y me decía que no me preocupara, que me tomara el tiempo que fuera necesario— la mirada de Elena baja a la mesa y cierra sus ojos con fuerza, el ojiazul podía ver como sus manos temblaban— él me respondió diciendo que no quería saber nada de mí y que no me acercara, después de eso seguí mandando cartas pero ya no fueron respondidas.

—Harry jamás tuvo esas cartas en sus manos, lo único que tenía de usted era un antigua fotografía.

—Ahora todo tiene sentido, con razón me odia tanto— la madre de Harry oculta su rostro entre sus manos— no quise acercarme a él directamente porque tenía miedo a su rechazo, debí haberlo intentado más, debí haber hecho más cosas, me cegué con darle un buen futuro a Harry y pensé que con enviarle cartas, fotografías y dinero sería suficiente.

¿Dinero?

Mierda.

—Elena... El dinero tampoco llegó a las manos de Harry, incluso él trabajó durante mucho tiempo para poder pagar la Universidad— ante eso Elena se siente aun peor, su hijo había tenido que buscar soluciones por su cuenta.

—No puedo creerlo...

Louis se siente mal en ese momento, la madre de Harry confió plenamente que la persona que le respondía las cartas era su hijo.

Quizás ella no estuvo al lado de Harry durante años, pero estuvo presente, enviaba cartas, enviaba fotografías, enviaba dinero para que Harry pudiera utilizarlo.

—¿No intentaste llamar?

—Siempre marcaba al número de la casa pero nunca me respondieron, pregunté un montón de veces en las cartas por el número de Harry y jamás me lo dieron.

—¿Por qué no intentaste con nosotros? ¿con mamá?

—Pensé que las cosas estaban bien entre Harry y yo, no lo vi necesario.

Ahora Louis de verdad la entendía y le dolía saber que las cosas entre ella y Harry estaban mal por la culpa del bastardo que tenía como padre el ojiverde.

En esa semana que llevaba en California, pudo notar que Elena había logrado fundar una editorial y ahora al saber su historia, de como tuvo que terminar sus estudios y se fué sin nada en las manos, es... Increíble.

Cometió el error de dejar a Harry, sí, pero ella pensó que estaría bien.

Era entendible que no quisiera habérselo llevado con ella porque no sabía como habría resultado su futuro, ella podía aguantar el hambre pero él no.

Y cuando las cartas eran respondidas ella juró que todo estaba bien, había logrado formar un buen futuro para Harry e iba a ir por él cuando se le fué negado.

Cometió un solo error.

Confiar en George, porque ella jamás quiso desaparecer por completo de la vida de su hijo.

—Tiene que hablar con él— Elena asiente sin muchos ánimos, en su rostro podía verse el cansancio, las noches en vela y la preocupación.

—Es lo que más quiero, pero no quiero presionarlo.

—Harry se ha vuelto así de cerrado, tiene que contarle muchas cosas que a mi no me conciernen, pero supongo que ya las sabe porque las escuchó en el juicio— Elena asiente y lleva el frío café a sus labios para darle un trago.

En ese momento Louis recuerda su taza de té y le da un pequeño trago.

—Lo sé, cuando él quiera hablar estaré lista.

El ojiazul de verdad que Harry por lo menos le diera una oportunidad a Elena de ser escuchada.

Dandelions |Larry Stylinson|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora