Capítulo 19.

1.8K 223 15
                                    

Louis definitivamente estaba orgulloso de Harry, podía sentir lo difícil que fué para el ojiverde declarar y lo bueno es que lo habían logrado, la policía no le dió muchas vueltas al asunto y actuaron rápido al notar como Amelie respaldaba al adolescente.

Así que estaba hecho, debían ir al hogar de Harry para que este sacara sus pertenencias, por lo cual una patrulla de servicio los seguía de cerca.

La lluvia no había disminuido ni un poco, así que el asfalto estaba siendo un poco traicionero durante esa tarde.

Harry suelta un suspiro cuando se detienen frente a su hogar, su cuerpo temblaba y no era por el frío, estaba aterrado, aunque se sentía un poco más reconfortado al saber que esta vez no entraría solo.

—Bien, es la hora— susurra Amelie y mira al ojiverde a través del espejo retrovisor, el rizado asiente y se baja del auto.

La madre de Louis lo sigue de cerca y dos policías también se les une, le habían pedido al ojiazul que se quedara fuera de esto, pero el simplemente no podía quedarse de brazos cruzados y menos vendarse los ojos.

Iría.

Toma un respiro antes de abrir la puerta del vehículo, trota hacía la puerta de la casa de Harry y se alivia cuando nota que todo está bajo control.

Harry no se veía por ningún lado y su madre estaba en el primer piso junto a la policía, George; el padre de Harry parecía no interesarle lo que estaba sucediendo.

Sólo estaba sentado en un sillón individual mientras fumaba un cigarrillo, no había ningún cenicero cerca y los residuos caían al suelo sin ningún cuidado.

La mente de Louis se llenan con imágenes de la espalda de Harry, no podía creer que ese idiota estuviera tan tranquilo, ¿Qué clase de monstruo era?

Cierra sus puños con ambas manos y antes de que pudiera hacer algo de lo que se llegara a arrepentir, Harry baja las escaleras con un bolso colgado a su hombro. El ojiverde intentaba mantener su mirada al frente, pero le era difícil, así que sin realmente pensarlo dos veces voltea a ver a George.

Harry se estremece cuando ve el cigarrillo entre los dedos de la persona que más le ha hecho daño a lo largo de su vida, de todas formas se sentía aliviado, esperaba que le gritara o por lo menos que lo intentara golpear.

Pero al parecer era más inteligente que eso, una nueva cualidad que no conocía.

—Y terminaste siendo lo que más temías— la voz del padre de Harry rompe el silencio del lugar y todos se mantienen expectantes, incluso su hijo— te convertiste en tu madre.

Para Harry escuchar eso fué como un golpe directo en el estómago, sabía que no era verdad, sabía que no eran situaciones iguales, pero estaba huyendo, como su madre.

—No lo escuches, jamás serás como tu madre— la voz de Louis se escucha alta y clara, Harry pone sus ojos sobre él y el ojiazul le tiende una mano.

El ojiverde ve el gesto y sin dudarlo avanza hasta a él para tomarla, George lleva otra vez el cigarrillo a sus labios y le da una calada.

—En un mes más deberá presentarse frente al tribunal— un policía le entrega la citación y al notar que el sujeto no la tomaría la deja en la mesa de centro que estaba frente a el.

Amelie le da una última fría mirada a su vecino y se voltea, pone sus manos en los hombros de ambos adolescentes y los lleva a la salida.

—Harry se quedará en el departamento que tenemos cerca del centro de la ciudad y Louis, lo hablé con tu padre a través de mensajes de texto— el castaño mira por un momento a su madre y esta le da una pequeña sonrisa—estamos de acuerdo con que te quedes con Harry, pero iremos a visitarlos mínimo tres veces a la semana.

El castaño asiente un par de veces, de todas formas si no lo hubieran dejado ir se hubiera escapado por la ventana.

Harry deja su bolso en el maletero del auto y Louis no sabía que hacer en ese momento, ¿Debía preparar sus cosas ahora?

—La prepararé yo por ti, no te preocupes, te iré a dejar tu maleta en un par de horas junto a tu padre y llevaremos algo para comer— el ojiazul suelta un gran suspiro y sin dudarlo abraza con fuerza a su madre, joder, sin ella nada de esto habría sido posible.

—Gracias mamá, eres la mejor.

Harry se acerca a ambos con pasos dudosos, tenía sus manos dentro de la chaqueta impermeable que le había prestado Louis y su cabello estaba siendo protegido por un cálido gorro de lana.

Amelie mira al ojiverde y no duda en tomarlo por el brazo para acercarlo a ellos, lo une al abrazo y Harry no puede sentirse mejor.

—Bien, vamos antes de que la lluvia vuelva a ponerse insoportable— los tres se separan y vuelven a subirse al auto, Amelie tenía muchas cosas que hacer durante ese día.

Así que intenta desocuparse lo antes posible, debía leer la situación de Harry con profundidad y ver si definitivamente le darían el caso o no, también debía hacer la maleta de su hijo y limpiar el desastre que esta había dejado en la sala de su hogar.

De solo pensarlo ya sentía lo cansada que iba a quedar, pero ver a su hijo aliviado y a Harry a salvo valía la pena.

Esperaba que todo esto se solucionara de una buena vez, Harry sólo debía aguantar hasta entrar a la Universidad, literalmente después de eso sería libre, ninguno de los dos chicos sentados atrás sabía lo que estaba planeando.

Pagaría el abogado de Harry en caso de que no se lo dieran a ella por apego emocional y si tampoco quedaban como su familia temporal intentaría que quedara con la mejor familia temporal existente.

Amelie se mantiene en silencio todo lo que resta del camino y finge no ver como su hijo apoya su cabeza en el hombro de Harry, también finge no ver como ambos tenían sus manos entrelazadas y se otorgaban suaves caricias.

Definitivamente ese par estaba colado el uno por el otro y esperaba que hablaran luego sobre sus sentimientos, ya no tenían tiempo que perder.

Dandelions |Larry Stylinson|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora