Capítulo 41.

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En sí la vida suele ser injusta, injusta porque permite que terceras personas entren en la vida de alguién más ocasionando caos y malos entendidos.

Lamentablemente Lucas era ese caos personificado en la relación de Louis y Harry.

Pero de eso se trata la vida ¿no?, Luchar por lo que quieres hasta que ves resultados y si te rindes a medio camino, no mereces eso por lo que tanto luchaste.

Harry ya había luchado suficiente a lo largo de su corta vida y este jamás se rendiría con facilidad, Louis era bastante paciente y perseverante, era muy difícil que su llama se apagara.

¿Entonces qué sería un poco de caos en su relación? Nada.

Absolutamente nada.

El ojiazul baja del avión y a penas vuelve a activar su internet, un montón de mensajes llegan a su celular, frunce ligeramente su ceño y nota que eran del número de Harry.

Louis no alcanza a presionar los mensajes cuando una llamada se hace presente en su pantalla.

Suelta un suspiro y contesta, lo primero que iba a preguntar el castaño era cómo había logrado llamarlo.

—¡Lo siento, lo siento, lo siento!— Louis puede detectar la respiración agitada de Harry junto con ese característico temblor en su voz, estaba llorando— ¡lo siento tanto!

—Harry... — la línea se queda en silencio durante un par de segundos y el castaño cierra sus ojos— no tienes de que disculparte.

—Te dije que estaría ahí y no lo estuve— el susurro a penas se puede escuchar— soy el peor, realmente lo soy.

—Basta.

—No.

Louis odiaba cuando Harry lloraba y sobretodo ahora que estaba a miles de kilómetros y no podía abrazarlo.

—Entiendo que no hayas podido venir, no pasa nada— Louis mira a su alrededor buscando un asiento libre en el cual sentarse y cuando lo hace va hacía ese lugar.

—¿Louis?

—Dime.

—Te amo.

El castaño pone su mirada en el suelo e inevitablemente sonríe, adoraba la sinceridad con la que Harry podía hablar.

Últimamente todas las palabras que salían de la boca de Harry desbordaban verdad y honestidad, sentía que este jamás podría mentirle y si lo hiciera, lo conocía lo suficiente como para notarlo.

Su voz temblaba al final de cada oración, suele rascarse el brazo izquierdo y apartar la mirada.

—Yo también te amo.

Escucha un suspiro al otro lado de la línea y luego el molesto ruido de un papel.

—¿Estás comiendo algo?

—Uhm, sí, la chica del aeropuerto me dió un par de dulces cuando me informó que tu vuelo ya había salido.

El ojiazul muerde su labio inferior, podía sentir como Harry hablaba un poco extraño por tener el dulce en su boca.

Lo encontraba adorable.

—Entonces sí fuíste.

—Pero llegué tarde— el ojiazul hace una mueca y vuelve a alzar su mirada, sus ojos se topan con los de su madre.

—No te preocupes por eso, ahora explícame... ¿Cómo es que me estás llamando?

—Acabo de comprar un teléfono.

—¿De dónde sacaste el dinero?— el castaño se levanta y arrastra su maleta hacia su madre, la había extrañado.

—De mis ahorros.

A penas el ojiverde responde eso detiene su caminata abruptamente.

Harry jamás había tocado ese dinero, ni aún cuando sentía que no podía soportar un día más los maltratos de su padre, eran los ahorros para sus estudios.

Había estado durante años ahorrando para él mismo pagar su Universidad y Louis no podía creer que había tocado ese dinero para comprarse un celular y comunicarse con él.

—¿Por qué lo hiciste?

Harry podía sentir el tono sorprendido del castaño y lo entendía.

—N-no lo sé, no podía soportar el hecho de no poder hablar contigo, no nos despedimos y estaba a punto de romperme, sólo busqué una solución.

Louis suelta su maleta y pasa una de sus manos por su rostro, su madre lo ve un poco confundida y abre sus labios para preguntar algo, pero el castaño alza una de sus manos y le indica que le espere un momento.

—Harry, no debiste...

—Ya lo hice, de todas formas necesitaba comprarme uno nuevo— Louis refriega uno de sus ojos y ya simplemente lo deja ser.

—Bien, ¿seguirás usando este número?

—Creo que eso es obvio.

Y ahora ambos no sabían en que momento las sonrisas habían vuelto a sus rostros junto al sarcasmo en sus oraciones.

—Eres un idiota.

—¡Hey!— Louis ríe con suavidad y vuelve a poner sus ojos sobre su madre, ella seguía ahí, pero estaba vez estaba cruzada de brazos y le daba una mirada inquisidora—¿estás con tu madre?

—Sí y me parece un buen momento para pasartela— el castaño le entrega su celular a Amelie y ella lo toma, le da una última mirada fulminante a Louis antes de contestar.

—¡Harry! ¿cómo has estado?— en ese momento el castaño se pierde en sus pensamientos.

Jamás podría decepcionarse de Harry, jamás podría realmente enojarse con él.

En el vuelo lo había intentado, pero no había caso, la tristeza estaba en él, sí, pero era porque la vida parecía ponerse en contra de él al no permitir que Harry pudiera ir a despedirlo.

De la nada muchos obstáculos se presentaron y habían estado jugando con su cabeza.

Ahora extrañaba a Harry de sobremanera, la semana que pasó junto a él había sido fenomenal.

Se sintió tan cálido a su lado y ahora volver a Doncaster era como sentir un frío viento recorriendo su espalda.

Finalmente el teléfono es puesto otra vez en sus manos y se lo vuelve a llevar a su oído.

—Cuídate amor, estaremos al habla— Louis se despide en voz baja y termina por colgar la llamada.

—¿Tenías esa cara por qué Harry no fué a tiempo al aeropuerto?— Louis estira su labio inferior en un puchero y su madre lo rodea con sus brazos en un abrazado que le gritaba “hogar.”

—Te extrañé.

—Y yo a ti, ahora vamos, pasaremos a comer algo.

Louis no se niega ante eso, amaba salir a comer con su madre y necesitaba ponerse al día con ella, debía contarle sobre ese sentimiento que le apretaba el pecho y como le carcomía la mente indicándole que algo no estaba bien.

Dandelions |Larry Stylinson|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora